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Natalia Durán, actriz colombiana. | Foto: Instagram Natalia Durán

ABUSO SEXUAL

La actriz caleña Natalia Durán habla sobre su proceso de sanación frente al cáncer

Activista social y ambiental, ha librado muchas luchas, como apadrinar niñas y niños víctimas de la violencia sexual, y hace dos semanas en su canal de Youtube, Nati en Transición, sorprendió a sus seguidores con un especial que llamó Pedacitos de Mí, al contar que ella misma fue víctima de abuso sexual por parte de su padre biológico.

17 de abril de 2022 Por: Isabel Peláez, reportera de El País

Natalia Durán Velasco es una caleña que desde niña mostró curiosidad por el conocimiento. En su deseo de ser astronauta, hizo cursos universitarios a sus 9 años con gente de 25 y 30 años. Fue modelo en Londres para la marca Levi’s y del video del éxito de Juanes, La Camisa Negra. Actuó en Padres e Hijos, Los Reyes, Floricienta, Sobregiro de Amor, A Corazón Abierto, Corazones Blindados, La Prepago; protagonizó Secretos del Paraíso, además, ha realizado películas, obras de teatro y trabajado como presentadora e imagen de campañas comerciales.

Activista social y ambiental, ha librado muchas luchas, como apadrinar niñas y niños víctimas de la violencia sexual, y hace dos semanas en su canal de Youtube, Nati en Transición, sorprendió a sus seguidores con un especial que llamó Pedacitos de Mí, al contar que ella misma fue víctima de abuso sexual por parte de su padre biológico y de dos familiares, y que ha tenido que luchar contra el síndrome de los implantes mamarios o enfermedad de Asia, por el que perdió habilidades cognitivas, además del diagnóstico de cáncer de tiroides, por el que tuvo que someterse a varias cirugías y tratamientos. Hablamos con ella.

1. Mi cuerpo era frágil

¿Cómo fue la experiencia de desconectarse de las redes sociales un tiempo?

Cuando uno entra en procesos de retos es importante ir hacia adentro, escucharse, escuchar al cuerpo; ya es suficiente ruido y actividad cuando uno se enferma o está en momentos difíciles. Uno debe ponerse atención tanto física, como mental y espiritualmente. Ese fue uno de los aspectos más importantes de la sanación, volver a mí, a mi entorno pequeño, a organizar mi casa como lugar de curación, rodearme de las personas que me apoyan y me aman fue vital para lograr este proceso en calma, lo más conectada con mi propósito.

¿En qué ha consistido su sanación?


Es un proceso integral, las enfermedades no son solo físicas, la mente es la que manda los impulsos al cuerpo y este obedece, la enfermedad es un aviso de algo interno, de algún pensamiento o trauma que se materializa como una enfermedad crónica, un cáncer. Mi sanación ha consistido en entender la enfermedad de una manera integral, que no solo está en el cuerpo, sino en la mente, en el espíritu, en el entorno.

Mi proceso ha sido ir hacia dentro, buscar en todo tipo de herramientas que me ayuden a entender mi universo interno, de qué manera me relaciono con mi cuerpo, y a partir de la enfermedad hacer lógicas aleatorias a las cosas que tengan que ver con mi emocionalidad. También me tuve que realizar tres cirugías, diferentes tratamientos y fue muy importante mi rehabilitación a partir de la desintoxicación y la desinflamación del cuerpo con dietas estrictas especiales para el cáncer, que lograron rehabilitarme y prepararme —estaba en un estado físico muy deteriorado—, para asumir con fuerza el tratamiento del cáncer.

¿Qué estereotipos del patriarcado han afectado más a las mujeres?

Todo lo asociado a la mujer se ha concebido como negativo, la feminización es un insulto, entonces las cualidades o virtudes asociadas a la mujer, como la sensibilidad, la intuición y lo que no se puede medir con regla, con ciencia, esa sabiduría que tenemos, que no obedece a la que nos dicta la sociedad. Hay todo un universo que funciona en otra dimensión, de otra manera, al que hemos estado cercanas las mujeres y que no se mide con las normas de esta sociedad.

¿Y con respecto a la enfermedad de Asia, dichos estereotipos afectan su diagnóstico?

Así es, a muchas mujeres que están mal, no las pueden diagnosticar con esta enfermedad que es la de los implantes, porque entran dentro del señalamiento de exageradas, hormonales. Todos estos prototipos que replicamos, nos afectan en el diagnóstico de una enfermedad, al invalidar la experiencia de las mujeres.

