El regreso de la diplomacia

Regresó la diplomacia tradicional a las relaciones exteriores de los Estados Unidos, algo esperable de un hombre curtido en esas lides como el presidente Biden

GoogleSiga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

20 de jun de 2021, 11:55 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 07:05 a. m.

En el complejo idioma de la diplomacia tradicional, las cumbres entre mandatarios y las declaraciones oficiales preparadas con antelación por centenares y desconocidos funcionarios tienen gran importancia. Sin embargo, lo ocurrido en las últimas semanas indica que en ese mundo algo tiene que cambiar que las actualice con una realidad en la que la información viaja a grandes velocidades y los hechos se producen sin el tradicional control de los servicios de relaciones exteriores.

Lo más notorio fue el viaje del Presidente de los Estados Unidos a Europa y las tres cumbres que realizó en diez días. Luego del impacto que produjo el estilo de su antecesor, Donald Trump, en el manejo del sensible e importante papel del país norteamericano en el concierto internacional, la avanzada de Joseph Biden se dirigió a recuperar las maneras con sus aliados y a encontrarse con Vladimir Putin, quien representa uno de los dolores de cabeza más grandes para el equilibrio del poder mundial e incluso para la política interna de su país.

Así se produjo el encuentro del G-7 donde los países más ricos de Occidente hablaron de la economía, sus problemas y soluciones, así como de la solidaridad que deben ofrecer para combatir en todo el mundo la pandemia del Covid-19. Luego, se produjo la cumbre del Tratado del Atlántico Norte, en la cual sus miembros recibieron el respaldo respetuoso y no las cuentas de cobro y las amenazas de su socio más importante, y se regresó al reclamo conjunto contra Rusia y China como los rivales de Occidente, en vez de la posición ambivalente y extraña de Trump.

El plato fuerte fue sin duda la cumbre en Ginebra de Biden y Putin, en un ambiente diametralmente distinto al que utilizaba el anterior Presidente de los Estados Unidos cuando se reunía con el Zar de Rusia en los últimos 22 años. Esta vez, los protocolos volvieron a ser protagonistas de primer orden, aunque el final, las declaraciones de los mandatarios rompieron con la tradición, produciéndose eventos separados que dieron a entender distancias amplias y profundas entre dos de las potencias militares y tecnológicas más grandes del planeta de hoy.

De esa manera regresó la diplomacia tradicional a las relaciones exteriores de los Estados Unidos, algo esperable de un hombre curtido en esas lides como el presidente Biden. Pero quedó en claro también que el mundo es distinto, las influencias ya no se hacen sólo a través del poder militar y que ya es una realidad la posibilidad de invertir en todo el planeta, de utilizar el comercio y la tecnología para imponer un nuevo equilibrio mundial.

Esa es la actual diplomacia que debe construirse para lograr una armonía duradera, en un escenario donde existe una tercera potencia mundial, China, dispuesta a hacer lo que sea necesario para construir y mantener su espacio en las relaciones mundiales. Es la manera de adentrase en el Siglo XXI, reconociendo las nuevas realidades, revisando el papel de entidades hoy inútiles como la ONU y asegurando ante todo que no se producirán las guerras que en los siglos pasados pusieron al planeta al borde del colapso.

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.

Regístrate gratis al boletín de noticias El País

Descarga la APP ElPaís.com.co:
Semana Noticias Google PlaySemana Noticias Apple Store

AHORA EN Editorial