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No merece salvavidas

Viva Air no merece un salvavidas, ni la compañía ni sus dueños, que, según la Superintendencia son los mismos de Avianca que, sin permiso, ya la controla

4 de marzo de 2023 Por: Vicky Perea García

Viva Air dejó en tierra a un millón de pasajeros y no le importó. Y no se sonroja al culpar de lo ocurrido a la autoridad aeronáutica por no haber aprobado su fusión con Avianca. De no existir reparos a la posición dominante -que sin duda terminaría dándose con la integración- una aerolínea que trapea de esa manera con sus usuarios, sin inmutarse, no merece estar en el país, fusionada o no. Ojalá lo entienda el Ministro de Transporte.

Según información de prensa, la aerolínea llevaba varios meses en una difícil situación financiera y apostó el todo por el todo a la fusión. Una alternativa válida pero muy riesgosa, pues no es un hueso fácil de roer aprobar semejante monopolio aéreo. La empresa se confió -y aún confía- en que el Gobierno no la dejará quebrar y puso todos los huevos en una sola canasta. Un error. Pero, más que un error, una irresponsabilidad.

Si la empresa hubiese manejado bien las cosas, otro sería el cantar. Pero no; a sabiendas de que iba a abandonar la operación, dejando a cientos de miles de pasajeros viendo un chispero, siguió vendiendo tiquetes. Con premeditación y alevosía engañó a un millón de personas, aduciendo necesitar ese dinero para pagar a sus trabajadores. Loable que haya pensado en sus empleados, pero no estafando a quienes confiaron en la aerolínea.

Razón tuvieron los pasajeros que montaron en cólera. De un momento a otro todos los empleados de la aerolínea se esfumaron. Nadie daba razón de nada. No deben olvidarse las imágenes de niños y ancianos durmiendo en el piso de los aeropuertos, de miles de pasajeros que perdieron sus conexiones y el dinero de los alojamientos en la ciudad de destino, viendo cómo solucionaba cada uno su problema. Así no se manejan las cosas.

En medio de semejante caos, sale el Ministro de Transporte, a alcahuetear los hechos, a presionar indebidamente a las autoridades aeronáuticas, diciendo que si Viva Air no se integra a Avianca, desaparece. Pues que desaparezca. Lo que debe suceder, como lo ha dicho el exsuperintendente Pablo Felipe Robledo, es que la aerolínea de bajo costo -y pésimo servicio- se acoja a una reestructuración o sea vendida a otro, salvo Avianca.

Más cuando Avianca no es la misma de antes. Pasó de ser una de las mejores aerolíneas a una de quinta. El cambio en las cabinas, la incomodidad de los asientos, la suspensión del servicio gratuito abordo y el de entretenimiento, el cobro por el uso de las salas, son una afrenta al pasajero. Razón tiene la gente al decir que es la aerolínea de bajo costo más costosa. Porque eso sí, los tiquetes, no bajaron, por el contrario, suben cada día.

La única esperanza: la Superintendencia de Transporte, y la de Industria y Comercio. Si les importan los usuarios, Viva Air debe ser intervenida, sus directivos y administradores removidos, y devolverles el dinero a los usuarios. Y prohibirles de tajo continuar engañando a la gente; andan con mensajes sonrientes en las redes, invitando a quienes estafaron a que les compren más tiquetes para devolverles algún día la plata.

Ojalá la Aeronáutica se pare en la raya y no ceda al chantaje del que el
propio Ministro es parte. Así le cueste el puesto al director. El país está hastiado de los monopolios en el transporte aéreo y del maltrato al pasajero. La fusión no es la solución, menos al ver cómo la aerolínea abusó de sus usuarios. Viva Air no merece un salvavidas, ni la compañía ni sus dueños, que, según la Superintendencia son los mismos de Avianca que, sin permiso, ya la controla. Vamos a ver si la competencia y los pasajeros importan.

Sigue en Twitter @FcoLloreda

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