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La recomendación de las autoridades sanitarias es celebrar en la casa, ojalá en grupos que no superen las seis personas, y en espacios con ventilación adecuada. Mantener el uso del tapabocas y el lavado frecuente de manos, otras ‘armas’ para tener al nuevo coronavirus lejos de la familia. | Foto: El País

NAVIDAD

Navidad en pandemia: así cambiarán las costumbres en Cali por unas fiestas inéditas

Este fin de año será una época de más misas que las habituales, aunque sin saludos de paz. No habrán conciertos ni eventos masivos ni fiestas de empresas, tampoco toros.

29 de noviembre de 2020 Por: Santiago Cruz Hoyos / Editor de Crónicas de El País

La primera Navidad en pandemia que vivirá Cali desde hace un siglo será una época en la que los sacerdotes ofrecerán misas más a menudo. Por lo menos ese es el plan del padre José González en su parroquia, Santa Filomena, una de las más pequeñas de la ciudad. Incrementar las eucaristías durante diciembre es una manera de evitar las aglomeraciones, “porque no queremos que la Iglesia sea un foco de propagación del nuevo coronavirus”, dice el sacerdote.

El Covid–19 ha obligado a modificar algunas tradiciones religiosas. En las misas ya nadie se da el saludo de la paz –extender la mano es un pecado mayor en estos tiempos- y en cambio el párroco recorre la iglesia haciendo venias. La hostia se pone sobre las manos de los feligreses y no en la boca, con el cuidado de los buenos cirujanos, para evitar el mínimo roce.

El padre José asegura también que este diciembre será uno con más novenas que las habituales. Él programará una en la mañana y otra en la tarde o en la noche, con la misma lógica de ofrecer horarios para acercarse a Dios sin que nadie se amontone.

–Y desde hoy, domingo 29 de noviembre, cuando comienza el tiempo de Adviento, la preparación espiritual del nacimiento de Jesús que termina el 24 de diciembre, vamos a hacer el pesebre, a arreglar las cosas externas, pero también las del corazón – agrega el sacerdote, cuyas oraciones tal vez ayuden a una ciudad donde al día, en promedio, están muriendo quince personas a causa del Covid–19, y el 63% de las Unidades de Cuidados Intensivos permanecen ocupadas.

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Según los datos de la Secretaría de Salud Municipal, en la ciudad los contagios del nuevo coronavirus aumentan más rápido que en Bogotá, lo que ha encendido las alarmas de los epidemiólogos.

Por eso las fiestas de fin de año de las empresas fueron prohibidas por la Alcaldía. También los conciertos públicos o privados, así como las verbenas y 81 encuentros comunales. La Junta Directiva de la Plaza de Toros Cañaveralejo anunciará además que en esta Navidad no habrá temporada taurina.

Lo que llama la atención es que, pese a que la Alcaldía decretó la alerta naranja por el aumento de los contagios, la controvertida Feria Virtual sigue adelante. El 25 de diciembre se realizará el salsódromo con 1400 bailarines, que se darán cita en el Coliseo El Pueblo.

Alex Zuluaga, gerente de Corfecali, que se encarga de organizar el evento, asegura que los bailarines no estarán al mismo tiempo en escena –“máximo saldrán 180 por cada acto y estarán en un espacio lo suficientemente grande para garantizar el distanciamiento social”, pero no parece muy coherente que mientras en la ciudad se prohíban los eventos masivos, la Alcaldía realice uno con más de 1400 personas, contando, además de los bailarines, el personal de logística y de salud, que se encargará de tomar las pruebas de covid.

Y otro evento el 28 de diciembre, cuando se realizará el Festival del Cali Viejo, con otras 1200 personas distribuidas en 30 comparsas.

Dos días antes, el 26, se hará el Encuentro de Melómanos y Coleccionistas, que contará con la orquesta cubana Sierra Maestra, y bandas locales. El encuentro será instalado en la Antigua Licorera.

