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El papel de la economía

Por todas esas realidades, la economía fue protagonista de primer orden durante el año que termina. Su aporte al progreso del país ha sido innegable. Y aunque todavía son notorias la desigualdad y la concentración de la riqueza, es imposible negar que el país ha logrado elevar el nivel de vida de los colombianos en los últimos doce meses.

30 de diciembre de 2014 Por:

Por todas esas realidades, la economía fue protagonista de primer orden durante el año que termina. Su aporte al progreso del país ha sido innegable. Y aunque todavía son notorias la desigualdad y la concentración de la riqueza, es imposible negar que el país ha logrado elevar el nivel de vida de los colombianos en los últimos doce meses.

En un mundo cada vez más globalizado, la economía colombiana sintió en el 2014 la influencia de factores externos, tanto positivos como negativos. Lo que se espera para el próximo año estará pendiente de esa realidad, y del comportamiento que adopte el Estado en el manejo de sus finanzas así como en el desarrollo de sus programas de inversión. Colombia ha vivido un lustro de auge económico, producto de las condiciones que planteó la demanda de materias en las grandes economías del planeta. Sin embargo, y desde los inicios del presente año, la caída en esa demanda y en consecuencia la de los precios de esos productos, en especial el carbón, indicaron que estaba llegando el momento de aplicar los cambios necesarios para evitar dolores de cabeza. Cambios que, entre otras cosas, deben significar el fin de la propensión a importar cualquier tipo de bienes de consumo. Esa tendencia tuvo su peor momento con la caída del precio del petróleo, uno de los grandes soportes de los ingresos que recibe el Estado y el gran generador de divisas. Un descenso de más del 50% en el valor superó las expectativas del Gobierno y lo obligó a plantear una reforma tributaria que permita evitar el déficit fiscal que en principio calculó en $12,5 billones para el primer año. Desde entonces se habló sobre la necesidad de conseguir una cifra cercana a los $50 billones en los próximos cuatro años mediante esa reforma, ampliamente criticada por los empresarios y gremios debido al impacto que según sus voceros tendrá en la inversión y el clima de los negocios. Sin embargo, ya se sabe que el hueco fiscal puede llegar a los $22 billones, según el Ministro de Hacienda, debido precisamente a la caída del precio del petróleo. Lo cual hace pensar en la necesidad de replantear el Gasto Público, para evitar la pérdida de confianza que significaría un desbalance de esas proporciones. Sin duda, el manejo serio y juicioso de la Hacienda ha sido gran impulsor del crecimiento en el último decenio. Por ello es de esperar que se tomen las decisiones oportunas para impedir un déficit que puede destruir la confianza en la economía colombiana. Economía que por demás ha dado muestras de un crecimiento de gran solidez, como lo indican las estadísticas sobre consumo y demanda interna, así como la reducción progresiva en los índices de desempleo y pobreza. Por todas esas realidades, la economía fue protagonista de primer orden durante el año que termina. Su aporte al progreso del país ha sido innegable. Y aunque todavía son notorias la desigualdad y la concentración de la riqueza, es imposible negar que el país ha logrado elevar el nivel de vida de los colombianos en los últimos doce meses. Incluso nos ha llevado a estar entre los países de mayor desarrollo en la región y el mundo, con niveles que llevan a calcular un crecimiento del 4,5% del Producto Interno Bruto para el 2014.Pero también es claro que el 2015 será un año difícil para la economía mundial. Y Colombia debe prepararse para evitar que el Gasto Público se convierta en enemigo de la estabilidad que se ha construido durante quince años.

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