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18 buses del MÍO han sido quemados en el último mes, según el reporte oficial de Metrocali. A 43 les rompieron los vidrios, o les dañaron la puerta, o los pintaron. Los vehículos tienen pólizas a través de los concesionarios. El 90 % de las paradas del MÍO, entre estaciones y terminales, además, fueron atacadas. | Foto: Johan Manuel Morales / El País

RECONSTRUCCIÓN

Así fue como el vandalismo quebró a Cali, una ciudad que se levanta de las cenizas

No solo una decena de edificios públicos fueron destruidos, 64 estaciones de gasolina, el 90% del MÍO, el 10% de las empresas; el vandalismo también quebró a los caleños por dentro. Crónica de una ciudad que pese a las cenizas, insiste en reconciliarse.

13 de junio de 2021 Por: Santiago Cruz Hoyos / Editor de Crónicas - Fotos: Bernardo Peña y Raúl Palacios

En los días del Paro Nacional, Cali luce como una ciudad rota. Es probable incluso que a sus ciudadanos se nos haya roto algo por dentro, después de lo que evidenció el Paro: brechas hondísimas (el 87 % de los jóvenes caleños y yumbeños viven en estrato 1 y 2, si acaso 3, según un estudio del Observatorio Cali Cómo Vamos) una ciudad fragmentada según las clases sociales, que desconfía del otro, que dispara, pero también una capital desolada después de la violencia y el vandalismo a la que ha sido sometida.

Basta dar una caminata por la Avenida Pasoancho, en inmediaciones la Universidad del Valle, o recorrer la Calle Quinta o la Simón Bolívar, para percibirlo: la ciudad alegre que retratan las postales de turismo ya no es tan evidente. A donde se mire, aparecen las ventanas rotas.

Carlos Alfonso Salazar, encargado de custodiar los bienes del Municipio, (es el director de la Unidad Administrativa Especial de Gestión de Bienes y Servicios), dice que aún no se ha logrado cuantificar con precisión los daños que generó el vandalismo desde el 28 de abril de 2021, cuando grupos delincuenciales, sobre todo, aún por identificar con claridad, aprovecharon el inicio del Paro y el derecho de la protesta pacífica para atentar contra la ciudad.

– En la medida en que tengamos acceso a ciertos sitios a los que aún no podemos ingresar (por los bloqueos) se actualizará el diagnóstico de los bienes públicos que fueron afectados.

De momento, el ‘mapa’ de las edificaciones del Municipio vandalizadas y cuyos daños ya le fueron reportados a las aseguradoras incluyen una decena de predios.

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Entre los más afectados está la Oficina de Catastro, cerrada al público después de que fuera incendiada. En un informe de la Unidad Administrativa Especial de Gestión de Bienes y Servicios se lee que el fuego causó daños en la estructura física, destrucción del mobiliario, del archivo, la red de incendios, los aires acondicionados, el cielo falso, las paredes.

Otro de los bienes públicos incendiados fue la Oficina del Departamento Administrativo de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Datic. Las llamas acabaron con el cableado estructural, con los techos, con los computadores.

La Torre A de la Alcaldía resultó gravemente afectada (además de los vidrios rotos, la caseta de vigilancia fue destruida, así como las cámaras de seguridad), en el Concejo vandalizaron el acceso y el despacho de presidencia, y en el Bulevar del Río ni siquiera los comederos de los pájaros se libraron de los ataques.

Las bancas empotradas del Bulevar también fueron destruidas, así como las salidas de emergencia que lo conectan con el Túnel Mundialista, mientras que en el Parque de Los Poetas acabaron con las materas gigantes, los habladores turísticos, y en la Plazoleta Jairo Varela quebraron los vidrios de los locales comerciales, dañaron la antigua Oficina del Adulto Mayor, se robaron las hachas de los gabinetes contra incendio y los adoquines del Parque Avianca.

– El 5 de mayo de 2021 se instauró la denuncia ante la Fiscalía por estos hechos. El caso quedó radicado con el número 7600160000199202151837. Además, desde el 29 de abril se iniciaron las reclamaciones ante las aseguradoras. Todos los bienes de propiedad del Distrito Especial de Santiago de Cali que hayan sido afectados con estos actos mal intencionados de terceros están asegurados con la póliza Todo Riesgo Daño Material Estatal N°994000000069, en la vigencia comprendida entre el 24 de junio de 2020 al 31 de julio de 2021, con un costo de primas de $4.165.486.853, incluido IVA – dice Carlos Alfonso Salazar, el director de la Unidad Administrativa Especial de Gestión de Bienes y Servicios de la Alcaldía.

