Un cuento de Navidad

En el decenio de 1890, Pierpont Morgan, a la sazón el hombre más rico del mundo, adquirió el manuscrito de ‘Cuento de Navidad’ (a Christmas Carol) de Charles Dickens y lo incorporó a su espléndida biblioteca llena de libros iluminados de la Edad Media y tesoros como la biblia de Gutemberg, primer libro impreso en la prensa de caracteres móviles inventada por él en el Siglo XV. En 1924 la biblioteca se volvió pública.

Situada en el número 225 de la Avenida Madison en Manhattan, su salón principal tiene un aire catedralicio, techos góticos pintados con figuras mitológicas, tres niveles de altura forrados de libros. Un refugio europeo en el corazón del capitalismo. El cuento de Dickens fue publicado originalmente por Chapman & Hall en Londres en 1843 y, con el correr de los años, se convirtió en uno de los libros más leídos del mundo, y el manuscrito en la principal atracción de la biblioteca Morgan, desplazando a la Biblia. Existe una versión facsimilar llena de enmendaduras y tachones, editada por la biblioteca para quien quiera llevarse ese trozo de nostalgia navideña a casa.

Dickens, quien escribía por encargo y por entregas en los periódicos, y vivía siempre endeudado, escribió en pocas semanas el Cuento de Navidad, para cuadrar sus cuentas. Nadie esperaba que una historia tan corta y tan moralista tuviera semejante éxito. Se dice que tocó las fibras de la clase media inglesa, que era su público lector, con esa narración de un viejo avaro y solitario que encuentra al final de su vida que lo importante es la compasión, la generosidad y la familia, valores que salen a la superficie en tiempos navideños.

Ebenezer Scrooge es un viejo usurero, solitario, avaro y egoísta, que es visitado en la noche de Navidad por tres fantasmas, el de las Navidades pasadas, presentes y futuras. Tiene un empleado con un hijo inválido, que ignora, y un sobrino que jamás visita para economizarse el regalo. El fantasma de las Navidades pasadas es el de su antiguo socio ya muerto que le hace notar todo lo que perdió en vida por no dar cabida a un poco de amor en su corazón; el de las Navidades presentes le muestra a las familias que se reúnen alrededor del árbol de Navidad para cenar e intercambiar presentes, un cuadro de felicidad que no se compra con dinero, y el de las Navidades futuras, cómo sería su vida si se convirtiera en un hombre bueno.

La celebración de la noche de Navidad era una costumbre rural que no se practicaba mucho en las ciudades inglesas y el árbol de Navidad era una importación alemana impulsada por la reina Victoria, alemana por sus cuatro costados. El libro contribuyó de modo importante a la difusión tanto de la celebración como de la costumbre de vestir de luces un árbol. Cuando el libro llegó a Estados Unidos (sin que le pagaran un penique por derechos de autor) fue un éxito descomunal y así ha seguido siendo. La Navidad es la mayor celebración familiar de Norteamérica.

Aun para el público latino, más familiar y abierto a las celebraciones, Cuento de Navidad es una historia conmovedora, porque revela el efecto sanador de la generosidad. Más amable entre nosotros la figura del Niño Dios, que es como el continuo renacer de la inocencia, el espíritu de la redención a través del amor, que las aterradoras imágenes de los fantasmas de Ebenezer Scrooge. El hombre se despierta siendo otro, enmendando errores y abriendo la bolsa. Un milagro de Navidad.