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La vida del Amazonas

"Al mismo tiempo en que se hacía un despliegue sobre las 441 nuevas especies encontradas en el Amazonas en los últimos tres años, según una investigación adelantada por el Fondo Mundial para la Naturaleza, en Colombia se debatía sobre las 87.000 hectáreas que fueron arrasadas en la Amazonía nacional entre el 2011 y el 2012".

26 de octubre de 2013 Por:

"Al mismo tiempo en que se hacía un despliegue sobre las 441 nuevas especies encontradas en el Amazonas en los últimos tres años, según una investigación adelantada por el Fondo Mundial para la Naturaleza, en Colombia se debatía sobre las 87.000 hectáreas que fueron arrasadas en la Amazonía nacional entre el 2011 y el 2012".

Mientras el hombre se empeña en destruir la mayor reserva forestal y ambiental del planeta, la naturaleza persiste en sobrevivir y darle una lección de vida. ¿Permitirá el mundo que la cruzada para preservar el Amazonas sucumba frente a las acciones de quienes se quieren lucrar del espacio y las riquezas que ofrece el pulmón de la Tierra?Al mismo tiempo en que se hacía un despliegue sobre las 441 nuevas especies encontradas en el Amazonas en los últimos tres años, según una investigación adelantada por el Fondo Mundial para la Naturaleza, en Colombia se debatía sobre las 87.000 hectáreas que fueron arrasadas en la Amazonía nacional entre el 2011 y el 2012. A la euforia que causó el hecho de descubrir cada semana al menos dos nuevas clases de animales o plantas le siguió, en lo local, la incertidumbre sobre qué pasará si continúa el ritmo actual de pérdida de bosques en la región.Algunos hablan de la muerte lenta a la que están sentenciadas las 600 millones de hectáreas que conforma a su paso por Ecuador, Perú, Colombia y Brasil la cuenca del Amazonas, ese lugar privilegiado por la naturaleza donde hoy se siente el látigo inclemente de quienes talan sus bosques para dedicar más tierras a la ganadería, a la agricultura y en especial a los cultivos ilícitos. El mismo territorio agreste y salvaje en el que tan fácil se camuflan la minería ilegal, el contrabando de madera y tantas otras mafias del delito.Entonces es cuando se alzan las voces de quienes aún creen en el milagro de parar el tiempo y reversar el daño que se ha hecho a ese planeta verde que está metido en medio del gran planeta azul que es la Tierra. Allí, en ese Amazonas aún gigante, habita el 70% de especies de plantas y animales que hay en el mundo. Es el hogar de diez millones de clases de insectos, de los 30 millones que se conocen, y es ahí donde en una sola hectárea cohabitan 50 variedades diferentes de árboles, una parte de las 30.000 especies vegetales que alberga la región amazónica.A los Estados que conforman esta cuenca hay que reconocerles el interés en defender su mayor tesoro ambiental. Acciones como la del Gobierno colombiano al ampliar, y casi triplicar, el territorio protegido del Parque Reserva Natural de Chribiquete, o al delimitar las zonas vedadas a la explotación minera, muestran que ya se pasa de las palabras a las obras. Esa misma disposición la tienen los demás países del Amazonas, cada uno con políticas nacionales de protección y en algunos casos con acciones conjuntas transnacionales. Falta una actuación más decidida de la comunidad internacional, que no parece consciente de su corresponsabilidad en la conservación de este pulmón que absorbe y procesa un tercio de los gases contaminantes que produce el resto del mundo. El reto ahora es proteger el hábitat natural de cada variedad animal y vegetal existente en esta gran selva de Suramérica, y garantizarles su casa a esas dos especies nuevas que se descubren cada semana y que son la prueba fehaciente de que el Amazonas se niega a morir, a pesar de los intentos que hace la humanidad por acabarlo.

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