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Temores en la transición del colegio a la universidad

El reto de las universidades de Cali es implementar nuevas estrategias para que los estudiantes de primeros semestres no abandonen los salones de clase y evitar traumatismos.

21 de junio de 2015 Por: Felipe Guevara y Anderson Zapata, especial para El País, estudiantes del Semillero de Investigación UAO.

El reto de las universidades de Cali es implementar nuevas estrategias para que los estudiantes de primeros semestres no abandonen los salones de clase y evitar traumatismos.

Laura Pedriza  está próxima a graduarse de grado once y ve la universidad como un mundo más grande y desconocido que no se puede comparar con el colegio. Debido a esto se pregunta si ella podrá hacer todo lo que la universidad demanda, o si será  muy difícil. A además  teme  dejarse influenciar por las amistades,  debido a que considera que la universidad es un mundo abierto. Asímismo, Valentina Home se graduará como  bachiller en una semana y aspira estudiar Psicología. Sin embargo, algunos de sus familiares no están de acuerdo con esta decisión, pues no ven buenas oportunidades laborales para ese campo, mientras que los docentes de su colegio le aconsejan actuar  con madurez y responsabilidad. El paso del colegio a la universidad no es nada fácil, pues son dos espacios totalmente diferentes, en el cual los jóvenes por lo general experimentan fuertes cambios en la vida académica y cotidiana. Para algunos de ellos, la experiencia de ingresar al primer semestre  es un proceso de acoplamiento, en el cual las universidades desde el departamento de bienestar universitario trabajan con distintas dinámicas de acompañamiento, para que cada vez sea menos traumático el entrar  a un mundo nuevo, la universidad. Diego Sandoval, estudiante de grado once, declara que el temor que tienen  los bachilleres al entrar a la universidad es normal, pero es una etapa muy importante en la vida de toda persona, pues se define el futuro laboral y económico de cada profesional.  De igual forma recalca que la responsabilidad académica y personal será una gran herramienta para enfrentar la vida universitaria. César Augusto Lozano,  bachiller graduado y próximo a entrar a una institución de educación superior, toma la vida universitaria como un mundo donde puede conocer nuevas personas y tener nuevas experiencias. Lozano  afirma que “se debe asumir con la mejor actitud, así los cambios sean bruscos y haya decepciones, pues para algunos, como en mi caso, el manejo del inglés es el mayor temor,  dicen que se burlan de la mala pronunciación  de este idioma  en público”. Algo similar le sucede a Diana Hurtado, estudiante de cuarto semestre de derecho. “La universidad se basa en saber escoger la carrera correcta y tener responsabilidad y pasión por lo que se va  hacer en toda su vida laboral, personal y familiar, pues te forman como persona y después como profesional”, opina. Javier Vélez, psicólogo de la Universidad Autónoma de Occidente, UAO asegura que para facilitar esta transición los padres de familia deben “darle independencia a sus hijos  tanto en la universidad como en el hogar, ya que esto puede traer contrastes positivos”.  Se refiere a que en las casas las familias los siguen viendo como niños o como personas que no se pueden valer por sí mismos, actitud  que puede generar comportamientos  negativos del joven tanto en el hogar como en la universidad. Uno de ellos puede ser la deserción escolar universitaria. Según el Ministerio de Educación, en Colombia, para el año 2013, la deserción en el  nivel superior alcanzó el 44.9%, siendo el primer semestre con un 16,8%, y el segundo con 7.8%, los de mayor deserción académica. El psicólogo Vélez, de la  UAO, afirma que una de las causas de esa deserción universitaria es que “los estudiantes  están llegando de 15 y 16 años a la universidad, edad en la cual se presenta cierta inmadurez con la que se ve obligado a afrontar el primer semestre”. El profesional  agrega que esto con- lleva a que sea inseguro y no tenga un criterio con fundamentos al momento de elegir una carrera profesional. Además, en algunas ocasiones estudian un programa académico impuesto por los padres de familia. Más o menos es lo que le sucedió a Carolina Espinosa, alumna de la UAO. En un principio decidió estudiar administración de empresas, debido a que la institución en la que cursó bachillerato tenía un énfasis empresarial.  Pero con el pasar de los primeros semestres vio que no contaba con las habilidades, destrezas y motivación para esta carrera, además se sentía obligada a ir a la universidad, situación que la llevó a cambiar a otra carrera más acorde con su perfil profesional. Los especialistas recomiendan tomarse un tiempo al momento de decidir qué carrera cursar, y recalcan que hay diversas alternativas por las que los jóvenes pueden optar en un periodo de seis meses en los que pueden estudiar inglés, artes, practicar deporte, entre otras actividades, para que así la decisión sea más sensata y no apresurada. Carolina Piragauta, directora del programa de Psicología de la Universidad Libre, señala que “lo más difícil para los muchachos es que hay una carga académica muy diferente, debido a que vienen acostumbrados a un profesor o director de grupo que está pendiente de ellos y  es el intermediario entre ellos y sus padres.  Además,  en la universidad el trabajo académico es más pesado e independiente, tanto que algunos terminan abandonando sus estudios”. También  señala que quizás una de las mayores falencias son los problemas de lectura y escritura, pues la falta de estrategias efectivas al momento de analizar o escribir un texto, es una de las mayores debilidades al momento de ingresar a la educación superior. Los estudiantes, según los especialistas, no se centran en las aptitudes más fuertes que poseen para elegir una carrera, sino que por el contrario le dan más relevancia a  las carreras que dan dinero o están de moda. Las universidades tienen un área de bienestar universitario y es allí donde los  jóvenes pueden encontrar algún tipo de ayuda, pues realizan  talleres de orientación profesional para que puedan ver cuáles son sus capacidades y cuál es su mejor opción en cuanto una carrera profesional. Lo que no se puede negar es que todas las instituciones educativas buscan mejorar u orientar el proyecto de vida que quiere realizar cada persona, por medio de personal capacitado para brindar la ayuda necesaria  e implementar planes para ayudar a enfrentar esos miedos de los jóvenes a la hora de entrar a la universidad.

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