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“Lo que ha pasado es una verdadera tragedia”: sanandresanos

Pese a la pérdida de una vasta zona marítima, los habitantes de San Andrés celebraron inicialmente con vítores el fallo dictado por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de reconocer la soberanía colombiana sobre los siete cayos que permanecían en disputa.

20 de noviembre de 2012 Por: Ricardo Pérez Vargas Reportero de El País

Pese a la pérdida de una vasta zona marítima, los habitantes de San Andrés celebraron inicialmente con vítores el fallo dictado por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de reconocer la soberanía colombiana sobre los siete cayos que permanecían en disputa.

"¡Es una tragedia! Lo que ha pasado con nuestro San Andrés es una verdadera tragedia”.Winston Francis Bernard no se reponía ayer de su asombro, luego de transcurridas varias horas de haber observado la lectura del fallo que les despojó a los sanadresanos del que consideran uno de sus sustentos: la plataforma submarina alrededor de los cayos, de una riqueza ictiológica inconmensurable.Él, como economista y raizal, es considerado como una de las personas más conocedoras de la problemática de las islas, pues además se desempeñó como gerente de la Sociedad Portuaria del archipiélago.“Lo que produce la zona de los doce kilómetros que demarcaron como jurisdicción colombiana son productos de pan coger: pescaditos como la pelada y el picudo. Pero la gran pesca se hace es en esa extensión de Quitasueño y demás cayos, allá se consiguen los caracoles, la langosta y el pargo rojo en cantidades industriales, la mayor parte de exportación”, explicó Winston.La dimensión de lo que significa para los sanandresanos la pérdida de tamaña extensión -unos cinco mil kilómetros cuadrados- la corrobora Marcela Sogren, la secretaria de Agricultura y Pesca del Archipiélago de San Andrés.“Tanto las labores artesanales como la industrial se afectaron con el fallo, ya que la pesca de escama que está destinada al consumo interno, y la blanca, la de exportación, se reducirán en forma ostensible”, anticipó Sogren.Según las cifras que maneja ese despacho, son 1123 familias las que se verán directamente perjudicadas, ya que derivan su sustento de la pesca en la zona que será de Nicaragua. “Esos son pescadores artesanales registrados, en la industrial hay una flota de 25 embarcaciones. El producto de esa actividad, solo en pesca escama es de 250 toneladas al año y 140 de langosta”, precisó la funcionaria. Y frente a la responsabilidad de lo sucedido, Francis Bernard, el veterano hombre de empresa y dirigente gremial, considera que se cometieron errores en torno al manejo del litigio.“Esto pasó porque el Gobierno nos ignoró, nunca consultaron a la comunidad ni a la gente de acá que sabe del problema. Y la peor metida de pata fue la de la señora Canciller, que se puso a anticipar meses antes que lo mejor que se conseguiría sería una decisión salomónica, pero además creando un ambiente propicio en la Corte al asegurar que íbamos a perder una parte”, precisó el economista.Para Francis, el papel que le queda al Gobierno es “compensar a San Andrés, el presidente Santos debe tomar medidas inmediatas para que la economía de la isla no naufrague, estamos doloridos, no saben el daño que nos causaron”.Él finca sus esperanzas en proyectos como el del muelle internacional para cruceros que se construiría en San Luis, pero “nadie le para bolas”.El turismo, con el comercio y el pesquero, son los sectores de los que se nutren los ingresos de los sanandresanos.La incertidumbre de Francis también es compartida por los del interior, o ‘pañas’, como denominaban los ‘criol’ o raizales a los colombianos continentales y en general a los extranjeros.“Nunca en mi vida me tocó oír una noticia tan mala sobre San Andrés”, aseveró Rosalba Echeverry, una palmirana que se afincó en la isla en 1955, antes de que Gustavo Rojas Pinilla declarara puerto libre -sin impuestos- al archipiélago.Los pescadores de Providencia no se resignan e incluso piden al Presidente Santos que no acate el fallo.“Hubiéramos preferido que Nicaragua se quedara con esas rocas y nosotros con el agua, pero, como dicen en el interior, nos quedamos con una finca sin agua. Somos más de 500 familias que estamos condenadas a morir de hambre, el problema es de subsistencia”, advirtió Luis Humberto Arenas, presidente de la Cooperativa de Pescadores de Providencia.

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