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El infierno o el cambio

Revertir ese cambio climático que ya es innegable, así algunos como el Presidente de los Estados Unidos insistan en que es pura invención, es el único camino posible para evitar las tragedias que causa el calor extremo ayer en América, hoy en Europa y mañana en Asia.

28 de junio de 2019 Por: Editorial .

“Infernal”, así describen los medios europeos la ola de calor que vive gran parte del viejo continente por estos días. El término no podría ser más acertado, sobre todo cuando ayer el sur de Francia rompió tres veces los récords de temperatura, hasta llegar a 45,9 grados centígrados, un máximo nunca registrado en la región. ¿Quedan dudas sobre el calentamiento global?

Lo que sucede hoy en países como España, Francia o Alemania no tiene precedentes, pese a que los llamados ‘golpes de calor’ son frecuentes en verano y desde principio de este siglo se han intensificado e incluso se adelantan varias semanas. Pero sentir los picos más altos en junio es una novedad, por ello los científicos muestran su preocupación mientras las autoridades actúan con premura para evitar que se repitan tragedias como las del 2003, cuando sólo en Francia fallecieron 15.000 personas por las altas temperaturas.

El porqué del fenómeno climático actual en Europa se explica por un lado en el incremento de la temperatura global, que hoy es un grado más alta que en la época preindustrial debido al cambio climático, del cual se han explicado suficientemente las causas así como la responsabilidad que tiene la humanidad. La otra razón es una onda atmosférica que provoca una corriente de aire caliente en chorro proveniente del desierto del Sahara, la cual es impulsada hacia el norte de Europa haciendo que el termómetro se desborde en varios países.

Si bien ello no se relaciona de manera directa con el cambio climático, éste sí puede favorecer su ocurrencia. Los científicos aseguran que la sequía severa presentada en el continente en los más recientes invierno y primavera, amplificó la ola de calor actual. Pero la advertencia más grave es que la norma a futuro serán golpes de altas temperaturas más frecuentes, intensos y duraderos. Y para ello se debe estar preparado porque cada grado por encima del promedio al que el cuerpo está acostumbrado, tiene efectos perjudiciales sobre la fisiología humana.

Revertir ese cambio climático que ya es innegable, así algunos como el Presidente de los Estados Unidos insistan en que es pura invención, es el único camino posible para evitar las tragedias que causa el calor extremo ayer en América, hoy en Europa y mañana en Asia. La esperanza de lograrlo, sin embargo, se debilita cuando se enfrenta a la realidad de unos acuerdos internacionales que son letra muerta en el papel, a la ineficacia de las políticas públicas ambientales en la mayoría de países, o sobre todo a la indiferencia de las sociedades.

De no dar marcha atrás, como lo exige la realidad climática actual, al mundo no le quedará otro camino que transformarse para asegurar su supervivencia. Dann Mitchell, profesor de ciencias atmosféricas de la Universidad Bristol de Inglaterra, lo resume se manera concisa: “Tendremos que cambiar la forma en que vivimos, en que trabajamos, nos vestimos, viajamos. Tendremos que reinventar nuestros hábitos y dejar de pensar que esos episodios son excepcionales porque se volverán cotidianos”.

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