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Esos perros criminales

Carlos Lleras De La Fuente fue miembro de la Constituyente, candidato a...

20 de enero de 2016 Por: Poncho Rentería

Carlos Lleras De La Fuente fue miembro de la Constituyente, candidato a presidente y hoy dedica su tiempo a leer, a la música clásica, a sus nietos y a escribir sus ‘Memorias’, que serán regias y cachaquísimas. Aquí, en su columna, él recomendó leer la novela ‘El hombre que amaba los perros’ del cubano Leonardo Padura, que es un fascinante novelón policial en torno al asesinato de Trosky en México.Al contrario de Trosky, yo no amo los perros, les tengo pánico, les huyo, me asustan. No es gratis ese miedo, hace años en la finca sabanera de Tatiana Canal, un perro iracundo, que dizque no mordía, me arrancó media nalga. Aleluya, con la cirugía mágica me hicieron un injerto con la nalguita de una bella actriz mexicana que no es la novia-amiga del ‘Chapo’ Guzmán. Aló alcalde don Maurice Armitage: los perros bravos en las calles de Cali es otro de los 787 problemones que usted debe torear. Según datos de la autoridad, 3.254 personas resultaron víctimas de mordeduras el año pasado. Eso es serio, son diez víctimas diarias. Eso denuncia que los perros mordelones son un peligro social, un atropello a la gente. Cada rato nos enteramos que un perro, un temible y peligroso rowailer, desfiguró a una niña y a su hermanito.Sí, tenemos miles de perros con apetito de pierna de peatón. Cuando muerden, el dueño del can siempre dice que su amado perro es inofensivo y que reaccionó porque lo molestaron. La gente busca defenderse de los perros y sus excrementos en los andenes. Eso lleva a constantes discusiones de los vecinos. Tanto que han colgado de muchos árboles avisos como este: “Póngale bozal a su perro porque hemos regado veneno en esta calle”.Que envenenen a un animalito es doloroso, pero esos avisos son defensivos, hay pánico en mucha gente. ¿Qué tal que muerdan en la cara a una niña de tres años y la desfiguren? Eso ha sucedido miles de veces en el Cauca, Valle y Caldas. Lo amargo es que los familiares de la víctima no han recibido más que un “lo siento mucho, no fue culpa nuestra, usted lo miró mal y lo puso nervioso”. ¡Húyale a esos perros grandes que dizque no muerden, pero muerden!

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