El 27 de diciembre se realizará el concierto Somos Pacífico, en el Parque de la Salud. Habrá un ‘concierto alternativo’ el 29 de diciembre, y la Feria se cerrará el 30 con un concierto llamado ‘El mundo le canta a Cali, y Cali le canta al mundo’, con tres orquestas internacionales y agrupaciones de la región.

Eso, si los contagios no aumentan ante tanta fiesta y encuentros familiares que se avecinan, como el 7 de diciembre, Día de las Velitas, o el 24, la Navidad, o la despedida tan esperada de este 2020, el 31. Algunos ya se preguntan qué tanta pólvora le meterán a los años viejos para decirle adiós a este año de pandemias, huracanes, y en el que murió Maradona.

El covid cambió las tradiciones, y el mejor regalo es mantenerlo lejos de la familia.

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Para garantizar en cada familia un diciembre sin covid, el mejor regalo que se podrá tener en estos tiempos, se sugiere seguir el ejemplo de España, donde el Ministerio de Sanidad elaboró un documento con algunas recomendaciones. Entre ellas, celebrar Navidad y el 31 en la casa, con máximo seis personas, todos de la familia, ojalá que vivan en el mismo techo y, si se puede, reunirse en una terraza o por lo menos al lado de una ventana.

Y seguir al pie de la letra la regla 6M: mascarilla, manos (lavado frecuente), metros (distanciamiento) maximizar la ventilación, minimizar contactos y “me quedo en casa si tengo síntomas”.

Por lo pronto, los restaurantes de Cali seguirán haciendo cumplir eso de que máximo seis personas se pueden sentar en una mesa, como se estipuló desde que se reabrió el sector gastronómico. Lo que es improbable que suceda son las grandes cenas que tradicionalmente se hacían los 24 y los 31 de diciembre.

Brany Prado, el director ejecutivo para la región Pacífico de la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica, Acodrés, explicó que, debido a la pandemia, el presupuesto para los eventos de fin de año se destinó a solventar el pago de los sueldos mientras los restaurantes estuvieron cerrados, por lo que esos planes fueron cancelados desde hace mucho.

Lo que se tiene previsto son “activaciones” en las que se contrate un grupo musical, un pianista o un violinista que interprete villancicos o música de fin de año, pero definitivamente las fiestas de antaño, con pista de baile y orquesta en vivo, en esta Navidad serán un recuerdo.

Ante las nuevas medidas de la Alcaldía, tampoco será posible hacer una idea que comenzaba a tomar fuerza: un festival gastronómico en el parque Alameda, como el que se hizo en 2018, llamado Plaza Sabrosura.

La Gobernación del Valle anunció la expedición de un decreto a través del cual quedarán prohibidas las fiestas y reuniones de más de 50 personas en la temporada decembrina.

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Lo que sí está confirmado son celebraciones jamás imaginadas, como una multinacional con presencia en Cali que les ofrecerá a sus empleados un kit para preparar natilla y buñuelos en la casa mientras entre todos celebran la novena de manera virtual.

Porque si de algo está seguro Brany Prado es que en la ciudad sucede algo especial; se lo dice su experiencia en el gremio gastronómico: a partir del 15 de diciembre, cuando recibe su prima, el caleño se pone en ‘modo Feria’. Más allá de si los eventos son virtuales o no, la Feria es un estado de ánimo y no existe pandemia capaz de aplacarlo.

En los centros comerciales piensan algo parecido y se están preparando. Pablo Hernández Bohmer, el presidente de la Asociación de Centros Comerciales de Colombia, Acecolombia, asegura que diciembre en pandemia será un mes de descuentos. Todo empezará con el ‘black friday’, que se extenderá por varios días para, como las iglesias, prevenir aglomeraciones.

Lo más probable es que se extiendan los horarios de atención y, en caso de programarse una novena o una misa en las plazoletas de comidas, tendrá que tener control de aforos, por lo que habrá que inscribirse. Los encuentros de 500 personas o más son cosa del pasado —mientras llega la vacuna contra el covid-, como los alumbrados navideños pomposos en pasillos, fachadas y almacenes. Los presupuestos de los centros comerciales siguen limitados por la pandemia, explica Pablo.

