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La arbitrariedad no es justicia

Es posible que el excapitán se quede con los activos del diario en Venezuela. Sin embargo, la dictadura y el mundo saben que gracias al desarrollo de la comunicación virtual, el periodismo libre sigue y seguirá existiendo en la red, denunciando a su régimen y desnudando la verdad de una dictadura que avergüenza a Venezuela.

18 de abril de 2021 Por: Vicky Perea García

Era de esperarse: el Tribunal Supremo de la dictadura que manda en Venezuela le propinó una condena a El Nacional que, en la práctica, significa su expropiación a favor del excapitán Diosdado Cabello, el segundo del régimen. Con esa medida se cumple uno de los últimos pasos del chavismo para terminar con la prensa que ha denunciado su inmoralidad y sus atrocidades contra la nación venezolana.

El mandato se origina en una trama burda pero real. En enero de 2015, el diario ABC de España publicó una entrevista a Leonardo Salazar, jefe de seguridad de quien en ese entonces era el presidente de la Asamblea Nacional, revelando sus vínculos con el narcotráfico. Y el diario de Caracas reprodujo el artículo, lo cual, además de indignar a Cabello, reconocido como el jefe del cartel de los soles, le brindó la oportunidad de hacer uso de la justicia de bolsillo que existe en el país vecino.

Dicho y hecho. Seis años después, los amanuenses de la dictadura condenaron a El Nacional por “daños morales” por un hecho que nunca cometieron pues sólo se limitaron a reproducir las denuncias de quien sí conocía y sabía los nexos de su exjefe Cabello con el crimen internacional. Denuncias que se confirmaron con un proceso abierto por la Justicia de los estados Unidos y una circular roja contra el excapitán por narcotráfico.

Pero esos hechos no tuvieron importancia alguna para quienes hoy están en el Tribunal Supremo de Venezuela y manipulan la justicia a favor de Maduro y sus compañeros. Por el contrario, se pusieron al servicio de la empresa que en esas épocas anunció Cabello: imponer a El Nacional una sanción económica a su favor, de tal tamaño que en la práctica le entregara el diario y todos sus activos. Una expropiación descarada sin asidero jurídico distinto a las órdenes de la tiranía.

Esa vergüenza se consumó el pasado viernes, y el excapitán Cabello, perseguido en el mundo por narcotraficante, reclama el triunfo de su maniobra. Trece millones cuatrocientos mil dólares es el valor en el que los autores del despojo tasaron los daños al ‘buen nombre´ de quien es buscado por la Interpol como responsable de los delitos denunciados por su jefe de seguridad en el ABC de Madrid.

Se cumple así una de las últimas maniobras para terminar con la prensa libre en Venezuela, ya al borde de la asfixia con el estrangulamiento que le propinaron al suministro de papel y la persecución inclemente contra los periodistas y directores de medios que como don Miguel Henrique Otero asumieron el deber moral de denunciar los abusos, la corrupción y la tiranía que se tomó el poder en su país y lo arruinaron en nombre de la revolución socialista.

Es posible que el excapitán se quede con los activos del diario en Venezuela. Sin embargo, la dictadura y el mundo saben que gracias al desarrollo de la comunicación virtual, el periodismo libre sigue y seguirá existiendo en la red, denunciando a su régimen y desnudando la verdad de una dictadura que avergüenza a Venezuela. Y en esa lucha, El Nacional, su director y sus periodistas seguirán ocupando la primera línea.

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