Templos icónicos, a la espera de 'primeros auxilios': este es el panorama de las iglesias tradicionales de Cali
Obras de restauración de la capilla La Inmaculada, en San Francisco, están en un 70%; Alcaldía anunció $1000 millones para La Ermita; San Antonio necesita intervención.
La historia comenzó en 1750. En ese año, cuenta el padre Guillermo Alirio Muñoz Castillo, llegaron a Cali los frailes franciscanos. Junto a ellos estaba el fray Fernando de Jesús Larrea, un misionero que es recordado por ser el autor original de la novena de aguinaldos que se reza en Colombia, Ecuador y Venezuela en los días previos a la Navidad. Su cuerpo está sepultado en el cementerio de la comunidad, allí en San Francisco, en el centro de Cali.
– Los franciscanos llegamos a Cali por petición de la ciudadanía. Había desorden, aunque la ciudad era muy pequeña. Al principio los franciscanos de la época se alojaban en una casa junto a la iglesia San Rosa. Después, en 1757, se construyó el convento San Joaquín, gracias a donaciones. Allí se preparaban los misioneros que salían para el Chocó y otras zonas de Colombia. Enseguida se construyó la capilla La Inmaculada. La obra comenzó en 1760 y finalizó en 1764. Luego se construyó la famosa Torre Mudéjar, en 1772. Quedó lista dos años después. Y entre 1803 y 1827 se construyó el templo de San Francisco – continúa el padre.
Es decir, aquel complejo en ladrillo frente a la Gobernación del Valle, que en Cali la gente conoce como ‘San Francisco’, a secas, en realidad incluye al convento de San Joaquín, a la capilla La Inmaculada y, en la esquina, al templo de San Francisco.
Hace un año, el 12 de mayo de 2022, un sismo de 5.5 sacudió la infraestructura. Doce días después, el 24 de mayo, a las 10 de la noche, y tras una fuerte temporada de lluvias, un muro de la capilla La Inmaculada se vino al suelo.
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El arquitecto de la comunidad franciscana, Juan Pablo Arias, comenta que desde entonces se viene realizando una obra que los expertos llaman ‘Primeros Auxilios’. Consiste en hacer una capilla provisional encima de la ya existente, para protegerla, y amarrar el resto de los muros.
– La idea es que estos primeros auxilios garanticen que ningún otro muro de la capilla La Inmaculada vaya a volver a fallar, que el sistema se estabilice y que el invierno que nos está golpeando no haga más estragos.
Para explicarlo de forma sencilla, lo que se está haciendo es ‘forrar’ la capilla antigua, con una nueva estructura. Las obras estuvieron a cargo de la Escuela Taller de Popayán y sus estudiantes, tras un convenio establecido con el Ministerio de Cultura. Los trabajos tienen un avance del 70%.
El 30% restante consiste en terminar la sobrecubierta, pero el proyecto está suspendido. Se está a la espera de que la Alcaldía de Cali establezca otro convenio con la Escuela Taller para finalizarlo.
– Sin embargo, lo más importante, que era estabilizar la capilla La Inmaculada, ya se logró. Así se garantiza que el patrimonio histórico no se deteriore. De no haberse hecho este trabajo, posiblemente los otros muros hubieran colapsado –continúa el arquitecto Juan Pablo Arias.
Una vez finalicen los primeros auxilios, el paso siguiente es una intervención especializada de la capilla por arquitectos expertos en bienes de carácter patrimonial para, respetando ese patrimonio, actualizar la estructura a las normas actuales de sismoresistencia.
En conclusión, comenta el padre Guillermo Alirio Muñoz Castillo justo antes de la misa del mediodía en el templo de San Francisco, tanto el convento San Joaquín como la capilla La Inmaculada y el templo, no representan ningún riesgo para los feligreses durante esta Semana Santa, aunque la capilla La Inmaculada sigue cerrada al público.
Muy cerca, en la Plaza de Cayzedo, se encuentra otro de los templos icónicos de Cali: La catedral metropolitana de San Pedro Apóstol. Se le considera como el principal templo de la Arquidiócesis. Fue declarado Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional en 2004.
