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Empieza la campaña

Lo que sí fue notorio es que este será, de nuevo, argumento central de su campaña del 2020, donde el tufo a racismo será inevitable. Aunque sea verdad que esa inmigración ilegal es causa de desorden en casi todo el mundo, lo que quedó en evidencia es la intención de adjudicarle a los vecinos, empezando por los mexicanos, toda la culpa de las desgracias.

7 de febrero de 2019 Por: Editorial .

Tratando de ser conciliador, el presidente Donald Trump aprovechó el espectáculo que los Estados Unidos monta cada año en el Discurso de la Unión para reforzar lo que serán las bases de su campaña de reelección para el 2020. Y volvió a mostrar que su estrategia girará de nuevo hacia lo que llama los peligros de “la frontera sur”, el nexo geográfico entre su país y América Latina.

Decimos que es el espectáculo porque desde siempre, los presidentes han utilizado ese escenario en el cual rinden cuentas ante el Congreso como representantes de su nación, para el autoelogio o para pasar las cuentas de cobro a la oposición. Y para renovar su llamado a la unidad de un país que está compuesto de centenares de culturas y razas llevadas por la migración que impulsa la búsqueda de oportunidades en la economía más grande del planeta.

En ese sentido, el discurso siempre es lleno de mensajes efectistas que levantan aplausos de sus correligionarios e incluso de sus opositores cuando se refieren a asuntos que tocan las fibras nacionalistas de esa potencia. También se invita a los héroes o a sus padres, a las mujeres y a los niños que se destacan por acciones que reivindican el espíritu estadounidense.

Esta vez, el presidente Trump empezó y culminó el discurso mostrando a veteranos de la Segunda Guerra Mundial. Su tono pareció conciliador cuando llamó a la unión bipartidista para reconstruir lo que llama “America first”, y cuando hizo un elogio a las mujeres, lo que despertó ovaciones de las congresistas demócratas. Y no hizo referencia ni a sus acusaciones contra la prensa ni a las frecuentes renuncias o despidos de sus colaboradores.

En medio de esa fiesta, el presidente Trump insistió en su intención de construir un muro que abarque la frontera con México. De nuevo, sus argumentos se concentraron en una crisis que muchos de sus copartidarios declaran inexistente, la violencia que entra por ahí, la ilegalidad que ocasiona la migración y lo indeseable que en su concepto son esos inmigrantes.

Pero no se refirió a la migración ilegal que llega por todos los aeropuertos de los Estados Unidos ni al terrorismo como los atentados del once de septiembre de 2001. Lo que sí fue notorio es que este será, de nuevo, argumento central de su campaña del 2020, donde el tufo a racismo será inevitable. Aunque sea verdad que esa inmigración ilegal es causa de desorden en casi todo el mundo, lo que quedó en evidencia es la intención de adjudicarle a los vecinos, empezando por los mexicanos, toda la culpa de las desgracias.

Por lo demás, América Latina recibió una mención a Venezuela como el compromiso de los Estados Unidos de combatir la dictadura de Nicolás Maduro. Y al exclamar que ese país no será nunca socialista, mandó otro mensaje contra los demócratas mientras los invitaba a cesar las investigaciones contra él y su gobierno.

Así discurrió la versión 2019 del Discurso de la Unión del presidente de los Estados Unidos. Lo que está claro es que fue un lanzamiento de la reelección de Donald Trump, uno de los mandatarios más polémicos de ese país y del mundo.

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