El respiro

Como si fuera poco, lo que ocurre en algunos partidos, es para llorar. Sobre lo que estos representan, mejor ni hablar.

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26 de dic de 2021, 06:50 a. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 07:36 a. m.

Este es un diciembre particular: al tiempo que se empiezan a decantar las opciones a la Presidencia y se definen las candidaturas al Congreso, se entra a una fase necesaria de respiro político por cuenta de la navidad e inicio de un nuevo año. Semanas en las que nadie, salvo quienes están en campaña y sus allegados, quiere saber de política; de los candidatos y sus trinos, los partidos y coaliciones, y el patético show de las encuestas.

El exceso de candidatos a la Presidencia se ha traducido en un desgaste empobrecedor. En épocas pretéritas pocos eran los que calificaban para aspirar a tan alta dignidad, hoy cualquiera se siente con las credenciales para ser presidente; unos, por contar con una estructura clientelista aceitada con contratos, otros, por haber desempeñado un cargo público, y varios, porque lo consideran un derecho; es más, les extraña no ser ungidos.

En esa feria de las aspiraciones, el mundo digital contribuye a la confusión y al hastío. Cierto es que las redes democratizan la divulgación y el acceso a las opiniones, pero en muchos casos, su calidad es lamentable. Predomina la inmediatez sobre la sustancia, las emociones sobre las ideas, el afán de estar vigente a la pertinencia sobre lo que se trina. Qué decir del pugilato digital, a veces inevitable, pero la mayoría de veces, deplorable.

Como si fuera poco, lo que ocurre en algunos partidos, es para llorar. Sobre lo que estos representan, mejor ni hablar. No solo han perdido su identidad y razón de existir, sino que nacen, renacen y se reproducen como cuyes. Hay quienes creen que mientras más partidos, mejor es una democracia. Error. Y con todo tipo de artilugios, se configuran y justifican pactos, coaliciones y amalgamas, independiente de lo que tengan en común.

A la feria de las aspiraciones, de la embriaguez digital y el circo de los partidos, se suma el show de las encuestas. Estamos condenados, periódicamente, a la competencia entre firmas encuestadoras, avaladas por los medios. No importa su rigor y si comparan peras y manzanas, sino que den de qué hablar. No importa si confunden o si inflan y desinflan candidatos. Como en las Guerras del Hambre, lo importante es el espectáculo. Grotesco.

Es la nueva democracia o lo que algunos llaman democracia y que evidencia el deterioro de sus fines y principios. La que la mayoría de ciudadanos ha querido hacer a un lado, olvidar y anestesiar -así sea por unas semanas- dando paso a mensajes amables, tarjetas virtuales, reuniones familiares y de amigos, novenas y pesebres, abrazos y recuerdos. Un alto en el camino en el que la esencia buena de la mayoría de las personas sobresale.

Pero todo respiro incluye el acto de inhalar y exhalar, incluso en el instante de la muerte. Es necesario que en este respiro de fin de año se inhale lento y profundo, amplíe la caja torácica y expandan los pulmones, para albergar el mayor volumen de aire, para que las arterias circulen la mayor cantidad de oxígeno y que llegue hasta la más distante célula y la mantenga con vida y, en especial, que irrigue de sensatez a la mayoría de cerebros.

Que así sea, pues a la vuelta de la esquina, en cuestión de horas, días y semanas, estará ahí la realidad, la que nunca se fue, la que entró en pausa como quien concede un deseo. Ahí están los candidatos -buenos, regulares, malos, y peligrosos-, las redes, los partidos y las alianzas. Y están -debí escribir, estamos- los ciudadanos, los llamados a definir el futuro el país, en un momento crítico de la historia. Por eso, es necesario y bienvenido el respiro de estos días, para cambiar de aire, y para tomar aire, pues se va a necesitar.
Sigue en Twitter @FcoLloreda

Abogado y doctor en política de la Universidad de Oxford. Se desempeñó como Ministro de Educación, Embajador en La Haya, Alto Consejero Presidencial para la Seguridad Ciudadana, y Director de El País de Cali. Actualmente es Presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo, gremio de la industria de hidrocarburos.

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