El pais
SUSCRÍBETE

Vuelve y juega

Atrapado en su propio juego, al presidente de España no le queda ya camino distinto a llamar a elecciones. Con ello, Pedro Sánchez alargó la inestabilidad del gobierno en su país y la confusión crece.

13 de febrero de 2019 Por: Editorial .

Atrapado en su propio juego, al presidente de España no le queda ya camino distinto a llamar a elecciones. Con ello, Pedro Sánchez alargó la inestabilidad del gobierno en su país y la confusión crece.

Sánchez llegó al poder hace ocho meses mediante la alianza que encabezó para derrocar a Mariano Rajoy del Partido Popular, a causa de las acusaciones de corrupción contra su partido y su gobierno. Desde entonces, la fragilidad de la unión que hizo posible su elección por el parlamento y su particular y polémica forma de dirigir los destinos de España le auguraban un mandato breve.

Y así ocurrió. El hecho mismo de tener entre la coalición a los independentistas de Cataluña hacía prever la imposibilidad de lograr algún acuerdo con quienes desconocen la autoridad del gobierno español, usan la presión y en este caso el chantaje para lograr lo imposible. Que desde el gobierno que desconocen se reconozca la independencia de Cataluña.

Tal alianza, que incluye a Ciudadanos, el movimiento que crece ante las flaquezas del Partido Socialista Obrero Español y del PP, explotó ayer en mil pedazos, cuando tanto los catalanes separatistas como Ciudadanos le negaron a Sánchez la aprobación del presupuesto. La única salida es entonces unas nuevas elecciones, lo que da al traste con las aspiraciones de mantener el poder sin consultar a los españoles. Por ello, el presidente del PP calificó al Ejecutivo como “Gobierno zombi, que está muerto y no lo sabe”.

Y en el momento en que se debatía en las cortes el presupuesto y se escuchaban los ruegos de los ministros a los partidos separatistas, en los juzgados de Madrid se iniciaba el juicio contra los doce acusados de usar el gobierno de Cataluña para imponer la secesión. Al parecer, el Presidente de todos los españoles no entendió que esa es la mayor amenaza para España, por lo cual recibió el rechazo de uno de los símbolos de su partido Psoe, el expresidente Felipe González.

La causa más importante de esa caída está en la negativa de Sánchez de ceder ante las demandas de los separatistas catalanes, pese a los ruegos y las muestras de debilidad del gobierno que se empeñaba en conseguir un respaldo imposible. Así, y en menos de un año, España vuelve a caer en la interinidad, y según las encuestas no hay por ahora un partido con mayorías claras para asumir el control y despejar el enrarecido ambiente que rodea la política del país ibérico, mientras crece el fantasma de la extrema derecha que respalda a VOX, un partido nacido de la sensación de vacío que deja la falta de decisión en el ejercicio de la autoridad.

Lo que vuelve a estar claro es la necesidad que tiene España de cambiar sus normas sobre representación política y adecuarlas a las realidades de un país que superó el bipartidismo. Es que los españoles se alejan de sus instituciones porque ellas no interpretan los cambios en su sociedad y buscan en nuevas organizaciones de todos los matices la manera de expresar su inconformismo con unos partidos débiles que pierden su credibilidad en medio de maniobras como las que urdió Pedro Sánchez para ser presidente.

AHORA EN Editorial