6024455000De los Santos y de El Tiempo
Beatriz López, con Nora Parra, Silvia Jaramillo, Daniel Samper Pizano, Roberto Posada D’Artagnan, Rafael, Enrique y ‘Pacho’ Santos, hicieron gran tarea en El Tiempo.
Beatriz López, con Nora Parra, Silvia Jaramillo, Daniel Samper Pizano, Roberto Posada D’Artagnan, Rafael, Enrique y ‘Pacho’ Santos, hicieron gran tarea en El Tiempo. Eso lo recordé hablando 48 minutos con Beatriz López quien, gracias al virus y al encierro, le sobra tiempo para charlas y lo hace con gratísimo humor. Como Beatriz pasó años en el curubito de El Tiempo, otros años muy cerca de sus concuñados (Don Gabo García Márquez y Mercedes) y estos años en El País, sabe todo en política e historia y del periodismo y de la Cali cultural.
Gastamos 48 minutos recordando los años en que no había pandemias, ni encierros y veíamos en Bogotá a Fanny Mickey, Santiago García, su Teatro La Candelaria y ‘Guadalupe años cincuenta’ y ‘Marat/Sade’. Recordamos con Beatriz que llevando yo siete años escribiendo en El Tiempo, me invitó Rodrigo Lloreda en casa de Lilly Scarpetta en Bogotá, a escribir en El País. Vamos, aquí ya cumplí 26 0 28 años como columnista. No lo creo, soy un mega veterano, llevo casi 35 años en El Tiempo y 28 años en ALÓ y 27 en Caracol Televisión. Innegable, talento, disciplina y juego limpio. Punto.
Beatriz López me pregunta: ¿Cómo pasas a columnista de El Tiempo? Lo he contado siete veces en prensa y televisión, la verdad total, llegué por invitación telefónica luego personal del ‘supremo’ director Hernando Santos Castillo, un liberal, un demócrata, un casi español republicano, taurino, antifranquista militante. Yo venía de ser un parlamentario aplicado, lo de El Tiempo me cayó del cielo, pasé a televisión a figura de las pasarelas. Entonces, Juan Manuel Santos era subdirector del periódico, Enrique Santos Calderón, columnista de Contra-Escape.
No me invitó don Hernando Santos Castillo a El Tiempo porque yo fuera experto en Althusser o filólogo, me invitó porque leyó varias columnas mías, con toque político, en una revista liberal. Suerte mía, le gustó el tono, el ritmo, el irónico casi burlón, sin zapatazo. Me localizó Helena su fiel asistente, me llamó, me invitó. Debut atrevido: “No acepto ser columnista de El Tiempo”. Segunda: “No insistan”. Tercera columna: “No acepto, no insistan”. El director Hernando Santos, gozó mi ocurrente columna, negándome a ser columnista. He gozado ser columnista de El Tiempo y de El País y ser figura en Caracol televisión. Punto.
Aplaudí el capítulo en Telepacífico sobre la vida y obra de Álvarez Gardeazábal, un disidente. Gardeazábal, 18 libros, político, gobernador, periodista amigo de mi madre y colorín colorado. Toca vivir, el peligro, ¡han exagerado!