Los seguros también cubren la red de semaforización, otro de los blancos de los vándalos. El diagnóstico de la Secretaría de Movilidad indica que 86 intersecciones semafóricas fueron dañadas: el 18 % de la red. Por ahora se han hecho arreglos temporales en 33.

– Tenemos 429 intersecciones semafóricas funcionando, de las 482 que tiene la ciudad. Eso quiere decir que la red de semáforos está en un 82 %. Las reparaciones que hemos hecho son temporales para ordenar en lo posible el tráfico, pero ante la magnitud de la afectación se requieren adecuaciones mucho más robustas – dice William Vallejo, el Secretario de Movilidad.

Diez de los 394 controladores de los semáforos también fueron vandalizados (o hurtados), así como el 10 % de las señales de tránsito: entre 1400 y 1500 señales. Pese a que se han encontrado algunas que terminaron derribadas en las calles, no es posible restaurarlas. Según el Manual de Señalización, un mínimo rayón, una calcomanía que afecte la película retro reflectiva de las señales, exige reponerlas en su totalidad, comprarlas nuevas.

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— También fueron vandalizados los atenuadores de impactos. Son dispositivos que funcionan como resortes que se instalan en puentes y deprimidos para evitar golpes fatales de los vehículos con paredes y esquinas y reducir la probabilidad de mortalidad. En Cali teníamos 24 atenuadores, y solo quedaron tres – continúa el Secretario de Movilidad.

Las cámaras de foto detección – ‘las fotomultas’ – fueron destruidas. En 2019 eran 40. Durante las movilizaciones sociales de entonces, destruyeron tres. Las 37 restantes fueron derribadas el pasado 28 de abril de 2021. Hoy no hay una sola cámara de foto detección – fija – en Cali.

A diferencia de los semáforos, las señales de tránsito y los atenuadores, que sí son bienes del Municipio y están cubiertos por las pólizas (se calcula que reponer todo ello cuesta $6.000 millones), las cámaras de foto detección, al pertenecer a un privado, no están cubiertas por los seguros.

Los monumentos, en cambio, están asegurados, aunque todavía no es posible establecer el valor preciso de los arreglos.

— Solo restaurar la estatua de Sebastián de Belalcázar después de que fuera derribada vale $400 millones – explica Leonardo Medina, el Subsecretario de Patrimonio de Cali.

En total fueron nueve los monumentos vandalizados de gravedad, además de sus fuentes. Entre ellos la estatua de Jovita, en la Calle Quinta, cuya restauración fue cotizada en $20 millones. La Asociación de Cirujanos Plásticos de la ciudad se ofreció a financiar los arreglos, que serán realizados por el autor de la obra, Diego Pombo.

Desde la Oficina de Patrimonio también se hará una convocatoria para repensar los monumentos de Cali. Por un lado, dice Leonardo Medina, hay una tendencia mundial, un movimiento de resignificación de los monumentos, para contar la historia desde quienes fueron excluidos. El problema es que eso se hace de manera violenta, sin diálogo ni de debates, tumbando las estatuas.

Pero además hay generaciones a las que no les dice nada nombres como, por decir algo, Benito Juárez, luego vandalizan su pedestal. Juárez, expresidente mexicano, fue uno de los promotores de la Carretera Panamericana para unir a América y de ahí su monumento en Cali, en la Carrera 1 con Calle 44. El gobierno mexicano donó la estatua con motivo de los Juegos Panamericanos de 1971.

— Ha faltado pedagogía de años atrás sobre los procesos de ‘monumentación’, pero también es cierto que se debe dar la discusión de los monumentos que queremos. Por eso estamos haciendo la convocatoria para empezar ese diálogo – reitera Leonardo Medina, el subsecretario de Patrimonio.

El Sistema de Transporte Masivo también fue objeto de un ataque sistemático. Solo así se entiende la dimensión de su destrucción, dispersa por toda la ciudad: 18 buses fueron quemados; a 43 les rompieron los vidrios, o les dañaron la puerta. El 90% de las paradas del MÍO, entre estaciones y terminales, fueron atacadas.