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En todo caso habrá personajes de la Navidad, porque pese al coronavirus la magia de este mes no se puede perder. El contacto con los niños, eso sí, será restringido. Pablo Hernández insiste una y otra vez en el “control de aforos”.

La cantante María Isabel Hernández, quien dirige el grupo musical Sax Cali que hace un año recorría los centros comerciales haciendo las novenas, esta vez hará lo mismo solo que de manera virtual, o con shows pregrabados. Ella se disfrazará de hada o de Mamá Noel, y si los contratan para alguna celebración familiar presencial, hay un asunto que está prohibido: siempre hay entre los clientes quien se anima a cantar, pero en pandemia los micrófonos no se prestan.

De otro lado, diciembre en pandemia será un mes con más policías en sitios estratégicos, como el centro de la ciudad, según lo anunció el secretario de Seguridad, Carlos Rojas, quien con la Policía diseñó el Plan Navidad, que incluye un programa que han llamado ‘cultura de la prevención’, una manera elegante de decir lo que dijo en su momento el exalcalde Maurice Armitage: “no den papaya” dejando el carro por horas en la calle o caminando por ahí con la prima en el bolsillo.

Los policías en la calle siempre serán bien vistos por los comerciantes, quienes están esperanzados en que con los descuentos y el adelanto de la prima por parte del Gobierno se incremente el consumo. “Es la ilusión”, comenta Octavio Quintero, el presidente de Fenalco Valle, y por eso están ajustando los protocolos de bioseguridad, pues nadie quiere ser sancionado por las autoridades sanitarias en el mejor mes del año para las ventas.

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Los que están preocupados son los dueños de bares y discotecas, quienes supusieron que en diciembre tendrían alguna normalidad en sus negocios –algunos pidieron préstamos en los bancos con ese anhelo–, pero las cuentas continúan con saldos en rojo.

Alejandro Vásquez, el presidente de la Asociación de Establecimientos Nocturnos de Diversión, Asonod, explica que tienen “limitantes” muy difíciles de sortear. Como que el aforo máximo permitido sea del 30 %, lo que afecta las ventas. O la prohibición de bailar –ahora las mesas de las discotecas están sobre la pista-; y el horario, pues solo les permiten abrir hasta la 1:00 de la mañana, cuando en Juanchito es hasta las 6:00 a.m. o en Menga hasta las 3:00 a.m.

Para evitar que en Navidad el caleño salga de su ciudad a rumbear, las discotecas locales intentan entonces cambiar la cultura de llegar tarde. Que el caleño no se aparezca a las 11:00 p.m. en la ‘disco’, sino a las 8:00 de la noche, atraído por descuentos generosos, y respetando los protocolos de bioseguridad. Es uno de los retos en pandemia, dice Alejandro.

Por lo menos mientras no se vea a Cali, Candelaria y Yumbo como un área metropolitana donde las decisiones como los horarios de rumba se tomen en conjunto entre los alcaldes.

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Alejandro llegó a tener una discoteca que quebró por eso: el horario no era competitivo. Cuando se expidió la Ley Zanahoria, los caleños preferían Menga para rumbear hasta más tarde, así que él no tuvo otra alternativa que cerrar.

Pero además por las restricciones en la pandemia hay otros riesgos: que haya una explosión de la rumba informal, en lugares clandestinos y sin ningún control, y un cambio paulatino de la cultura de algunos caleños, que ahora prefieren irse de rumba a las fincas.

A los dueños de los establecimientos nocturnos eso les inquieta. Cuando en Bogotá se implementó la Ley Zanahoria, surgieron los ‘after parties’. Fue una cultura que se quedó por años. Ahora la cultura es rumbear en Dapa, Jamundí o La Buitrera, porque hasta en eso nos condicionó el virus.

Aunque los más preocupados son los epidemiólogos, quienes les recuerdan a los jóvenes que permanecen en la calle que son ellos los que se exponen a transmitirle el covid a los que tienen más riesgo de morir: sus abuelos, sus padres, sus tíos, y todo aquel que supere los 60 años. Por eso insisten en que el mejor regalo en esta Navidad es cuidarse para proteger a la familia.

