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Soldados del narcotráfico

Su lealtad no es institucional ni ideológica; sino que es la primera regla del mercenario: el dinero.

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Willy Valdivia Granda es director ejecutivo de Orion Integrated Biosciences y especialista en inteligencia artificial aplicada a la defensa, la salud pública y la seguridad nacional.
Willy Valdivia Granda es director ejecutivo de Orion Integrated Biosciences y especialista en inteligencia artificial aplicada a la defensa, la salud pública y la seguridad nacional. | Foto: Willy Valdivia

3 de sept de 2025, 02:51 a. m.

Actualizado el 3 de sept de 2025, 02:51 a. m.

Anualmente, más de 60.000 hombres y mujeres abandonan las fuerzas del Estado que los ha adiestrado en el uso de armas sofisticadas, en técnicas de inteligencia y contrainteligencia.

En la vida civil, muchos enfrentan el abandono institucional. Sin embargo, su experiencia tiene valor en las filas del crimen como narcomercenarios.

Informes de inteligencia revelan un patrón emergente: antiguos enemigos -exmilitares e insurgentes desmovilizados- trabajan de lado a lado como fuerza mercenaria al servicio del narcotráfico dentro y fuera de sus países de origen. Su lealtad no es institucional ni ideológica; sino que es la primera regla del mercenario: el dinero.

En Colombia, cerca del 30% del brazo armado del Clan del Golfo —unos 2000 combatientes— está compuesto por exmilitares e insurgentes desmovilizados. Su incorporación ha impulsado la expansión de este grupo a 24 departamentos y desatado una carrera armamentista con sus rivales.

Informes de inteligencia advierten que exmilitares rusos estarían entrenando a disidencias narcoterroristas de las Farc y ELN para operar drones explosivos desde Venezuela.

En México, los cárteles entrenan a miles de sus más de 160.000 miembros en tácticas quasimilitares dentro de campamentos clandestinos. Solo entre 2021 y 2025 las autoridades han desmantelado al menos 50 narcocampamentos, donde han sido capturados narcomercenarios extranjeros con experiencia de combate en Ucrania, Colombia, Venezuela y otras zonas de conflicto armado.

Ecuador no escapa a esta tendencia. En varios de los 37 grupos criminales activos del país se ha identificado la presencia de militares y exmilitares aportando capacidades de inteligencia y facilitando el tránsito de drogas desde el suroccidente colombiano hasta los puertos estratégicos de Manta, y Bolívar.

El reclutamiento alcanza también las cárceles y compromete la seguridad institucional. En consecuencia, la violencia ha generado en Ecuador decenas de miles de desplazados internos.

En Brasil, el Novo Escritório do Crime, integrado por exmiembros del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía Militar, con disciplina táctica y estructura jerárquica, actúa como brazo armado del crimen en zonas periféricas de Río de Janeiro. Su actividad incluye sicariato, protección de redes de narcotráfico e infiltración transnacional en Paraguay, Bolivia y Perú.

Los narcomercenarios, incluidos militares vinculados al llamado Cartel de los Soles en Venezuela, dejan al descubierto grietas doctrinales dentro de las fuerzas armadas y evidencian una peligrosa profesionalización del crimen organizado.

Sabotaje, terrorismo y tácticas de combate urbano se combinan con armamento avanzado: visores nocturnos, fusiles de asalto, lanzagranadas, drones armados, comunicaciones cifradas y vehículos blindados tipo narcotanques. En algunos enfrentamientos incluso se ha reportado el uso de sustancias irritantes y trampas tóxicas.

Mientras las fuerzas del Estado permanecen atrapadas en doctrinas del Siglo XX, el crimen del Siglo XXI recluta a quienes fueron entrenados para combatirlo. Esta realidad exige protocolos de seguimiento y reinserción de excombatientes que no solo protejan a los veteranos, sino que también eviten que se conviertan en una amenaza para la seguridad hemisférica.

Willy Valdivia Granda es director ejecutivo de Orion Integrated Biosciences y especialista en inteligencia artificial aplicada a la defensa, la salud pública y la seguridad nacional. Con más de 20 años de experiencia, ha colaborado con organismos internacionales, asesorado a la Unión Europea y liderado proyectos en América Latina, Europa, Asia, Medio Oriente y África. Actualmente, también se desempeña como profesor adjunto en una universidad de Estados Unidos.

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