Reconciliar, no dividir

Cali y el Valle del Cauca recuerdan las protestas violentas de 2021 con angustia y temor. De ahí, las fuertes reacciones que desde la región tuvieron las palabras de la vicepresidenta Francia Márquez, quien durante las marchas del Día del Trabajo exaltó y vivó a la llamada Primera Línea.

No se puede olvidar que parte de la destrucción, desabastecimiento y crímenes fueron cometidos por quienes se identificaron con esa organización, y que no le hace ningún bien al propósito de reconciliación que desde el Gobierno Nacional se tome partido solo por un sector de la sociedad.

El 28 de abril de 2021 marcó un antes y un después para el Departamento y su capital. Lo que se esperaba fuera una protesta social en derecho, con reclamos justos frente a decisiones estatales y una amplia participación ciudadana, degeneró en batallas campales, secuestros de poblaciones enteras, vandalismo y violencia que se prolongaron por 60 días en la comarca.

En Cali, en particular, junto con esos acontecimientos se incentivó una división social que degeneró en graves enfrentamientos y se convirtió en una herida que aún no termina de sanar. Lo sucedido expuso, sin duda, las profundas desigualdades e inequidades que padece una ciudad que ha crecido de la mano de la migración desbordada, sin un norte en su desarrollo urbano, que no brinda las oportunidades necesarias para tener una sociedad más justa y equitativa.

La violencia no puede ser, sin embargo, el camino para solucionar los múltiples problemas que padecen Cali y el Valle. Ni le hace ningún favor al propósito de reconciliación que desde entonces se inició en la región, y en el que han participado activamente empresarios, gremios y fundaciones, que desde el Gobierno Nacional se continúe dividiendo o se le haga un reconocimiento a quienes utilizaron el paro y las demandas justas para generar el caos.

Por esa razón es inaceptable que la Vicepresidenta utilizara las marchas del Primero de Mayo en la capital vallecaucana para lanzar arengas como la de “A mí no me da miedo decirlo: ¡Que viva la primera línea!”. Peor aún que se mantenga en su posición intolerante y beligerante, sin entender el llamado de una parte importante de los vallecaucanos que, como la Gobernadora, le reclaman por sus palabras.

Es el momento de la sensatez y de moderar los ánimos. No se le puede olvidar a la señora Márquez que, si bien fue elegida por 11,5 millones de votantes como fórmula del presidente Gustavo Petro, una vez se posesionó en el cargo se convirtió en la vicepresidenta de los 52 millones de colombianos, y que como tal está llamada a acercar posiciones, mediar para deponer las animadversiones y propiciar la unidad en la búsqueda de un país mejor.

Después de dos años los caleños y vallecaucanos esperan seguir adelante en su reconciliación, mientras trabajan desde diversos frentes, con iniciativas como Compromiso Valle, para atender el llamado de quienes de manera legítima piden la posibilidad de tener una mejor calidad de vida, acceder a la educación, trabajar y contar con los servicios esenciales, como es su derecho constitucional. En ese propósito se espera que la vicepresidenta Francia Márquez una y no divida más.