Conservar la magia

La psicóloga, puericultora y miembro del grupo Prevacam, María Isabel Valencia, considera que la Navidad, pese a la pandemia, es un tiempo que no deja de ser de celebración, y el covid podría ser la excusa perfecta para volver a los juegos de antaño.

Uno de ellos es el juego del ‘Niño Dios Escondido’. Consiste en esconder en algún lugar de la casa la figura principal del pesebre. El que la encuentre se gana un plato extra de natilla, buñuelos y manjar blanco.

O el juego de ‘Ni sí, ni no’: al hacerse preguntas, nadie puede responder con un sí o con un no, siendo un juego de varios días para lograr el objetivo.

También es posible apelar a los juegos del 28, Día de los Inocentes. “¿Qué tal si hacemos un concurso de chistes familiares, elaboramos videos graciosos y los proyectamos ese día?”, propone la psicóloga.

O regresar al futbolín. “La pandemia nos debe invitar a pensar en una forma de celebración segura y diferente en familia y para nuestros niños”, concluye María Isabel.

Navidad sin covid

Por: Lyda Osorio
Epidemióloga Univalle


Tener una Navidad sin covid es posible si desde ya empezamos a cuidarnos más, aplicando las medidas preventivas que conocemos.
Diciembre es un mes especial en nuestra cultura porque, aparte de celebrar un evento religioso, es la época del año en la cual nos reunimos en familia y esperamos ver a quiénes viven lejos.

También, usualmente realizamos los “compartires” con nuestros compañeros de trabajo, vecinos y amigos. Pero este año parece que no será así. El covid nos está obligando a cambiar nuestras costumbres tan arraigadas en el contacto cercano pero que, hoy sabemos, pueden ser fuente de infección para aquellos que más queremos, e incluso a través de ellos, a otros que no conocemos.

Desde su identificación en diciembre de 2019, el covid ha causado la muerte a miles de personas en Colombia y el mundo. La gran mayoría son adultos mayores de 60 años y personas con enfermedades de base como diabetes, hipertensión arterial y obesidad, entre otras.

Las medidas que se han tomado para disminuir la movilidad, el cierre de escuelas, colegios y universidades, y cualquier negocio o evento que pueda generar aglomeraciones, especialmente en sitios cerrados, ha cambiado la dinámica social e impactado principalmente a nuestros niños y jóvenes, y a quienes no tienen una estabilidad económica que les permita sostenerse.

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Los servicios de salud se han reorganizado para dar respuesta al incremento de personas que requieren atención en casa, en el hospital y en unidades de cuidado intensivo, pero aún predominan los servicios curativos sobre la salud pública preventiva que logre llegar a las familias y comunidades en sus territorios para la construcción colectiva de ambientes saludables y seguros. En la salud pública preventiva todos tenemos un papel y una responsabilidad por el bienestar colectivo.

Tener una Navidad sin covid es posible si desde ya empezamos a cuidarnos más, aplicando las medidas preventivas que conocemos: guardar la distancia de otros, evitar aglomeraciones, evitar los sitios cerrados y mal ventilados, utilizar adecuadamente el tapabocas, cubrirnos al toser y estornudar, y lavarnos las manos frecuentemente con agua y jabón.

Por supuesto, quedarnos en casa si no nos sentimos bien o hemos tenido contacto con una persona positiva o con síntomas de gripa o malestar. De hecho, si estamos pensando en visitar a padres o abuelos, una forma de disminuir el riesgo es haciendo nuestra propia cuarentena por al menos dos semanas. Realizar encuentros virtuales para no desplazarnos y si estamos en la misma ciudad, encontrarnos en sitios abiertos y en grupos de menos de diez personas.

Como nunca antes, esta Navidad nos invita a pensar en los demás, recordar que “somos los demás de los demás”, como dice la canción de Alberto Cortés, y que, me cuido porque te cuido.

Este es el mejor regalo que nos podemos dar como sociedad en esta Navidad.

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