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La tragedia de Pakistán

Las lluvias en Pakistán han sido casi tres veces el promedio nacional de los últimos 30 años, y en la provincia de Sindh, que limita con el mar Arábigo al sur, las precipitaciones son casi cinco veces superiores a la media.

14 de septiembre de 2022 Por: Editorial .

Mientras el mundo desarrollado se dedica a enfrentar la inflación o a observar la guerra en Ucrania, la tragedia sumerge literalmente a Pakistán desde hace dos meses. Es quizás la gran demostración de lo que puede causar el calentamiento global en todo el planeta.

Por lo menos 1500 muertes, 33 millones de personas desplazadas, millones de hectáreas de cultivos desaparecidos y miles de kilómetros sumergidos durante más de 60 días desde que se inició la temporada, son solo una parte de lo que vive uno de los países más pobres de la tierra. Las lluvias en Pakistán han sido casi tres veces el promedio nacional de los últimos 30 años, y en la provincia de Sindh, que limita con el mar Arábigo al sur, las precipitaciones son casi cinco veces superiores a la media.

Después de una primavera de olas de calor mortales, las inundaciones de verano han hundido a Pakistán. Un tercio del país está bajo el agua producto del Monzón que este año fue potenciado por el calentamiento global. ¿Cómo? El calentamiento significa que el agua se evapora mucho más rápido en el mar y, una atmósfera más cálida puede contener más humedad, trayendo más lluvia, como lo está demostrando esta catástrofe.

Las imágenes satelitales que se conocen y son divulgadas por los medios de comunicación muestran un panorama alucinante de regiones cercanas al río Indo las cuales desaparecieron hace dos meses bajo las aguas. Mientras tanto, millones de seres humanos se agolpan en los edificios públicos y calles de las ciudades que no han sido anegadas, clamando por alimentos, medicinas, y sitios donde alojarse mientras pueden recuperarse de la catástrofe que les cayó encima.

El Monzón, que ha sido aliado de los agricultores al traer agua a una región seca permitiendo que se produzcan alimentos, este año es el peor enemigo, y el más húmedo del país desde 1961, según el departamento de meteorología de Pakistán. En las provincias de Sindh y Baluchistán, las precipitaciones han sido un 500 % superiores a la media, formando verdaderos océanos llenos de pequeñas islas donde sobreviven pocas personas que tratan de salvar lo poco que les queda.

Según la ministra de Cambio Climático de Pakistán, “para cuando esto termine, podríamos tener una cuarta o una tercera parte de nuestro país bajo el agua”. “Apenas y podemos encontrar tierra seca”. Por su parte, el de Relaciones Exteriores expresó: “Aunque entendemos que la nueva realidad del cambio climático significa más tiempo extremo, o monzones, más olas de calor como las que registramos a principios de este año, la escala de la actual inundación es de proporciones apocalípticas”.

A eso se suma la eterna crisis de Pakistán que lleva a tener un Estado frágil y sin capacidad para atender a la población, agotado ya por la disputa política que impide encontrar soluciones.

Y mientras tanto, el secretario general de la ONU culpa al cambio climático y a los generadores de contaminación por lo que vive Pakistán, sin que se conozca un movimiento firme para acudir con ayuda a una nación literalmente ahogada y sin recursos para enfrentar su tragedia.

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