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Conozca cómo estas universidades están allanando el camino para una educación equitativa al ofrecer matrículas gratuitas y oportunidades de servicio estudiantil.
El puesto que ocupa Cali es el número 25, entre las 32 capitales. Apenas está por encima de Mocoa, Valledupar, Puerto Carreño, San José del Guaviare, Leticia, Inírida y Mitú, y muy por debajo de Quibdó o Riohacha, consideradas entre las ciudades más pobres de Colombia. | Foto: Getty Images

Editorial

La educación es prioridad

Bienvenido el acompañamiento técnico que se hará a 48 instituciones educativas, así como los proyectos de bilingüismo o las inversiones proyectadas para mejorar la calidad, restaurar 249 sedes y construir 51 nuevas.

9 de mayo de 2024 Por: Editorial

A Cali le quedó grande la educación de sus niños y jóvenes. Estar entre las ocho ciudades capitales del país con los índices más bajos de calidad, cobertura y accesibilidad escolar, además de ser una vergüenza, obliga a una reflexión profunda sobre la forma como la capital del Valle ha gestionado desde hace años el que debería ser su capital más importante, el que definirá su futuro y posibilitará su progreso.

El puesto que ocupa Cali es el número 25, entre las 32 capitales. Apenas está por encima de Mocoa, Valledupar, Puerto Carreño, San José del Guaviare, Leticia, Inírida y Mitú, y muy por debajo de Quibdó o Riohacha, consideradas entre las ciudades más pobres de Colombia. El impacto de ese descenso progresivo en los niveles de la educación caleña, ya se notan en aspectos como la caída local en los índices de competitividad.

Los problemas se encuentran por doquier en la enseñanza básica y media. Como ya lo había contado la actual Secretaria de Educación, preocupa que mientras en el 2019 el 20% de las instituciones educativas tenían calificación A y A+ -según los resultados de las pruebas del Estado-, en 2023 solo un 4% llegó a ese nivel.

Cuando se incluyen las instituciones públicas y privadas, la ciudad se encuentra en el puesto 15 a escala nacional en cuanto a calidad, pero baja al 19 si se miden solo los colegios oficiales, es decir los que son responsabilidad del Municipio. Peor aún es que en nivel preescolar se ubique en la casilla 27 y en primaria en la 29, lo que indica que en el mediano plazo la situación será aún más grave.

Sin duda, la situación está diagnosticada desde hace varias administraciones locales, pero las respuestas que se le han dado al que debe considerarse el mayor problema no han sido las adecuadas.

No hay explicación, por ejemplo, a que la ciudad doble el índice nacional de deserción escolar en la educación básica y media. Son 10.000 niños y adolescentes, según cifras oficiales, que salieron del sistema solo el año anterior, pero el número puede ser mayor si se suman aquellos que nunca se han inscrito a un colegio y de los que poca o ninguna información se tiene.

A ello se suman los problemas de infraestructura en escuelas y colegios, que requieren de la intervención del Gobierno de forma urgente. También la falta de docentes de planta o las demoras en solucionar las vacantes tanto definitivas como temporales, así como las deficiencias en la formación de maestros capacitados lo que pone a tambalear la calidad educativa.

Bienvenido el Plan Maestro de Educación que se ha anunciado y que deberá definir las políticas públicas locales para los próximos 10 años. Bienvenido el acompañamiento técnico que se hará a 48 instituciones educativas, así como los proyectos de bilingüismo o las inversiones proyectadas para mejorar la calidad, restaurar 249 sedes y construir 51 nuevas.

El llamado es a que se empiece ya, porque cada día que pase sin emprender las acciones que se requieren, significa una generación más de niños y jóvenes caleños que no recibirán la educación que se merecen, así como más años de rezago para el progreso de la capital del Valle.

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