El futuro del petróleo
La sensatez debe primar a la hora de definir el futuro del sector de los hidrocarburos en Colombia. Poco favor le hace a ese propósito lanzar anuncios oficiales que después se desmienten, o proponer cambios que no serán de fácil cumplimiento. La confianza y la tranquilidad son esenciales para la estabilidad económica del país.
El mensaje que llevó la Ministra de Minas y Energía al Foro Económico Mundial realizado la semana anterior en Davos, Suiza, fue claro. “No vamos a conceder nuevos contratos de exploración de gas y petróleo”, dijo Irene Vélez durante su intervención en el panel sobre transiciones energéticas, y reiteró que así se demuestra el compromiso del país en la lucha contra el cambio climático.
La polémica quedó servida, tal como sucede cada vez que la Ministra hace el anuncio de cambios en la política petrolera o el Presidente Gustavo Petro asegura que remplazará los ingresos públicos que genera la exportación de hidrocarburos con los que produzca un sector turístico fortalecido. Ahora, al igual que pasa cuando las críticas arrecian, la funcionaria sale a desmentirse o a aclarar lo que en verdad quiso transmitir.
Por ello es necesario exigirle a Gobierno Nacional que haga claridad sobre el futuro que le espera al negocio de la exploración y extracción de petróleo, gas y carbón en el país. Como bien se sabe, es el primer renglón de la economía colombiana y lo que se pondría en riesgo al detener su explotación de tajo, sin hacer la transición que se requiere, es la estabilidad misma de la Nación. La que debe primar, entonces, es la ponderación que ha manifestado el Ministro de Hacienda en reiteradas ocasiones para que no sean los anuncios populistas los que marquen la agenda de la política petrolera.
Está bien que el presidente Petro y funcionarios como la ministra Vélez pretendan enarbolar las banderas de la lucha global contra el cambio climático. Así Colombia solo aporte un mínimo de los Gases de Efecto Invernadero que provocan el calentamiento del planeta y los daños que conlleva, tiene la responsabilidad de proteger su patrimonio más importante que son sus recursos naturales y su biodiversidad, que benefician además al resto del mundo.
El cambio que ello demanda, sin embargo, debe ser responsable con los colombianos y con su estabilidad. La transición energética es imperante, demanda de inversiones importantes y necesita de políticas centradas que involucren los diferentes aspectos que la componen y acompañen los procesos que se deben dar en ese propósito.
Ya se afectó al sector de hidrocarburos con las altas cargas tributarias impuestas por la reciente reforma. Sería nefasto para la economía nacional que a ello se sumen la desconfianza y la intranquilidad que generan declaraciones como las reiterativas de la Ministra de Minas y Energía o del Primer Mandatario sobre el cese de las concesiones y contratos para la exploración y explotación de petróleo, gas o carbón. Se necesita escuchar voces sensatas, incluida la del presidente de Ecopetrol y que se imponga la racionalidad sobre el discurso populista.