Elecciones en Brasil

Más allá de los resultados, la importancia de las elecciones en Brasil está en que su democracia es una de las más grandes del mundo. Además se trata de la séptima economía del planeta, así no se encuentre en su mejor momento.

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Más allá de los resultados, la importancia de las elecciones en Brasil está en que su democracia es una de las más grandes del mundo. Además se trata de la séptima economía del planeta, así no se encuentre en su mejor momento.

Con más de 140 millones ciudadanos habilitados para votar, ayer los brasileros definieron entre los tres favoritos, la presidenta Dilma Roussef del partido de los trabajadores, el socialdemócrata Aercio Neves y la ecologista Marina Silva. Más allá de los resultados, la importancia de esta elección está en que la democracia brasilera es una de las más grandes del mundo. Además se trata de la séptima economía del planeta, así no se encuentre en su mejor momento.Ha sido una campaña intensa y cambiante. De un favoritismo generalizado hacia la Presidenta Roussef, las protestas masivas en la antesala de la Copa Mundo de Fútbol por causa de las altísimas inversiones que los ciudadanos percibieron como excesivas pronto se pasó a una confrontación cerrada entre Dilma y la ambientalista Marina Silva. Esta última sucedió a Eduardo Campos, muerto en un accidente ocurrido el pasado agosto. Ella aspiraba a ser la primera mujer negra en llegar a la Presidencia del Brasil y prometía cambiar elementos claves del modelo implantado por el Partido de los Trabajadores, y profundizar la lucha contra la corrupción.El socialdemócrata Neves pasó a un discreto tercer lugar y las encuestas llegaron a vaticinar el triunfo de Silva si ella era protagonista de la segunda vuelta. Pero Marina no entendió que el radicalismo podía asustar al electorado, donde cada vez pesa más la creciente clase media. Un estudio realizado en septiembre indicó que 41 % de los brasileños no saben definir si son de izquierda, centro o derecha. Un 30 % se definió de centro y el resto se repartió de forma pareja hacia ambos lados. Pero en temas álgidos la mayoría se definió por políticas conservadoras: los encuestados, en temas sociales se manifestaron total o parcialmente contra la legalización del aborto (72 %), la unión civil homosexual (49 %) y la despenalización de la marihuana (58 %). Hay más conservatismo que partidos conservadores.También ha pesado la imagen entregada en los debates televisados. Dilma es una profesional avezada, experta en temas de infraestructura energética, quien se sintió como pez en el agua en los asuntos económicos. Neves pertenece a una familia de políticos profesionales y está bien enterado de la administración del Estado, por lo que su desempeño fue calificado como sobresaliente. Y Marina, que es más pasión y entusiasmo que estructura intelectual, si bien afianzó su popularidad entre los más pobres de la sociedad brasilera, perdió parte de su cauda en las clases medias, lo que explica parte de su retroceso en las encuestas.Ante la inicial radicalización del electorado entre Dilma y Silva, la clase medias cambió las cosas. Con el 78 % de la votación escrutado, el 40.36 % favorece a Dilma, el 35,23 % a Neves y un distante 20,79 % a Marina. Lo que indica que la segunda vuelta del próximo 26 de octubre tendrá a los dos primeros como protagonistas.Como sea, el próximo Presidente de Brasil tendrá el enorme reto de acabar con la endémica corrupción de la política y de retomar el camino de los altos crecimientos, que ya parecen cosa del pasado.

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