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Vivian Cardoza, coordinadora de los proyectos de educación de la Fundación, lo resume en una frase: “con educación, la empresa genera valor agregado en la región”.

Maletas que viajan cargadas de sueños

¿Qué es lo primero que esperaría encontrar en una mochila de viaje? ¿Ropa? ¿Fotografías? ¿Regalos? La Fundación Gases de Occidente recorre las veredas más apartadas de la región con una maleta en la espalda. ¿Qué llevan?

30 de septiembre de 2018 Por: Elpais.com.co

En Roldanillo hay profesores que se echan bibliotecas al hombro para llevar educación a las veredas más alejadas. Todo sucede desde el Museo Rayo, donde 12 profes se preparan todos los días para emprender los más diversos viajes que los llevan a conocer los mundos que dibujan los niños a lápiz y papel.

El viaje comienza desde la sala de lectura ‘El rincón de Mateo’, ubicado en la casa artística del maestro Omar Rayo. Los profes realmente no se echan bibliotecas al hombro sino que llevan unas ‘maletas viajeras’, en las que cargan una amplia dosis de felicidad para los chicos que esperan esa ‘cita’ que se repite quincenalmente en cada escuela. Las maletas, también conocidas como el ‘Rayo Viajero’, hacen parte de un proyecto de fomento a la lectura que lidera el Museo Rayo en compañía de varias entidades, entre esas Gases de Occidente. Así, 678 niños de diferentes municipios del Valle reciben la visita de profesores que cargan en su espalda unos 45 libros con historias, dibujos y mundos por descubrir.

Desde ahí, llevan vida y educación a las escuelas de 14 veredas de Roldanillo y otras 10 más de municipios como Andalucía, La Unión, El Dovio, Toro, Zarzal, Obando, Bugalagrande, La Victoria y Bolívar. “Las maletas viajeras llegan a lugares donde no hay ni siquiera cuadernos, no hay enciclopedias, no hay material para enseñar. A ellos, buscamos llevarles al menos dos veces al mes, un poquito de conocimiento y aventura”, cuenta Jhoanna Gómez, directora de la sala de lectura.

Las maletas que cargan los docentes no son mochilas cualquiera. Son tan grandes como para cubrir desde la nuca hasta el final de la columna a una persona de un metro y medio de estatura. Sin embargo, son ergonómicas y tiene lazos laterales que les permite amarrarlas a la cintura para equilibrar el peso. Para abrirlas, las mochilas realmente se desdoblan de abajo a arriba como una carta de papel. En su interior, cuentan con doce bolsillos impermeables que protegen los libros de la lluvia y la humedad.

Esas doce mochilas tienen una temática específica cada una: medio ambiente, poesía, viajes por el mundo, tradición oral, primera infancia, arte, ciencia, reciclaje, literatura, animales, música e historia. Para recorrer todas las zonas rurales están asignados 12 profesores -uno por maleta-, que viajan de lunes a sábado a los diferentes destinos donde los chicos esperan con ansias cada encuentro.

Algunos profesores, para cumplir la cita, llegan a las escuelas en caballo, moto o a pie. Otros pocos en auto, cuando la vereda no queda tan alejada y la carretera lo permite. Como la vereda Simón Bolívar, ubicada desde Roldanillo a unos cuarenta minutos por un camino destapado y rocoso. Allí la escuela está adecuada en una casa que los domingos, como por gracia de Dios, se transforma en capilla. Una capilla muy pequeña y por consiguiente, una escuela de apenas ocho chicos de diferentes grados que comparten el mismo profesor y aula de clase.

En la segunda visita de agosto a esa misma vereda, los chicos jugaron, rieron y actuaron con los diferentes mundos que crearon ese día. Eran las ocho y media de la mañana y tres profesoras ya habían llegado con sus mochilas al hombro. Los niños, en su mayoría pequeños entre los 4 y los 7 años, corrieron maravillados ante la llegada que estaban esperando hacía dos semanas. Para ellos, cada encuentro es un misterio, como el que siente mariposas en el estómago por una noticia anhelada: ¿Qué traerá la mochila de esta vez? ¿De qué serán sus historias? Sus ojos se abren maravillados ante la sorpresa: la maleta viajera de ‘primera infancia’.

Los docentes comienzan a leer en voz alta algunos cuentos infantiles que hablan de solidaridad y respeto. Luego de un rato, son ellos, los pequeños, quienes sacan de la mochila los libros que quieren leer solos. Mientras dejan volar la imaginación, las maestras organizan otras actividades y juegos que refuerzan la lectura. A un lado de la maleta, vienen guardados disfraces de diferentes animales. Y en contados minutos, los chicos empiezan a inventar sus propios cuentos con los personajes de sus disfraces. “La ballena que se quedaba sin amigos por no compartir y luego la busca el resto de animales para que se contenten”, se oye de una pequeña lectora de unos siete años que se suma al juego. “¡La mariposa que cuidaba a los perritos de los animalitos malos!”, grita un niño emocionado.

Y así, la mochila que carga páginas llenas de historias y colores, va cumpliendo su misión: que los pequeños viajen a mundos creados por ellos, por medio de las letras. “Este proyecto ha cambiado la vida de los pequeños”, se oye de José Pozo, el único docente de la institución Simón Bolívar.

El fomento de la lectura y la formación de las nuevas generaciones es el motor que impulsa a la Fundación de la empresa, que nació hace 10 años con el fin de crear oportunidades para niños y jóvenes de la región. Por medio de su apoyo a programas e instituciones, iniciativas como el BiblioMio y el programa Escuelas Lectoras han fomentado la comprensión de lectura de más de 40.000 estudiantes, entre otros
proyectos.

Vivian Cardoza, coordinadora de los proyectos de educación de la Fundación, lo resume en una frase: “con educación, la empresa genera valor agregado en la región”.

Gases de Occidente S.A. - E.S.P.

Es una empresa constituida hace 20 años en el Valle del Cauca, con el fin de brindar el servicio de comercialización y distribución de gas natural y servicios complementarios en el suroccidente del país. La compañía alcanza más de 256 poblaciones de toda la región, satisfaciendo la necesidad del servicio público de gas domiciliario.

Desde el 2008, la empresa constituyó la Fundación que lleva su mismo nombre, con el fin de fortalecer su programa de responsabilidad social, respondiendo a las brechas de educación existentes en el departamento y zonas aledañas.​

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