También están los prototipos estéticos, complicadísimos: las flacas, las curvis, en los que tenemos que entrar para ser respetadas, deseadas, admiradas por un montón de cosas que no somos y no tenemos por qué ser. No sé de dónde sacaron las reglas del cuerpo correcto, eso no existe, o la naturaleza no tendría una diversidad tan grande, estaría equivocada.

¿Cuándo decidió quitarse las prótesis y por qué?

Había oído de la enfermedad de las prótesis, había leído y cada vez me sentía más identificada. Sin embargo, tristemente, de esta poco se conoce. Hoy hablaba con Laura Acuña y me decía: “Yo nunca había oído hablar de esto”. La enfermedad está demasiado escondida, algunos médicos le dicen a uno “¡Ay! Tan exagerada”. Uno está muy ignorante frente a esto. Yo había empezado a acudir a una cosa y a la otra y en un momento de decadencia crónica dije: “Dios mío, qué es esto” y supe que la padecía gracias a que escuché en un podcast de Claudia Bahamón y Mónica Fonseca, al médico Alan González y a Angelly Moncayo, hablando de la enfermedad de Asia.

Ella tiene la fundación Asia Recovery LLC, que investiga este fenómeno de las patologías adyacentes a las prótesis. Y dije, “estoy segura de que tengo eso”. La llamé: “necesito que me ayudes”. Hablamos cuatro horas y dije “tengo esto”, gracias a ella pude llegar a los especialistas que saben de esto y me diagnosticaron.

¿Cuáles son los síntomas?

Como es una enfermedad autoinmune y puede tener doscientos síntomas, un día te duele un ojo, al otro día el pelo, otro más te vomitaste, es difícil. Pero Asia tiene cosas particulares, como dolores articulares, pérdida de la memoria, dificultad para razonar, hay un tema muy fuerte como es el decaimiento de las facultades cognitivas y las mujeres no se explican lo que está pasando, la mayoría siente esta confusión, esta niebla mental. Uno tiene que creerle a su intuición con respecto a su cuerpo y si tienes más de 20 características de ASIA, te das cuenta de que la padeces.

¿En el momento del diagnóstico, estaba trabajando en televisión?


No, ya llevaba sin trabajar un montón, casi que ni me levantaba de la cama, llevaba unos cuatro años para abajo, y los últimos dos fueron horribles, estaba en deterioro total y había empezado a hacerme exámenes serios para entender qué me estaba pasando. Cuando estaba en estos, oí el podcast, hablé con Angelly y empezó este proceso.

¿Cuál fue el último trabajo que hizo? ¿Le costaba aprenderse un guion?


Lo último que hice en televisión fue en La Ley del Corazón. Las fallas en la memoria las sentí fuertemente haciendo la novela Tiro de Gracia y unas obras de teatro. Yo estaba muy mal, me tuvieron que hospitalizar muchas veces. Desde A Corazón Abierto yo ya había estado en la clínica por una infección en un brazo, después me dio otra vez de la nada.

¿Pensó que se trataba de estrés?

Claro, uno empieza a sentir que la culpa es de uno, y como no encuentras la causa, dices “es estrés” o aceptas que tienes una salud frágil. Llegué a un punto en que sentí que mi cuerpo iba a colapsar. Me hospitalizaron muchas veces, me dieron diferentes cosas, simplemente mi familia y yo asumimos que yo era una persona enferma. Pero la verdad no era esa, para nada.

“Creemos que la respuesta está afuera, en mi belleza, en el éxito, en mi carrera; está en ir hacia adentro”, Natalia Durán.

2. 'Partecitas de mi vida’

¿Cuál era la verdad entonces? Natalia cuenta que ella siempre ha sido muy resiliente. “Eso suele decir la gente de mí: ‘Esa vieja es una guerrera, una berraca y siempre sale adelante’. Pero cuando tratas de tener la mejor actitud y tu cuerpo y tu mente no te responden, y no encuentras la causa, son cosas que durante años te van minando. Llevaba diez años con este deterioro. Estaba triste, sin entender nada, con una pobre visión frente a la vida, sin talento, sin ganas. Sentí caducidad, me preguntaba: ¿Para qué sirvo? ¿Qué hago en este mundo?”.

Sin embargo, hace un año y medio, se dijo: “necesito llegar al fondo de esto, algo está mal aquí”. Y con ayuda de su terapeuta psicológica, miró hacia adentro de ella. “Me hice exámenes con una internista y llegó el diagnóstico de ASIA, todas las piezas empezaron a juntarse, y llegó el cáncer, y eso fue un totazo de una sola vez y tocó asumir las dos enfermedades juntas”.

