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‘A House of Dynamite’

La guerra nuclear vuelve a estar al orden del día.

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Carlos Jiménez.
Carlos Jiménez. | Foto: El País.

7 de nov de 2025, 03:48 a. m.

Actualizado el 7 de nov de 2025, 03:48 a. m.

El título de esta columna es el de una película titulada en castellano La casa llena de dinamita, disponible ahora en Netflix. Dirigida por Kathryn Bigelow, tiene para mí la extraordinaria importancia política que tuvo Dr. Strangelove or Learned to Stop Worring and Love the Bomb, película de Stanley Kubrick, estrenada 1964. Año marcado por la Crisis de los misiles de Cuba de octubre de 1962 y el asesinato en noviembre de 1963 de John F. Kennedy, el presidente que, con la forma negociada y pacífica como solucionó dicha crisis, se ganó enemigos mortales entre los servicios secretos de su propio país. Y en el propio establishment.

La posibilidad de una guerra nuclear capaz de destruir a la humanidad se intensificó hasta extremos inauditos y Kubrick se sintió en la necesidad de hacer una película que alertara al gran público de cuán grave y real era el peligro. La película fue ciertamente una parodia, tal y como advierte su título, cuyos blancos preferidos son el propio Dr. Strangelove, un nazi alemán convertido en asesor del presidente de turno.

El general Jack D. Ripper, comandante de la base militar de la que despegan los 24 bombarderos B 52 con el fin de atacar a la Unión Soviética. Y el comandante del único de ellos que logra alcanzar su meta, el mayor T.J. “King” Kong. El film de Kathryn Bigelow tiene, por el contrario, el sobrio estilo de un documental, que narra, con excepcional virtuosismo, las distintas respuestas que dan al lanzamiento desde Asia de un misil nuclear con blanco en Chicago, los dirigentes del gobierno de Estados Unidos y de sus fuerzas armadas.

Se daba por hecho que causaría 10 millones de muertos. Su objetivo, sin embargo, es el mismo de la película de Kubrick: advertir sobre el riesgo cierto de una guerra nuclear. Que había disminuido sensiblemente desde los acuerdos de control de misiles nucleares firmados por los presidentes Ronald Reagan y Mijaíl Gorvachov en 1987.

Comenzó de nuevo a crecer a raíz del desencadenamiento en marzo de 2022 de la guerra de Ucrania, hasta llegar al extremo de peligro en el que hoy estamos. El 29 octubre, Putin informó de la prueba exitosa de dos misiles movidos por energía nuclear: el Burevestnitk aéreo, y el Poseidón, submarino. ¿La respuesta de Trump? Ordenar el lanzamiento de prueba de un Minuteman, un misil intercontinental, y la reanudación de los ensayos nucleares.

La guerra nuclear vuelve a estar al orden del día.

Historiador y crítico de arte. Profesor de la Unviersidad Europea de Madrid y corresponsal de la revista ArtNexus en España. Es columnista del diario El Pais de Cali desde 1994.

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