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Propuesta improcedente

25 de agosto de 2010 Por:

El país no dialogará con quienes hacen del terrorismo su argumento

Fracasado su intento por obligar a Colombia a negociar mediante el chantaje del secuestro y el terrorismo, las Farc pretenden ahora lograr el reconocimiento de la Unión de Naciones del Sur, Unasur. Es la consecuencia de la posición ambigua que han mantenido algunos presidentes de los países miembros de esa Organización con respecto a nuestra Nación.Por supuesto, la solicitud de los cabecillas de las Farc para exponer en Unasur su “visión sobre el conflicto colombiano” ni siquiera debería ser considerada en el seno de un organismo donde los únicos autorizados y legítimos representantes son los gobiernos. Sólo que las expresiones frecuentes de mandatarios como Evo Morales de Bolivia y de Hugo Chávez en Venezuela siempre han dado a entender su intención de usar esa institución para legitimar a la guerrilla pretextando las más variadas razones, todas de clara tendencia ideológica.Frente a ese tipo de propuestas, ya Colombia ha ratificado a través de su Ministro de Defensa y del Vicepresidente del nuevo gobierno lo que piensa al respecto, reiterando la línea que venía desde que hace nueve años fracasó el más grande esfuerzo por construir una salida pacífica: el país no dialogará con quienes hacen del terrorismo su argumento, ni con quienes mantienen secuestrados a decenas de colombianos. Y seguirá haciendo esfuerzos para acabar con la violencia como argumento para ser escuchados como organización política.Hoy, las circunstancias que rodean a los cabecillas de la guerra que aún están en territorio colombiano son sin duda difíciles, contrastando con las comodidades de aquellos que están en Venezuela y en otros países donde encuentran abrigo. Eso es producto del propósito nacional de combatir sin tregua a quienes hicieron de la destrucción y el crimen un modus vivendi amparado en supuestos ideales revolucionarios; de combatir a aquellos que aún viven del narcotráfico y no pierden oportunidad para atentar con terrorismo al pueblo colombiano.Hay quienes ya han lanzado la misma propuesta que ahora se le hace a Unasur, desde el escenario que les otorga la política nacional, desde el Congreso de la República o aprovechando el interés por promover la participación ciudadana a través de organizaciones no gubernamentales. Es un intento por darle legitimidad a las Farc, y por involucrar a la comunidad internacional en temas que sólo corresponden a Colombia, recurriendo a argumentos que perdieron credibilidad. Para ellos estará de nuevo la respuesta que dio el ministro de Defensa: “Con los terroristas no se dialoga”.El presidente Juan Manuel Santos ha expresado que no ha botado al mar las llaves del diálogo con la guerrilla, y que esa puerta se abrirá cuando sus dirigentes renuncien a la violencia, devuelvan a los secuestrados. Es la notificación clara de que las cosas cambiaron y que el terrorismo o el desconocimiento de los Derechos Humanos ya no es argumento válido para lograr audiencia en Colombia. Ni siquiera cuando en el exterior aún existen gobernantes interesados en intervenir en nuestros asuntos, como ocurre con algunos miembros de Unasur.

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