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La ética y la política

"Cabe una reflexión adicional sobre lo que está ocurriendo en la campaña electoral y la presencia de una guerra sucia que busca influir en la decisión de los votantes a través de la calumnia, la desinformación y el espionaje, lo cual contrasta con la presencia de un verdadero debate público en el cual los electores conozcan a todos los candidatos y puedan formarse su propia opinión. Sin duda, lo que está sucediendo rebasa ya los principios y la ética que deben guiar a la política y a los políticos".

20 de mayo de 2014 Por:

"Cabe una reflexión adicional sobre lo que está ocurriendo en la campaña electoral y la presencia de una guerra sucia que busca influir en la decisión de los votantes a través de la calumnia, la desinformación y el espionaje, lo cual contrasta con la presencia de un verdadero debate público en el cual los electores conozcan a todos los candidatos y puedan formarse su propia opinión. Sin duda, lo que está sucediendo rebasa ya los principios y la ética que deben guiar a la política y a los políticos".

Tres días después de divulgado un video que compromete al candidato a la Presidencia de la República Óscar Iván Zuluaga con actividades por lo menos anormales de un pirata electrónico que fue contratado por su campaña, los colombianos siguen aguardando explicaciones claras de un episodio que se suma a la guerra sucia que ha invadido el proceso electoral y desviado su verdadero sentido.El video es incontrastable. En él se ve y se escucha al doctor Zuluaga intercambiando conceptos sobre lo que le ofrece el llamado hacker, referente a informaciones sobre la guerrilla, sobre lo que ocurre en las conversaciones que adelantan en La Habana e incluso sobre el acceso que tiene a fuentes de la Fuerza Pública y del Comando Sur de los Estados Unidos. Es decir, hay un ofrecimiento de actividades ilegales y de su posible utilización en la campaña electoral.Por supuesto, mucho de lo que ahí se escucha puede generar dudas acerca de la validez de las fuentes y de la verdad de las informaciones ofrecidas. Pero ello no puede ocultar la gravedad de lo ocurrido: que un aspirante a la Primera Magistratura del Estado contrate con quien trafica en forma ilegal con información privilegiada; que una vez la opinión pública se entera de eso, el mismo candidato diga que fue una brevísima reunión de tipo social, para después reconocer lo que muestra el video que está en manos de la Fiscalía y ahora aparece filtrado a la revista Semana.Otro aspecto es la forma clandestina en la que fue grabada la reunión del doctor Zuluaga con el pirata informático, el señor Andrés Sepúlveda, hoy detenido por la Fiscalía. Tal como se ve en el documento, allí se produjo otro caso de espionaje, que debe ser investigado. Ambos hechos, que son los últimos en conocerse, llevan a reflexionar sobre lo que sucede en nuestro país con el derecho a la privacidad y con el abuso de la tecnología para espiar a los demás sin orden judicial y para interferir decisiones como la elección del Presidente de Colombia.Y cabe una reflexión adicional sobre lo que está ocurriendo en la campaña electoral y la presencia de una guerra sucia que busca influir en la decisión de los votantes a través de la calumnia, la desinformación y el espionaje, lo cual contrasta con la presencia de un verdadero debate público en el cual los electores conozcan a todos los candidatos y puedan formarse su propia opinión. Sin duda, lo que está sucediendo rebasa ya los principios y la ética que deben guiar a la política y a los políticos. Con ello se evitará el desgaste que hoy está padeciendo la democracia colombiana, expresado en el rechazo creciente a los escándalos y a las prácticas indebidas.Por lo pronto, lo deseable es que el doctor Óscar Iván Zuluaga les explique sin cortapisas a los colombianos lo ocurrido con el episodio del video. Es lo que demanda un hecho en el cual se comprometen muchas más cosas que la actuación de un aspirante a la Presidencia. Y que no se olviden todos los candidatos que lo que está en juego no es sólo quién gana unas justas electorales sino el manejo del Estado durante los próximos cuatro años.

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