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Las frambuesas de la perversidad

Las pesquisas conducen en principio a un drama pasional: un romance extramatrimonial del viudo y padre de la otra niña fallecida. El domiciliario que llevó las frambuesas ha dado pistas del origen del envío y aparentemente, estas llevan a la amante despechada.

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Eduardo José Victoria Ruiz.
Eduardo José Victoria Ruiz. | Foto: El País.

21 de dic de 2025, 02:23 a. m.

Actualizado el 21 de dic de 2025, 02:23 a. m.

Si fuera alto ejecutivo de Netflix, estaría tomado la difícil decisión de cuál guion escogería esta semana: Si con la epopeya de María Corina Machado atravesando una hostil Venezuela por tierra, para embarcarse en un pequeño bote en una noche con mar picado hasta Curazao y allí tomar el avión que la llevaría a Oslo, no solo a recibir el Nobel de la Paz, sino a potenciar su lucha para que Venezuela vuelva por los caminos democráticos.

Pero la otra opción para Netflix es la misteriosa muerte por envenenamiento de dos niñas en Bogotá, quienes consumieron frambuesas congeladas inoculadas con Talio, el peor de los venenos, pues al ser sinsabor e inodoro, se camufla en el paladar, en este caso entre las frutas y el chocolate. Las investigaciones hicieron que se mirara atrás la muerte de la mamá de una de las niñas, y se encontró que también en su organismo se había registrado consumo de Talio. Las pesquisas conducen en principio a un drama pasional: un romance extramatrimonial del viudo y padre de la otra niña fallecida. El domiciliario que llevó las frambuesas ha dado pistas del origen del envío y aparentemente, estas llevan a la amante despechada.

Volviendo al supuesto de Netflix, yo escogería inicialmente el segundo guion, no solo por los costos, sino porque los espectadores nos sentiríamos representados en algunos de tantos roles de esa trama: padres, abuelos, esposos, amantes, incluso compradores de comestibles a domicilio. Al final hay un drama psicológico inevitable: ¿Qué hace que un hombre o una mujer terminen enredándose sentimentalmente con un ser humano perverso? Conocemos personajes que se motivan sin descanso por unos senos almohadones, unas caderas de gitana, por posición social o por mejorar sus ingresos.

El costo de embarcarse con la persona equivocada es altísimo y eso no es solo para el amor, también para las sociedades, las personas de confianza en el trabajo y hasta para escoger los amigos. A veces creemos que la relación con una mala persona será efímera y por eso corremos riesgos; en ningún campo esto es válido. Para quienes hemos estado en el sistema financiero, una de las principales recomendaciones viene del Decálogo del Banquero, normas prescritas por Hugh McCullough en 1863, quien fue secretario del Tesoro en USA. Al respecto dice: “Si tiene razones para desconfiar de la integridad de un cliente, ciérrele su cuenta. No trate nunca con un bribón en la creencia de que usted puede impedir que le engañe. El riesgo en este caso es mayor que los beneficios”. Analogía extensiva a la vida.

¿Es fácil identificar una persona que nos generará una relación inconveniente? Pienso que sí, si tenemos el radar puesto y nos quitamos la venda de los ojos. Hay señales que nos dicen lo dañinas que serán: el resentimiento en sus análisis y comentarios; la dureza frente a los débiles; la falsedad en el comportamiento; a veces, hasta el momento de compartir una cuenta al final de una noche, marca una tendencia sobre la calidad de socios que tendríamos. A mí no se me ocurriría invitar a un negocio a quien argumenta que se tomó menos tragos o comió menos que los demás. Tampoco a quien carece de buenos modales o a quien fanfarronea con nombres propios de sus conquistas amorosas. Nada de eso lo hace confiable. Si así es en una conversación, no quisiera verlo en una reunión de negocios o en una relación íntima. Los detalles, muchas veces pequeños, orientan sobre la bondad o maledicencia de los demás.

Los errores muchas veces no están en los negocios y ni siquiera en la clandestinidad de las relaciones. Están en con quién se comparten los sentimientos y los intereses. ¿Esto lo habrá pensado el papá de las niñas de las frambuesas envenenadas?

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