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Vuelven los huracanes

Por ello ahora lo que se necesita es estar tan preparados como sea posible para resistir el embate de esos ciclones y tratar que sus efectos sean lo menos devastadores. Incluso lo debe hacer Colombia, que tras décadas de ser no más que un espectador de los sucesos

14 de mayo de 2021 Por: Editorial .

Andrés, así se llama la primera tormenta tropical que aparece en este 2021. Comenzó batiendo récord al ser la formación más temprana reportada en el último siglo, y varias semanas antes de que oficialmente comience la temporada de huracanes en el Pacífico americano. Es la confirmación de cómo el cambio climático está influyendo sobre los fenómenos naturales y la advertencia a prepararse para lo que puede llegar este año.

La tormenta tropical, que toma el primer nombre en la lista cada vez más larga que de manera anticipada se hace para identificar los ciclones, comenzó a aparecer en los radares entre el 8 y el 9 de mayo frente a la costa oeste de México. Se fortaleció por un par de días y luego se debilitó hasta pasar a ser una depresión sin mayores riesgos.

Para las autoridades climatológicas este es el anticipo de la que puede ser una temporada aún más prolongada y con más ciclones que la del 2020. Las previsiones están entre 14 y 20 formaciones en el Pacífico, de las cuales 10 serían tormentas tropicales, de 3 a 5 huracanes categoría 1 o 2 y otras cuatro alcanzarían las categorías 4 o 5. Para el Atlántico se prevén entre 15 y 19 sistemas con nombre, de ellos 12 se convertirían en tormentas tropicales, unos cinco alcanzarían nivel de huracán 1 o 2 y de tres a cuatro llegarían al tope de la escala de Saffir Simpson.

Son pronósticos que confirman cómo fenómenos, que si bien son naturales y constantes en el planeta, ahora llegan con una mayor frecuencia e intensidad. Las temporadas empiezan más temprano, se pueden prolongar hasta finales de diciembre e incluso traspasar el año, amplían su radio de acción y son más dañinas que de costumbre. Es la consecuencia de las mayores temperaturas en los océanos que a su vez son resultado del cambio climático y el calentamiento global. Es la mano humana que ha intervenido con sus acciones, para mal, el medio ambiente y ahora sufre las consecuencias.

Por ello ahora lo que se necesita es estar tan preparados como sea posible para resistir el embate de esos ciclones y tratar que sus efectos sean lo menos devastadores. Incluso lo debe hacer Colombia, que tras décadas de ser no más que un espectador de los sucesos de cada temporada, desde el año anterior sabe de manera angustiante lo que es convertirse en víctima de esos giros inesperados de la naturaleza.

Tras el paso del huracán Iota, la reconstrucción de Providencia y Santa Catalina está en su etapa inicial, aunque hay grandes progresos tras el paso del huracán Iota en el 2020: Pero desde ya debe anticiparse la manera en que se responderá ante las amenazas la nueva temporada de huracanes tropicales en el Caribe. Y se debe acelera la recuperación de las islas así como de tomar las decisiones que protejan las vidas que puedan estar bajo amenaza, tanto en el archipiélago como en la costa Atlántica.

En cuanto a la responsabilidad de la comunidad mundial, es hora de que las acciones anunciadas en las últimas décadas y los propósitos consignados en pactos internacionales, como el Acuerdo de París, para detener el daño a la Tierra se cumplan como debe ser para que el planeta reduzca al máximo los riesgos de un desastre con incalculables proporciones.

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