CALI
Futuro para el MÍO
Ya aprobado el acuerdo y pese a las deficiencias que tiene, solo queda hacer una veeduría juiciosa, trabajo que les corresponde a los organismos de control y a la ciudadanía, para que esos recursos sean bien invertidos.
No salvar al MÍO sería un freno al desarrollo de Cali y dejarlo desfinanciado representaría retroceder 20 años en términos de movilidad y urbanismo. Sin embargo, presentar un plan de salvamento para el sistema sobre expectativas y sin un estudio financiero juicioso y responsable es un panorama aún peor.
El riesgo es real: a un mes de su aprobación en el Concejo, sigue sin conocerse cómo y en qué se invertirán los billonarios recursos de la sobretasa a la gasolina, comprometida hasta el 2045, y de otras fuentes de financiación, destinadas a garantizar la continuidad del sistema de transporte caleño. El diagnóstico de los males que aquejan al MÍO se ha esbozado no sólo en esta sino desde administraciones anteriores: la tarifa debe ser subsidiada, se necesita más flota para atender la demanda y mayores controles a la piratería para evitar el paralelismo.
Un rosario escrito en cada Alcaldía.
Pignorar la sobretasa a la gasolina por los próximos 22 años y comprometer recursos que superan los $1,3 billones, debe tener como requisito mínimo un marco fiscal de mediano plazo, un aspecto del que adolece el proyecto de esta Alcaldía. Es decir, se debe especificar, de forma detallada, cuáles serán los planes estratégicos para salvar el sistema. Más aún cuando existe una desconfianza generalizada en esta Administración, corroborada por las encuestas.
Por ello, a la opinión pública no le convence que el Concejo de Cali, al aprobar hace un mes el Acuerdo 180, le haya entregado a la actual Administración Municipal ese cheque en blanco, autorizando un proyecto para salvar al MÍO, sin la claridad, ni la transparencia, que da el conocer en detalle en qué se invertirán los recursos para lograr tal fin.
Desde los gremios se lanzaron las alertas. Solo se conocen los estudios que hacen una modelación de la reingeniería que requiere el sistema, que suena bien, y las declaraciones volátiles que ha entregado el Presidente de Metrocali en las que habla de la necesidad de comprar más buses, garantizar la seguridad en las estaciones del MÍO, poner cámaras de vigilancia, firmar el convenio con la Policía para que proteja el sistema, educar a los usuarios para que se apropien de él y lo cuiden.
Pero no hay nada sobre el plan de acción específico, con datos y números reales o metas que se deban cumplir. Ahí es donde la teoría de la consultoría no se articula con la realidad de las inversiones. Por ejemplo, sobre los recursos de la sobretasa de la gasolina se debe indicar con claridad en qué temas de infraestructura puntual se invertirán, asimismo, cuánta plata se requerirá para hacer el sistema sostenible.
Ya aprobado el acuerdo y pese a las deficiencias que tiene, solo queda hacer una veeduría juiciosa, trabajo que les corresponde a los organismos de control y a la ciudadanía, para que esos recursos sean bien invertidos.
Esa es la tarea a realizar para que los 250.000 usuarios actuales y el millón que deberá haber a futuro, no se queden sin sistema de transporte masivo, y Cali sin el que debería ser el jalonador de su desarrollo urbano.