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De izquierda a derecha: Laura Sarabia (jefe de Gabinete), Marelbys Meza (exniñera de Sarabia), Armando Benedetti (embajador de Colombia en Venezuela), Gustavo Petro (presidente de la República).
De izquierda a derecha: Laura Sarabia (jefe de Gabinete), Marelbys Meza (exniñera de Sarabia), Armando Benedetti (embajador de Colombia en Venezuela), Gustavo Petro (presidente de la República). | Foto: Foto 1: Esteban Vega (Semana) / Foto 2: SEMANA / Foto 3: SEMANA (API) / Foto 4: API

Opinión

El escándalo Sarabia

Lo cierto es que este escándalo estalló en momentos en que se conocen los datos de varias encuestas que coinciden en mostrar la pérdida de favorabilidad de Petro entre sus gobernados.

4 de junio de 2023 Por: Editorial .

Seriamente golpeada quedó la credibilidad del gobierno de Gustavo Petro tras los bochornosos hechos conocidos esta semana y que desembocaron en la salida de dos de los más cercanos colaboradores del Mandatario: Laura Sarabia, la jefe de Gabinete y calificada por el propio Petro como su “mano derecha”, y Armando Benedetti, embajador en Venezuela.

El Presidente actuó de forma correcta al pedirles la renuncia a los dos funcionarios. Pero esa oportuna intervención no alcanza a tapar la magnitud de lo ocurrido.

Además, en medio del anuncio de la salida de los dos funcionarios, en una intervención en la Escuela Militar de Cadete y en su esfuerzo por minimizar la gravedad de la actuación de su exjefa de Gabinete, el Presidente hizo unas aseveraciones desafortunadas.

En primer lugar, calificó el sometimiento al Polígrafo de la exempleada de Laura Sarabia como un “proceso de confianza”. Y en segundo, aseguró que esta persona se había sometido voluntariamente al procedimiento. Afirmaciones que no tienen sentido pues la exniñera estaba en un clara situación de indefensión, sometida a las presiones de alguien que además de ser su jefa tenía línea directa con el Presidente de la República.

Que la “mano derecha” del Presidente de la República termine en unos hechos tan bochornosos es muy grave. Primero se le sindicó de haber sometido a la prueba del polígrafo, en las propias instalaciones de la Presidencia, a su exniñera, de quien sospechaba podría haber hurtado un maletín con una alta suma de dinero.

Y luego, el propio fiscal general, Francisco Barbosa, denunció que Laura Sarabia había ordenado interceptar, sin que mediara solicitud judicial alguna, el teléfono de la exniñera de su hijo.

A Benedetti, por su parte, la exjefa de gabinete lo acusó de haber armado el escándalo, en retaliación a algunos desencuentros y discusiones que ambos mantuvieron.

Es muy grave para el gobierno y para el presidente Petro que los mayores problemas que han afrontado en los diez meses que llevan en el poder no hayan sido generados por miembros de la oposición o por personas desafectas al Ejecutivo, sino por colaboradores cercanos. Ello indica que algo está fallando en el tipo de liderazgo que ejerce el Gobernante o en la forma que escoge a sus colaboradores.

Lo cierto es que este escándalo estalló en momentos en que se conocen los datos de varias encuestas que coinciden en mostrar la pérdida de favorabilidad de Petro entre sus gobernados.

Sin embargo, el Gobierno aún no llega a su primer año de gestión y recomponer el camino aún es posible.

Para ello será preciso que Petro tenga mucho cuidado de quien se rodea pero, sobre todo, que aprenda la lección de que la arrogancia y el embriagamiento por el poder conducen a excesos y a errores como los que cometieron Laura Sarabia y Armando Benedetti.

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