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Carta de navegación

Llama la atención que en el documento Conpes no se cite la inversión que debe hacerse para culminar las obras de infraestructura vial en el Valle, con obras de interés nacional como la culminación de la vía a Buenaventura o la necesaria doble calzada entre Jamundí y Popayán, de indudable valor estratégico, político y económico.

3 de diciembre de 2020 Por: Vicky Perea García

En la línea de desarrollar la infraestructura vial para cumplir los propósitos de su política encaminada a generar progreso, el Gobierno Nacional dio a conocer el documento del Consejo Nacional de Política Económica y Social, Conpes, para los próximos años. Un instrumento importantísimo para conocer hacia dónde se dirigirá el esfuerzo en momentos de crisis causada por eventos excepcionales que afectan a todo el mundo.

El anuncio es oportuno como expresión práctica de lo que el Gobierno piensa invertir en esa actividad, cuáles son los propósitos de la inversión y dónde se concentrará el esfuerzo que, según se enuncia en el documento, irá del 2021 hasta el 2030. Serán 9,1 billones de pesos que saldrán del presupuesto nacional y tocarán 18 departamentos con 21 proyectos a los cuales se definen como prioridad por las autoridades nacionales.

De acuerdo con las explicaciones contenidas en el citado Conpes, tres son las grandes motivaciones de lo que se ha llamado ‘Programa Vías para la Legalidad y la Reactivación’. El primero es mejorar la presencia del Estado con inversión en las regiones que, como el Catatumbo o el Putumayo, tienen el 78% de las 154.476 hectáreas sembradas de coca que reconocen las autoridades nacionales, donde se presentan el 70% de los actos terroristas y están el 70% de los municipios caracterizados como PDET, los territorios más afectados por el conflicto armado, la pobreza, las economías ilícitas y la debilidad institucional.

El segundo es usar el presupuesto nacional y la capacidad de inversión del Estado como detonante de la recuperación y reactivación de la economía a través de la inyección de recursos que generan empleo en todo el país. Es pues la aplicación de principios clásicos de la teoría económica, donde el erario adquiere papel preponderante para restablecer empleo, desarrollo y bienestar.

El tercero, y no menos importante, es el interés de mejorar la competitividad, la conexidad y el consiguiente abaratamiento de los costos del transporte. De ahí que en la propuesta se pueda observar el interés por definir y completar los corredores viales que pretenden unir la geografía nacional en todos los sentidos.

Llama la atención que en el documento Conpes no se cite la inversión que debe hacerse para culminar las obras de infraestructura vial en el Valle, con obras de interés nacional como la culminación de la vía a Buenaventura o la necesaria doble calzada entre Jamundí y Popayán, de indudable valor estratégico, político y económico. O que en su página 22 hable de la transversal Tribugá- Arauca, una nueva y sorprendente variación a la propuesta unión Orinoquia Pacífico y que revive la construcción de un puerto en la bahía de Nuquí, en el Chocó, con todo y sus inconvenientes medioambientales.

Dicho lo anterior, es el momento para reconocer que el documento Conpes 4010 de 2020 es una buena noticia para Colombia y una carta de navegación sobre lo que debe ser la inversión en infraestructura como motor de progreso, paz y equidad. Habrá que seguirle los pasos para sobre el cumplimiento de sus ambiciosos y oportunos enunciados.

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