Editorial

Las enseñanzas de una Nobel

Su ausencia no fue más que la confirmación en transmisión mundial de la persecución política que ha ejercido el régimen durante años hacia ella...

GoogleSiga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

María Corina Machado. Nobel de Paz
The daughter of the Nobel Peace Prize laureate, Ana Corina Sosa, left, accepts the award on behalf of her mother during the Nobel Peace Prize ceremony at Oslo City Hall, Norway, Wednesday, Dec. 10, 2025. (Stian Lysberg Solum/NTB Scanpix via AP) | Foto: AP

11 de dic de 2025, 03:40 a. m.

Actualizado el 11 de dic de 2025, 05:20 a. m.

La entrega del Premio Nobel de la Paz a la dirigente opositora María Corina Machado, quien no pudo estar en la ceremonia, no solo reivindica el merecimiento del galardón por su lucha férrea en defensa de la democracia en Venezuela, sino que propina un golpe demoledor ante la comunidad internacional para el régimen de Nicolás Maduro.

Su ausencia no fue más que la confirmación en transmisión mundial de la persecución política que ha ejercido el régimen durante años hacia ella y contra cualquier dirigente de oposición que se ha atrevido a alzar la voz en rechazo a la dictadura incubada desde el gobierno de Hugo Chávez.

Que a pocos minutos de la entrega del Nobel de la Paz el mundo permaneciera expectante, sin saber su paradero y a la espera de confirmarse si María Corina Machado había logrado o no escapar de Venezuela, donde permanecía desde hace varios meses en la clandestinidad, es una vergüenza para el régimen y una muestra del talante represivo que impera en el país vecino.

La simple duda que en las últimas horas embargó al mundo sobre ¿dónde está María Corina? -quien en la madrugada de este jueves al fin pudo aterrizar en Oslo tras un periplo digno de película- es incluso más aplastante que cualquier marcha de rechazo o cualquier discurso político censurando el fraude electoral o la violación sistemática de los derechos humanos en Venezuela.

Cegado por el odio o por el desespero del cerco militar impuesto en sus costas por el Gobierno de Estados Unidos, el régimen en Venezuela ha cometido un error garrafal al intentar a toda costa neutralizar o invisibilizar a María Corina Machado, hacia donde por estos días apuntan los reflectores del mundo.

El mensaje del presidente del Comité Noruego del Nobel, Jørgen Watne Frydnes, contra el mandatario venezolano Nicolás Maduro no es menos contundente. “Señor Maduro: usted debe aceptar los resultados electorales y renunciar a su cargo”, en medio de los aplauso del público.

También a través de su hija, Ana Corina Sosa, quien leyó el discurso de María Corina y fue la persona encargada de recoger en Oslo el diploma y la medalla del Nobel el mundo escuchó la brutalidad de la dictadura que inhabilitó a su madre para las elecciones del 2024, persiguió sin tregua su equipo de campaña y la acusó de fabricar denuncias de fraude.

Por eso ante un régimen que etiqueta y persigue como criminal a quien defiende la democracia, cobra mayor relevancia el hecho de que varios presidentes de América Latina, incluidos Javier Millei, de Argentina; José Raúl Mulino, de Panamá, y Daniel Noboa, de Ecuador, asistieran al evento en la capital de Noruega para respaldar la lucha de María Corina en Venezuela.

El régimen y sus aliados han quedado notificados de que podrán manipular la verdad, atacar con propaganda y discursos la justicia que no se acomode a sus intereses y tildar de criminales a quienes defiendan la democracia, pero siempre tendrán un límite en su afán de forzar el deterioro institucional.

De ahí que la lucha de María Corina Machado contra el régimen dictatorial de Nicolás Maduro es también la lucha de muchos países de América Latina que ven como la sombra de la dictadura asoma amenazante bajo el disfraz y el discurso de falsos demócratas.

Regístrate gratis al boletín de noticias El País

Descarga la APP ElPaís.com.co:
Semana Noticias Google PlaySemana Noticias Apple Store

AHORA EN Editorial