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Humberto De la Calle, excandidato presidencial. | Foto: Colprensa

LITERATURA

"Estamos en un retroceso en Colombia": Humberto de la Calle tras su paso por la Feria del Libro

El exjefe negociador del Gobierno con las Farc habló con El País, a propósito de la presentación de su libro 'Revelaciones al final de una guerra'.

17 de octubre de 2019 Por: Yefferson Ospina Bedoya / Periodista de El País

No hay duda de que Humberto de la Calle se ha convertido ya, de una vez y para siempre, en uno de los hombres más importantes de la historia reciente de Colombia y, más que eso, es un artífice de la propia historia del país.

A la cabeza del grupo negociador del Gobierno con las Farc, fue el hombre encargado de dar forma al acuerdo de paz, de contener a las Farc, de tolerar las discusiones, áridas y enardecidas por momentos, y sobre todo, de asumir el deber moral de intentar el cese de la guerra para todo un país.

Este jueves estuvo en la Feria del Libro de Cali presenando ‘Revelaciones al final de una guerra’, su libro de memorias sobre lo que fueron los cuatro feroces años de diálogos con las Farc en La Habana.

¿Por qué decidió escribir este libro?

No soy gran televidente pero veo noticieros. En La Habana, aún cuando tenía televisión en mi cuarto, jamás lo prendí. Solo veíamos los partidos de la Selección Colombia. Así que el tiempo que no estábamos en sesión lo dediqué a leer y por las noches tomaba nota de lo ocurrido cada día. Así que este libro tiene esa característica, es un libro genuino en el sentido de que es mi punto de vista, sí, pero son las anotaciones alrededor de los diálogos que hice prácticamente todas las noches del proceso y que termina con esta recopilación.

¿Pero por qué la necesidad de publicar esas anotaciones?

Primero, porque me parece que hay que dejar un testimonio que, repito, tiene la ventaja de que no es un libro propagandístico, para exaltar, sino que reconoce las limitaciones y las dificultades del acuerdo y muestra las entrañas de la negociación. Yo creo que eso es importante para los colombianos, ahora y sobre todo en el futuro. Este es el tipo de recuento al cual pueden regresar críticos, historiadores, etc. Y en segundo lugar, porque me parece que en Colombia no tenemos una costumbre que es muy anglosajona, y es que las personas que desempeñan funciones públicas, casi todos dejan alguna memoria de lo que les ocurrió y su punto de vista de lo que hicieron.

El libro tiene un tono pedagógico evidente. Cuando usted habla del problema de la tierra, por ejemplo, no solo se refiere al acuerdo, sino que expone cifras y explica el fenómeno. Dice, por ejemplo, que la concentración de la tierra en Colombia en pocas manos es cada vez mayor...

Sin duda alguna, el libro tiene la intención del registro pero también la intención de exponer el sustento del tipo de conversaciones que tuvimos en La Habana. Lo del campo es dramático, porque primero, las cifras que doy en el libro están refrendadas después por un censo del estado colombiano, donde aparecen incluso cifras peores, y que muestran que hay un fragmento de la élite colombiana que siempre le está poniendo trabas a una situación que no es un tema ideológica ni de las Farc, sino de todo el país, y que es la estabilización del campo. Porque si no lo hacemos, vamos a dejar semillas vivas de posibles nuevas violencias. Pero también hay un esfuerzo pedagógico en los temas de justicia transicional, que son complejos para la gente. Este es el primer acuerdo en el mundo bajo la vigencia del Estatuto de Roma, que permitía hacer amnistías, y eso exigía una pedagogía que allí está y que quizá fue limitada, en el sentido de que muchos colombianos tomaron decisiones distintas a las del acuerdo.

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Usted hizo un esfuerzo personal, intelectual, físico, familiar e incluso profesional como jefe de negociación. ¿Qué sintió cuando se enteró de que se votó el No?

Fue un momento muy duro porque es cierto que perdí mi oficina de abogado, dejé de pasar tiempo con mis nietos, que realmente es lo más importante. Cuando los niños tienen 2, 3 o 4 años, cada día perdido es irrecuperable. Así que fue una gran frustración ver que la gente votó por el No, pero no quise entrar en una fase de histeria o de desespero. Lo recibí con cierta tranquilidad, en medio de la sorpresa e incluso cuando el Presidente a solas me habló de la posibilidad de su renuncia. Fue muy duro también porque no había encuesta que predijera que íbamos a perder.

¿Cómo analiza la situación de nuevas violencias del país?

El hecho evidente es que han renacido unas formas de violencia que quizá no habían desaparecido completamente. Las elecciones más pacíficas de los últimos tiempos fueron las de 2018. Y ahora lo que estamos viendo no solo es el asesinato de candidatos y una perturbación del proceso electoral, sino asesinato de excombatientes, líderes sociales de muy diversas proveniencias y geografías. El Ministro de Defensa dice “no, esos líderes debe ser que estaban entre narcos”, y no podemos calificar a los líderes de esa manera, a los líderes ambientales, los líderes de restitución de tierras, los líderes de las minorías sexuales. Yo creo que estamos en un retroceso en el país, y que hay un cierto aire autocrático. Me parece que hay unas libertades que lentamente y con la indiferencia de muchas personas, se han ido perdiendo. La tesis del estado de opinión ahora ha desembocado en la idea de que uno puede derogar una sentencia de la Corte Constitucional a través de un referendo, que es lo que hace el caudillismo; unas propuestas de carácter populista de todos los lados del establecimiento político y económico. La tesis de que le íbamos a entregar el país a las Farc es una ridiculez. Aquí tenemos unos problemas de solvencia del estado de derecho y de la democracia.

¿Usted tiene esperanza?

A mí me gusta mucho el pesimismo pero en la vida personal, porque me parece que es el antídoto contra las decepciones. Pero en este caso yo creo que somos capaces de superar esto. Estamos pasando por un momento de turbulencia, pero me satisface mucho ver que la comunidad internacional está firme apoyando las decisiones que se han tomado en torno al acuerdo, pero eso no significa que debamos distraernos. Porque sí creo que hay caminando algo que va mucho más allá de una discusión que ya terminó con un grupo guerrillero. En el país hay realmente una gran discusión sobre la separación de poderes, sobre el estado derecho, sobre hacia dónde debe dirigirse Colombia en términos democráticos.

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Referente

“Este libro es un referente imprescindible para comprender el proceso en el que terminamos esta guerra y sus efectos. Con la visión ética que lo identificó en la Constitución de 1991, pero sobre todo con la fuerza de un verdadero pacifista, De la Calle presenta los principios que encauzaron el Acuerdo de La Habana.”

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