– Allí teníamos problemas bastante serios en los techos, pero hemos venido trabajando para corregirlos. Actualmente están terminando el trabajo del tejado sobre la cúpula posterior, el altar, porque teníamos mucha humedad. Falta una parte, porque en la capilla alterna de La Catedral también tenemos que impermeabilizar una plancha. Y en la plancha que da hacia la calle 11, también tenemos el problema de humedad que se estaba filtrando – dice el padre Wiston Mosquera, quien además viene gestionando una reja para que por fin paren los hurtos en la iglesia.
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Lo que más se roban los habitantes de la calle son las adornos en bronce de las puertas exteriores. Por eso se pidió autorización a la Subsecretaría de Patrimonio de la ciudad para diseñar la reja exterior. El diseño se le envió también al Ministerio de Cultura, que debe autorizar cualquier intervención en los bienes de interés cultural de Colombia. Pero no ha respondido.
– Para que el Ministerio de Cultura responda es muy complicado. A mí nunca me ha respondido. Le he mandado cartas a las tres ministras vallecaucanas y ninguna mostró interés ni por La Catedral, ni por La Ermita – advierte el padre Wiston, quien también es el sacerdote de La Ermita.
Este martes, por cierto, la Alcaldía, en rueda de prensa, anunció un convenio para invertir en La Ermita $1000 millones.
Con los recursos se empezarán a adelantar las obras que, dijo la Universidad del Valle en un estudio del año 2019, requiere la iglesia que se convirtió en postal turística. Como restituir elementos estructurales en mal estado (vigas), reparar filos, sellar fisuras, retirar el repello y poner uno nuevo, pintar. El proyecto cuesta en su totalidad unos $2.000 millones.
– Como Alcaldía, no podíamos invertir en La Ermita, al ser un bien de interés cultural de carácter privado. Mientras se resolvía ese tema, lo que hicimos fue obtener donaciones voluntarias: un día de salario de los empleados de la Alcaldía. Eso permitió en parte reunir los recursos para arreglar las campanas – explicó Leonardo Medina, Subsecretario de Patrimonio de Cali.
Este miércoles 5 de abril, a partir de las 6:30 de la tarde, en La Catedral, se ofrecerá además un concierto a cargo del concertista Enrique Millán Gómez, compositor y profesor de guitarra desde 1979, egresado del Conservatorio Antonio María Valencia. Tocará música de Bach, Manuel de Falla y Alonso Mudara. Al ingreso se podrán adquirir bonos, de manera voluntaria, y los recursos se destinarán a la restauración de La Ermita.
Por otro lado, la Subsecretaría de Patrimonio de la ciudad anunció que tras un informe arquitectónico, se determinó que la iglesia San Antonio tiene afectaciones, por lo que se ha recomendado su intervención.
– Sin embargo se debe insistir en que las iglesias icónicas de Cali son propiedad de la Arquidiócesis o de las comunidades religiosas. Por lo tanto la Alcaldía no puede invertir en bienes de interés cultural que sean de carácter privado, no existe una norma que lo permita. Lo que sí existe es la exoneración del impuesto predial total o parcial para este tipo de bienes que son de interés cultural. La idea es que cada año estas Iglesias presenten su solicitud con el compromiso de que esos recursos sean invertidos en mantenimientos – explicó el Subsecretario Leonardo Medina.
Hasta el momento, las iglesias que solicitaron la exoneración del impuesto predial de 2022 fueron La Milagrosa, La Ermita y Santa Rosa.
Preocupa el patrimonio
El estado de las iglesias tradicionales de Cali refleja la condición de abandono en que se encuentra la zona céntrica, afirman desde la Sociedad Colombiana de Arquitectos.
Académicos de la Regional Valle advierten que aunque en La Ermita, San Francisco y la Catedral, se han realizado obras de mantenimiento, estas no siempre estuvieron ajustadas a lo que establece la norma. “Vemos entonces edificaciones que colapsan, que se deterioran rápidamente o con intervenciones que entran en conflicto con su estilo original”.
Y agregan: “Son evidentes las problemáticas con relación al patrimonio de la ciudad, en su mayoría obedecen al mal manejo urbanístico que se le ha dado porque se defienden intereses particulares”.
Pese a reconocer la urgencia de intervención en la mayoría de los templos, aseguran que si estos procesos no se llevan a cabo a través de concursos, es difícil garantizar la defensa y el cuidado de ese patrimonio arquitectónico.