Columnista
La Arzobispa de Canterbury
Como obispa de Londres, promovió el proceso de vivir en el amor y la fe, especialmente dirigida a parejas del mismo sexo.
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12 de dic de 2025, 03:26 a. m.
Actualizado el 12 de dic de 2025, 03:26 a. m.
Mientras los imperios se derrumban y se llevan por delante los derechos adquiridos, no solo de las minorías, como son los emigrantes, sino también los femeninos, estableciendo patriarcados guerreristas, en el ámbito espiritual se impone la ética del cuidado. La Iglesia Anglicana nombra a una mujer como la nueva arzobispa de Canterbury, la Reverenda Dama Sarah Mullally. Al ocupar este cargo histórico, será ella la 106ª en la línea de sucesión, el equivalente a ser el Santo Padre de la Iglesia Católica en la Comunidad Anglicana.
La obispa Sarah ocupa un escaño en la Cámara de los Lores del Reino Unido como representante espiritual, tras haber sido incorporada el 24 de mayo de 2018. En su discurso inaugural rindió homenaje a su trayectoria como enfermera y dijo a los Lores: “Soy la obispa que soy hoy, gracias a esa primera vocación por la enfermería, y la compasión y la sanación son constantes en lo más profundo de mi ser”.
Trabajó en el Gobierno británico como directora de enfermería y dice que sintió el llamado al sacerdocio, comenzando su formación ministerial sin abandonar completamente su trabajo. En el 2004, en lo que ella considera fue la más importante decisión de su vida, renunció a su cargo en el gobierno e inició su carrera ascendente como obispa de la diócesis de Exeter, y luego de Londres. En el 2018 fue nombrada decana de las Capillas Reales de su Majestad.
Como obispa de Londres, promovió el proceso de vivir en el amor y la fe, especialmente dirigida a parejas del mismo sexo. Su entrenamiento en la salud la llevó durante la pandemia a jugar un papel importante en cuestiones de asistencia sanitaria y social. En la Cámara de los Lores ha participado en los debates sobre la muerte asistida. También le corresponde elaborar el plan de gastos trienal de la Iglesia de Inglaterra.
A diferencia de la Iglesia Católica, los sacerdotes anglicanos contraen matrimonio, evitando los escándalos que han plagado durante siglos religiones que imponen el celibato tanto a hombres como a mujeres. La obispa Sarah es casada con un arquitecto irlandés cuyo pasatiempo es la apicultura, otra pasión inglesa junto con los jardines y las huertas. Su esposo además es guía turístico voluntario en Londres, donde, como cosa curiosa, en el almacén más reconocido de comida gourmet, Fortnum and Mason hay un apiario y allí venden su propia miel, y velas de cera producida por sus abejas. Londres, la ciudad de los jardines florecidos, se puede dar el lujo de tener apiarios compitiendo con la contaminación.
En este siglo de guerras, de genocidios reproductivos, de gobernantes ególatras y asesinos, donde matan a presuntos narcotraficantes sin haber sido condenados en juicio, que importante sería que, de la mano de esta mujer, el mundo reaccionara y como ella lo dice, pudiéramos vivir bajo la fe y el amor.

Profesión Abogada, PhD en Gobierno de la London School of Economics. Fue directora del programa de TV el Agora y la Lupa. Miembro de La Comisión Preparatoria sobre Administración Pública de La Asamblea Nacional Constituyente 1991. Promotora y madre del Artículo 40 de la Constitución o Ley de cuotas 1991. Miembro del Comité Asesor de Poder de El País 2010. Escribe para el periódico desde el 2005.
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