¿Decide contar su historia de abuso como parte de su sanación?

Siento que la causa de las enfermedades, como el Asia, está asociada al universo interior. Me lo pregunté cuando me dijeron “se tiene que quitar las prótesis” y entré en una desesperación. Yo decía “pero es absurdo, ¿por qué estoy experimentando tanto dolor emocional frente a la pérdida de unas siliconas, si lo que procuro es mi salud? Y entendí, era algo que ya había trabajado y aceptado, pero al parecer no tanto, y lo que tiene que ver con mi cuerpo y las prótesis está soportado y enlazado con el abuso”.

¿Al confesar el abuso de su padre, hubo señalamientos de la gente?

Sí, me decían “los trapos sucios se lavan en casa, por qué le cuenta a todo el mundo, por qué no lo arregla con su terapeuta”, pero considero que si hay algo que se tiene que contar es el abuso, lo más grave es el silencio, taparlo, eso hace que exista. Hay que normalizar el diálogo, se tiene que poder hablar del abuso. Al no callar, estaremos mejor parados frente a esta problemática que afecta a un niño de cada tres.

Algunos juzgan a la víctima, dicen “por qué no lo dijo antes”...

Porque las improntas del abuso generan daños en la concepción de la realidad, mucha gente abusada no lo puede entender, sabe que algo está mal pero su mente juega con ella, por eso no lo cuenta. Si eres un niño quedas súper confundido, si eres adulto tienes vergüenza, las mujeres y los hombres tienden a sentirla y no cuentan porque tienen una carga de prejuicios sociales, que les hacen difícil aceptarlo. ¿Y si no eres capaz de aceptarlo tú, por qué vas a ser capaz de exteriorizarlo?

¿Perdonó a su padre biológico por abusar sexualmente de usted?

Claro que sí, por supuesto que lo perdoné, siento una gran compasión por él y por los hombres que se ven llevados a esto, todos somos víctimas de víctimas, mi papá fue un hombre que tuvo que haber sufrido muchísimo. Por lo general, las personas abusadoras han sido abusadas, esto se da en un 90 % de los hombres y en las mujeres se manifiesta con vergüenza de su propio cuerpo; a la mujer se le manifiesta más internamente la destrucción y al hombre más externamente.

Hombres que han sido abusados tienden a ser abusadores. Mi papá es una víctima de un sistema, no tuvo oportunidades de tener una infancia más bonita, sino violenta, difícil, no dudo que haya tenido un abuso, siento una compasión muy grande por él. Me gustaría que esté tranquilo y que haya entendido la lección. Este camino por más fuerte que fue, lo pude convertir en cosas positivas para mi vida, marcó mi desarrollo personal, mis dudas espirituales han sido señaladas por este sendero y, dentro de mis creencias, me permitió que mi conciencia buscara la evolución.

¿Qué siente hoy día por Fernando Segura, su padre biológico?

Por Fernando tengo agradecimiento por muchas cosas. Me encantaría que no le pase a más niños, a más mujeres, lo que me pasó. Sin embargo, gracias a esta experiencia puedo comprender muchas cosas y lamento mucho, la verdad, con todo mi amor, que él haya tenido que pasar por una infancia dura para llegar a esos paradigmas mentales. No me gusta que se condene a mi papá biológico, tenemos ese imaginario “es un loco, un violador”, pero no es así, hay un montón de gente que conocemos con estas tendencias destructivas, pero muchas veces no tienen cómo arreglarlas; si lo que hay es condena y odio hacia este tipo de cosas, es más difícil identificarlo.

No digo que esté bien, pero vamos a tener que abordarlo desde un lugar más sabio.

¿Su familia, su mamá o las personas que estaban a su alrededor, supieron de su abuso?

No, jamás. Creo que mi mamá intuitivamente se dio cuenta de algo y ahí fue cuando decidió irse.

Su padre adoptivo, antítesis del biológico, ¿qué le aportó en su vida?
Mi padre adoptivo me rehabilitó, me mostró un mundo diferente y posible frente a los paradigmas que tenemos en la sociedad, de lo que creemos que es la masculinidad. Es de las pocas personas que conozco tan fuera de estos esquemas. Opera con otras reglas, desde la decencia, no le siento estas marcas del patriarcado.

Es un hombre justo, no usa jamás la imposición o la violencia para ser respetado. Sensato, honesto, amoroso, inteligente, me mostró lo bonito, llegó a reconstruir un concepto muy dañado que tenía. Le debo la vida, él sanó a mi mamá; hay gente tóxica y medicinal y mi papá adoptivo es un hombre medicinal.

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