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“Hay gente que se conforma con hacer solo lo que se le manda hacer pero hay otra gente que no se conforma, ese es el grupo que a mi me gusta”, dice Enrique Sinisterra O’byrne. | Foto: Bernardo Peña - El País

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La historia de un caleño ejemplar: a los 89 años recibe grado de maestría en Univalle

El arquitecto Enrique Sinisterra sigue haciendo historia. Una vida en la academia

17 de octubre de 2021 Por: María Camila Quintero, especial para El País

Hay quienes piensan que la edad es una limitante, por ejemplo, en los procesos de formación académica y profesional, pero Enrique Sinisterra O’byrne ha demostrado que eso no es cierto.

A sus 89 años se graduó como Magíster en Internacionalización de las Empresas del Sector de la Construcción, en la Universidad del Valle.

Esta historia va mucho más allá de la edad, pues este arquitecto graduado en la primera promoción del programa de Arquitectura de la Universidad Javeriana de Bogotá, en el año 1959, fue gestor y coordinador de la misma maestría de la que se graduó el pasado viernes 15 de octubre.

“Mucha gente se pregunta, cómo es posible que un profesor de 87 años se meta a estudiar una maestría y sale a los 89 años. No es porque yo quiera entrar al libro de los Récord Guinness, sino porque quería darme cuenta cómo había quedado la maestría que coordine por tantos años, para poder hacerle los ajustes necesarios. Quería ver que tan buena era esa maestría en carne propia, ver sus fortalezas y sí tenía debilidades, para mejorarlas”, cuenta.

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Luego de cursarla dice con orgullo que “la maestría es excelente, tiene una gran cantidad de fortalezas, no es tanto lo que uno aprende memorizando sino la visión que uno adquiere de futuro, por supuesto que yo no tengo futuro, yo tengo es presente, pero hay que entregarla a los jóvenes, esto le cambia a uno la mentalidad, y lo vuelve líder, le enseña a pensar, y no dudo en recomendarla como una experiencia muy positiva”.

Este caleño de nacimiento descubrió desde niño que le apasionaba la construcción y que quería ser un gran arquitecto.

“Recuerdo que me gustaba mucho la construcción, pensé ser ingeniero primero, porque en Cali no había facultad de arquitectura, en ese momento solo estaba esa carrera en Bogotá y era lejísimos. Aunque en mi familia no había mucho recursos, mi papá me mandó a Bogotá, allí estudié para ser un arquitecto y conocí a mi señora que también es vallecaucana, pero allá nos encontramos, me flechó y me casé”, recuerda.

Enrique hizo sus estudios de posgrado en la Universidad del Valle, en el año 2013 como Magíster en Arquitectura y Urbanismo, y en el año 2021 terminó la Maestría en Internacionalización de las Empresas del Sector de la Construcción.

En su carrera como arquitecto participó en grandes proyectos como la construcción de las represas de Alto Anchicayá y Salvajina, en ese momento eran las obras más grandes que se habían hecho en el sur de Colombia.

Además, participó en la programación de obra de los espacios deportivos que se construyeron en Cali para los Juegos Panamericanos de 1971, como el Estadio y el velódromo que convirtieron a la ciudad en la capital deportiva de Colombia.

Enrique Sinisterra se siente orgulloso de lo que ha logrado a lo largo de su vida, como la construcción de grandes obras arquitectónicas que son icónicas en Cali.

El arquitecto Sinisterra, además, fue profesor de la Universidad del Valle y se vinculó como docente al Departamento de Tecnología de la Construcción, Escuela de Arquitectura, Facultad de Artes Integradas, desde el año 1973, hasta el año 2019 dónde se retiró por la implementación de la Ley de Retiro Forzoso.

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“A mí me llamaron de la universidad para que diera la cátedra de programación de obras después del éxito que hubo en los Juegos Panamericanos. Esa materia no existía, a mi me tocó crearla y enseñarle a mis alumnos cómo se programaba una obra, pero no en forma teórica como lo hacen casi todos los profesores, sino con más práctica, yo les explicaba a mis estudiantes cómo se hicieron esas obras en las que participe”.

A sus 87 años, decidió empezar la maestría que por tantos años dirigió, este proceso lo vivió con siete compañeros profesionales de la ingeniería y la arquitectura y mucho más jóvenes que él.

“Yo no entré a la maestría porque me pareciera que la necesitaba para mi ejercicio profesional, yo entré como gestor de la misma, para mejorarla y poderla ofrecer a las nuevas generaciones, la maestría no es para mí, la maestría es para los que vienen detrás, pero yo les tenía que entregar un producto que fuera bueno y que tuviera buenas experiencias”, aseguró.

Enrique se graduó después de dos años de estudios y junto a cinco compañeros terminó su proceso formativo a sus 89 años.

“Nosotros desde que nacemos somos eternos, la energía tiene que seguir funcionando, lo mejor que me ha pasado a mí, es que nunca me desligué de los jóvenes, siempre estuve con gente joven y a uno se le pega la juventud. Esa es la mejor experiencia, trabajar con la juventud para que sea lo mejor posible en el futuro, mientras se vuelven viejos”.

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