La alcaldesa y su novia

Empiezo esta columna luego de oír por 127 minutos la emisora WRadio que abrió micrófonos a un tema discutido, el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado que aún tiene 15 interrogantes por resolver. Muchos confían en dar con el ‘Señor secreto’ o la trinca delictiva que lo preparó y supuso que sería un crimen ‘casi perfecto’. Lo cierto es que la Fiscalía de hoy está investigando y escuchará a las familias Gómez Hurtado y Gómez Martínez. Punto.

¿Por qué Cartago baila tanto en la investigación del crimen de Álvaro Gómez? Porque allí vivía El Tigre Nacho Londoño, dueño del poder local, un hombre de 50.000 votos liberales que fue parlamentario igual que su esposa ‘Jesusita’ Zabala.

A ‘El Tigre Londoño’, lo conocí, charlábamos en el Capitolio cuando éramos parlamentarios por el Valle. Muy fuerte en votos, insigne manzanillo, gordísimo, ordinario, malicioso, el poder liberal le dio gabelas, mermeladas a chorros. Punto.

Ayer en Bogotá vimos calles solitarias, cero trabajo y los colegas tocaron el tontarrón paseo de la alcaldesa Claudia López y su novia Angélica Lozano por unas calles bogotanas. No digo falta grave pero si han multado o encarcelado a 479 personas por hacer lo mismo, un regaño merecían Claudia & Angélica. Poco seria esa acción en una Alcaldesa y una Senadora.

Leo un trino malicioso: ¿Fueron ilusas o lo alistaron en plan cómico? No lo diría, pero ya pidieron perdón y quedaron como ejemplo de humildad. Me pregunta de Cali Milena Garcés: ¿Fue un escándalo preparado con fines publicitarios? No sé. ¿Ellas posaron para la foto en su paseo? Sí, hasta sonríen. ¿Quién les tomó la foto? No han contado. ¿Por qué los guardaespaldas y la pareja permitieron fotos? No sé. ¿Ellas ordenaron a sus escoltas no molestar a la fotógrafa? No sabemos. Ojalá doña Claudia resuelva los ocho mil líos que tiene Bogotá hoy. Punto.

No soportan millones de mujeres que las peluquerías sigan cerradas y que obliguen usar ese tapabocas odioso y antiestético. Protestan miles de mujeres porque les están tapando lo mejor que tienen, su bonita risa y Pablo Neruda en su poema ocho decía: “Quítame todo… pero no me quites tu risa”. De Neruda lean sus memorias, ‘Confieso que he vivido’. Bravo.