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El techo se les cae encima

El viernes leí complacida en este diario que el alcalde Guerrero adecuaba...

5 de febrero de 2013 Por: Aura Lucía Mera

El viernes leí complacida en este diario que el alcalde Guerrero adecuaba de nuevo la sede para los adultos mayores, o ancianos, o como se les quiera llamar, y así ahorrarles trámites y burocracia para que puedan cobrar su pensión. Más que merecido. Esa madrugada a las 4:00 a.m. me despertó el sonido peculiar del celular. Un mensaje urgente. Era Anadeiba Lasso, fundadora y directora, apóstol, mamá y hada madrina de la Fundación para el Anciano Abandonado. El mensaje era desgarrador: “Llueve y se les está cayendo el techo encima. Mis ‘bebés’ (así llama a sus ancianitos), están empapados. Ayúdeme, por favor”.Me vino a la mente la adecuación de esas oficinas y lo bien que me sentí al leer la noticia. Como un rayo también me vino a la mente la suerte de esos 70 hombres y mujeres, que ya no tienen derecho a pensión, ni existen oficialmente, porque sus propios familiares los han arrojado a la calle a que se mueran, después de haberles destruido sus papeles y documentos de identidad. ¿Están muertos? ¿Están vivos para la Alcaldía? ¿Tienen derecho a seguir respirando, comiendo, recibiendo amor? O son ya basura innecesaria, de la cual el Municipio, la curia y todos se lavan las manos, porque oficialmente no existen. Si no fuera por Anadeiba Lasso, a quien me he referido varias veces en esta columna y en alguna crónica y su historia ha despertado interés en programas de televisión y radio, ya estarían tirados en una fosa común o habrían servido de alimento para los gallinazos carroñeros, sin que nadie se hubiera dado por aludido. En repetidas ocasiones le he comentado al Arzobispo de Cali esta historia de amor, horror, ternura y miseria. Ha telefoneado, pero nadie de su jurisdicción se ha acercado a conocer personalmente la labor de esta mujer, heroína de amor y compasión. Lo mismo sucesivas administraciones municipales. Ya bastante, me imagino, tienen con medio ayudar a los ancianos con papeles, para gastarle presupuesto a los ancianos no existentes.Conozco a Anadeiba hace casi siete años. Por casualidad llegué a su Fundación en el barrio Bonilla Aragón, con Consuelo Bohórquez, entonces trabajadora social de HUV y Guillermo Zapata, exdirector del Ancianato San Miguel. Quedé marcada. Pero no de lástima, sino de admiración. En ese entonces unos 50 ‘bebés’ estaban en la casona de un piso, largo, estrecho, con colchonetas en el suelo. Algunos no podían moverse. No tenían qué comer sino un tetero de aguapanela al día. Sin embargo, la limpieza y el calor humano, la paz y armonía reinaban. De la crónica, muchos empresarios y personas de corazón abierto, le brindaron ayuda incondicional. No más hambre. No más dormir en el suelo. Anadeiba logró comprar la casa vecina, y ese primer piso lo convirtió en tres. Ya son más de 70. Algunos que conocí ya murieron. Anadeiba los entierra con decoro y amor, y paga los honorarios a la curia (para nadie es misterio que los cementerios arquidiocesanos son estupendo negocio). El techo de la casa vecina, comprada creo que con ayuda del espíritu santo, está cayéndose. Fui a verla hace poco. No tiene con qué repararlo, y los ‘bebés’ que viven allí, esperando morir rodeados de ternura, están empapados, amenazados de muerte. Se les caerá el techo. ¿A nadie le importa? Al fin y al cabo no existen. Escribo este SOS desde Bogotá. Sé que Anadeiba no se quedará abandonada. Sé de empresas, entidades y seres de corazón abierto, pero ya es hora que la Curia y el Municipio ayuden. Los 70 ‘bebes’ existen. Y necesitan ayuda.Fundación Anciano Abandonado. Cuenta de ahorro 240 196 11385, Banco Caja Social. Tel: Anedeiba Lasso 4483631 y 3164593051. Invito a visitarla. Calle 91 A No 26P-47, barrio Bonilla Aragón.PD: Obvio que la guerra contra el director encargado del HUV es política. Los buitres no quieren soltar esa presa. Ojo con ponerles bolas a los que piden su dimisión.

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