Trece de las 55 estaciones del sistema las incendiaron, algunas en varias ocasiones: Universidades, terminal Calipso, Univalle, Chiminangos, San Bosco, Meléndez, 7 de agosto, Santa Librada...

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En otras 17 estaciones se diagnosticó una afectación alta. Dañaron la fibra óptica, lo que hace imposible operarlas, quebraron los vidrios, las puertas, las máquinas expendedoras de tiquetes. 25 estaciones tienen daños “intermedios”, y en solo 5 los daños fueron de apenas ventanas rotas.

— Casi todos los corredores por donde pasa el MÍO fueron atacados. El corredor que menos sufrió afectación fue el de la Avenida de las Américas. Pero en general todos sufrieron vandalismo, siendo el más golpeado el corredor de la Calle Quinta, el de la Primera, la Carrera 15 y el corredor del Distrito de Aguablanca – dice Óscar Ortiz, el presidente de Metrocali.

El terminal del Paso del Comercio fue destruido, saqueado. No dejaron ni los baños. Ni un orinal, ni un lavamanos. Todo quedó en pedacitos de cerámica dispersos en el suelo como señales del odio y la furia. Las paredes tienen agujeros hechos con porras y martillos, como las casas de los narcotraficantes abandonadas que son perseguidas por los buscadores de caletas. Las baldosas fueron arrancadas, picadas, así como algunos trozos del techo y las láminas de la fachada.

El Presidente de Metrocali calcula que recuperar el terminal del Paso del Comercio costará $4.100 millones y todo el sistema de transporte, $55 mil millones. La cifra ha generado polémicas. De ser cierta, eso significaría que cada estación del MÍO recibiría una inversión promedio de $1000 millones, cuando en algunas apenas se requiere reponer los vidrios. Óscar Ortiz reitera que se trata de un “presupuesto inicial, que puede variar”.

— Hicimos un presupuesto general, que se ha ido ajustando en la medida en que se posibilite el acceso a las estaciones afectadas, aunque hay zonas donde los funcionarios de Metrocali no han podido entrar. En el Paso del Comercio fuimos recibidos a bala en dos ocasiones. Sin embargo hemos ido haciendo los cálculos de la reconstrucción del sistema. Los presupuestos más altos serán para el terminal Calipso y Paso del Comercio. Hay estaciones como la de la Floresta, en cambio, cuya reparación costará $200 millones. Por eso insisto en que la cifra de $55 mil millones es tentativa y puede variar. Lo más probable es que la intervención del sistema cueste menos. Vamos a arrancar con $10 mil millones por parte de Metrocali, y $20 mil de la Alcaldía. Será un proceso con vigilancia de los órganos de control.

En teoría, lo que se invierta en la recuperación del MÍO deberá retornar al presupuesto del Municipio. Todas las estaciones y terminales afectadas por el vandalismo están cubiertas por una póliza. Según lo explica el Presidente de Metrocali, contar con ese seguro por parte de la Unión Temporal Recaudo y Tecnología, el grupo que administra las estaciones, es una de las obligaciones establecidas en el contrato de concesión. Sin embargo, hacer las reclamaciones a las aseguradoras y recibir los recursos tarda meses, mientras que poner en funcionamiento el MÍO no da espera.

— Arreglar el sistema es una prioridad, y por eso debemos hacer las inversiones mientras surten las reclamaciones a las aseguradoras. Hemos ido reparando la infraestructura que se puede recuperar pronto para habilitar estaciones, rutas, corredores. Sin embargo los bloqueos y las manifestaciones siguen y eso dificulta que se avance más rápido. La idea además es rediseñar el MÍO de tal manera que genere sentido de pertenencia entre los ciudadanos y lo protejan. Las estaciones ya no tendrán vidrios ni materiales fácilmente vandalizables, y entre los planes está instalarles paneles solares, además de crear espacios para el comercio y puntos de pago de los servicios públicos. Se hará también una convocatoria a los colectivos de arte urbano para que intervengan estos espacios. Queremos diseñar un MÍO incluyente – promete el presidente de Metrocali.

