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¿Otra inútil cumbre?

Nueva York es la sede de la Cumbre Mundial por la Acción Climática que se realizará en los próximos días, pero el anfitrión, el presidente de los Estados Unidos el país que más contamina el Planeta, no asistirá.

20 de septiembre de 2019 Por: Editorial .

Nueva York es la sede de la Cumbre Mundial por la Acción Climática que se realizará en los próximos días, pero el anfitrión, el presidente de los Estados Unidos el país que más contamina el Planeta, no asistirá. Esa ausencia es el reflejo de cómo estas reuniones terminan siendo inocuas o incluso un fracaso, aun cuando tienen tanta trascendencia en momentos como el actual.

La esperanza es que ese patrón al fin se quiebre y encuentros como este, donde se reunen representantes de 190 naciones o más para contar qué se está haciendo o discutir qué se hará para detener el cambio climático, sean de verdad productivos y no terminen como pura demagogia. Ahora hay una presión adicional y es la movilización internacional para salvar al Planeta, impulsada sobre todo por los jóvenes que les reclaman acciones reales a quienes tienen en sus manos las decisiones que les heredarán un mundo mejor o la casa en ruina ambiental.

En la reunión que tendrá su momento relevante el próximo lunes cuando acudan mandatarios y altos dignatarios, se revisará qué se ha logrado desde diciembre de 2015, cuando se firmó el Acuerdo de París que busca evitar un aumento mayor a los 2 grados centígrados en la temperatura global durante el presente siglo. Según la vicesecretaria general de la Organización de Naciones Unidas, Amina Mohammed, solo quienes avancen en proyectos “vanguardistas, significativos y ambiciosos”, podrán pedir la palabra y tendrán la oportunidad de estar en el podio de la Cumbre.

Es la presión que se quiere ejercer sobre todas las naciones cuando la realidad demuestra que poco se ha logrado en ese propósito por combatir el cambio climático. Basta observar el deterioro ambiental que ha padecido el Planeta desde la reunión de París o cómo desde hace un lustro cada año ha sido más caliente que el anterior, con temperaturas récord como las del verano que acaba de pasar por ejemplo en Europa.
Los desastres relacionados con el clima también han estado a la orden del día. Esas miles de hectáreas que arrasaron los incendios en la Amazonia brasileña, que al igual a los ocurridos en Cali y el Valle en las semanas recientes tienen su origen sobre todo en las acciones humanas guiadas en la mayoría de los casos en la ambición desbordada, son el síntoma de la ineficiencia pero aún más de la indiferencia con que se sigue tratando el cambio climático.

Contadas son las políticas estatales que muestran resultados positivos, si bien hay que reconocer el esfuerzo, como es el caso de Colombia, por tener legislaciones ambientales más duras para enfrentar actividades ilícitas como la deforestación, la minería ilegal o la indebida explotación de los recursos naturales. La conversión hacia energías renovables también sigue al debe y la pelea estará perdida para la Tierra mientras los líderes de las naciones más industrializadas, y también las más contaminantes, se mantengan en el negacionismo para privilegiar su nacionalismo económico.

La próxima semana se sabrá si esta es o no otra irrelevante cumbre climática. Ojalá no se les olvide a los dirigentes, incluso al ausente presidente Donald Trump, que sobre ellos estarán puestos los ojos de esa fuerza invaluable de la juventud del mundo que está dispuesta a luchar para que les dejen el Planeta que se merecen.

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