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La vida de Colombia

"Así como pocos saben de la riqueza natural que albergan los páramos y su importancia para la vida de Colombia y el mundo, la mayoría pasa de largo sobre la información del riesgo que acecha a estos ecosistemas. Además de sus tesoros medioambientales, son ricos en minerales como el carbón y el oro, que son explotados pese a que la ley los cataloga como zonas de exclusión, ya que son reservas naturales

2 de noviembre de 2013 Por:

"Así como pocos saben de la riqueza natural que albergan los páramos y su importancia para la vida de Colombia y el mundo, la mayoría pasa de largo sobre la información del riesgo que acecha a estos ecosistemas. Además de sus tesoros medioambientales, son ricos en minerales como el carbón y el oro, que son explotados pese a que la ley los cataloga como zonas de exclusión, ya que son reservas naturales

Colombia sabe poco y habla menos de sus páramos, e ignora su importancia para la vida del país. Apenas ahora se percibe una preocupación por su protección y recuperación, gracias a la polémica que despierta la explotación minera o el ver cómo desaparecen los picos nevados. Se reclaman acciones y la responsabilidad, si bien es del Estado, pasa por cada uno de los colombianos.Quién sabe que en el país hay 34 zonas de páramos, la mitad de las de todo el planeta, y que en ellos nace el agua de la que se abastece al 70% de la población nacional. O que en 1.900.000 hectáreas de nuestro país se alberga el 98% de las especies vegetales del mundo propias de este ecosistema, hay 70 clases de mamíferos, otras 87 de anfibios y se han contabilizado 154 de aves. Pocos conocen que el sistema más grande del mundo, con el mayor número de lagunas, es el del Sumapaz, en Cundinamarca.Y así como pocos saben de la riqueza natural que albergan y su importancia para la vida de Colombia y el mundo, la mayoría pasa de largo sobre la información del riesgo que acecha a estos ecosistemas. Además de sus tesoros medioambientales, son ricos en minerales como el carbón y el oro, que son explotados pese a que la ley los cataloga como zonas de exclusión, ya que son reservas naturales. No es un problema exclusivo de la minería ilegal, la mayor depredadora de nuestro medio ambiente. Hay 108.000 hectáreas de páramos, el 6% del área total, que el Estado ha entregado a través de 391 títulos mineros, y hasta hace dos años se analizaban solicitudes de particulares para explotar el 47% adicional. El Valle tiene su ejemplo en los las montañas de Barragán y Las Hermosas, donde 2.800 hectáreas están en riesgo porque se autorizó su explotación.Casos como el de Santurbán, en Santander, han hecho un poco más visibles los problemas que afectan hoy a estas zonas de Colombia. La polémica y la voz fuerte con la que habló la ciudadanía, echaron atrás la concesión a un particular para explotar oro allí, y así se ha logrado proteger las fuentes de agua que abastecen a buena parte de esa región.La minería no es la única amenaza de los páramos colombianos, aunque sí la de mayor impacto. El riesgo está en la ganadería y agricultura que suben poco a poco hacia la parte más alta, y siguen sin control. Como si los campesinos de las zonas fueran ajenos al efecto que tienen sus actividades en ese pedazo de la naturaleza, cuando su responsabilidad es mayor porque con seguridad su vida diaria depende de conservarlos. Ahora, con los $66.000 millones asignados por la Nación para delimitar su área real de protección, se espera que no se den más excusas para ponerle punto final a la explotación minera, mientras se controlan la ganadería y la agricultura o se enseñan técnicas para que sean amigables con el medio ambiente. Y ojalá no se le den más larga a la expedición de un nuevo código minero que remplace al que caducó en mayo de este año, con lo cual se revivió la ley del 2001 que deja desamparadas las zonas de reserva natural del país. Los páramos son sinónimo de vida: de la vida de Colombia.

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