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Las estaciones de servicio de combustible también sufrieron ataques sistemáticos. Un investigador que pidió la reserva de su identidad dijo que el modus operandi en diversos puntos de Cali fue el mismo: atacar primero los CAI de la Policía, después las bombas de gasolina, saquear el combustible, para dejar en jaque a las autoridades. Sin gasolina y con los CAI destruidos, la capacidad de respuesta se reducía de forma considerable.

De las 120 estaciones de combustible de la ciudad, 64 fueron vandalizadas; 12 quedaron destruidas. Y no todos los propietarios contaban con pólizas de seguros. Por lo menos no contra el vandalismo. En la ciudad las bombas de gasolina nunca habían sido atacadas como ocurrió desde el 28 de abril.

— Las afectaciones económicas en las estaciones son de $10 mil millones, por daños a la infraestructura. Pero también se golpeó el empleo. Se puso en riesgo el trabajo de 500 familias. Los minoristas están haciendo grandes esfuerzos, recurriendo a créditos bancarios, para volverse a levantar. Como gremio, queremos decir que el servicio que prestamos es esencial. El combustible mueve la economía, la salud, la seguridad y por lo tanto debe ser cuidado. Además se construye país a través del empleo, no destruyéndolo. De las estaciones de servicio de Cali dependen los ingresos de 1200 familias – dice Sandra Awakon, directora Ejecutiva de la Asociación de Combustibles del Valle del Cauca y Cauca.

En la ciudad de las ventanas rotas es cierto que hay empresarios con corazones rotos. El ingeniero industrial Fernando Sánchez y la tecnóloga en sistemas Paola Andrea Zúñiga son los fundadores de la Biciestación, un emprendimiento que promueve el uso de la bicicleta de manera gratuita. La empresa gana dinero por la publicidad que instala en las bicicletas, no por los viajes que se hagan en ellas. Durante el inicio de la pandemia del coronavirus estuvieron al servicio del personal médico para que llegara a las clínicas pedaleando y evitaran las aglomeraciones en el transporte masivo, eludieran los contagios.

Después estuvieron al servicio del resto de ciudadanos. La campaña se llama ‘En bici me cuido’. Sin embargo, el pasado viernes 28 de mayo, un grupo de vándalos le prendió fuego a la Biciestación ubicada en el Centro Comercial Holguines Trade Center. También a una óptica y a un DHL.

— Nunca pensamos que fueran a atacar la Biciestación. ¿Qué mal ha hecho para que la ataquen? ¿Qué lógica tiene incendiar un emprendimiento? Fue asombroso. Mi mamá vive al frente de donde pasó todo y nos narró la destrucción, porque en este momento estamos fuera del país. Paola lloró. Tenemos miles de fotos que retratan esa ilusión de cuando empiezas un negocio, y que terminara incendiado sin sentido fue muy doloroso. Para sostener la Biciestación, debemos trabajar por nuestra cuenta. Es ese tipo de emprendimientos que apenas empiezan. Por ahora no tenemos cómo reconstruirla. Es poca plata, pero para nosotros es mucho dinero: $15 millones. Sin embargo nuestro propósito es seguir impulsando el uso de la bicicleta. Seguir pedaleando. Este caos debe servirnos para dejar de dividirnos por la política. No nos estamos dando cuenta de que en realidad lo que tenemos que hacer es cuidar lo que tenemos, unirnos como ciudad, reconciliarnos, y seguir adelante. Y perdonar. Lo que tenemos que hacer ahora es perdonar. Cali es una ciudad que nos duele, que amamos con todo el corazón, así lo tengamos roto. Es la ciudad que nos vio nacer y crecer. Queremos llamar otra vez al amor y a la reconciliación para hacer de Cali una mejor ciudad – dicen Fernando y Paola.

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Hotel La Luna

La gerencia del Hotel La Luna, una de las empresas vandalizadas, hace un llamado a la solidaridad caleña.

El hotel fue quemado y saqueado, por lo que sus puertas siguen cerradas.

Los propietarios no cuentan con los recursos para reparar los daños. “El edificio no estaba asegurado, a raíz del recorte de gastos por la pandemia”.

Por ello piden ayuda en materiales o dinero para reconstruir el edificio y salvar la empresa y sus empleos. La cuenta para ello es la No. 808-000027-27, de Bancolombia.

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