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Proceso desfalleciente

El presidente Duque, en el escenario de la Asamblea General de la ONU lo dice: ha encontrado una fragilidad presupuestaria y una fragilidad institucional.

12 de octubre de 2018 Por: Redacción de El País 

Dos años. ¿Y la implementación del acuerdo de paz deja mucho qué desear? Se reconoce que la dimensión legal generó una actividad legislativa sin antecedentes: seis enmiendas constitucionales, cuatro leyes estatutarias y 35 decretos.

¿Y la realidad? Otra vez el país legal. El presidente Duque, en el escenario de la Asamblea General de la ONU lo dice: ha encontrado una fragilidad presupuestaria y una fragilidad institucional. Es decir, no hay presupuesto y se contemplan tantas instituciones nuevas que no están listas para actuar.

Dos años. ¿Qué pasó? Hay otros diagnósticos que es forzoso recoger. Uno muy diciente, el de Enrique Santos Calderón, coautor de muchas realizaciones que hicieron posible el acuerdo de paz. En sus memorias, recientemente divulgadas, habla de “la desfalleciente implementación del proceso de paz”. “La implementación comenzó a hacer agua por los cuatro costados: legislativo, jurídico, político e incluso internacional, que había sido siempre su más firme soporte” (p.208) (…) “Al Gobierno le sobró voluntad pero le faltó ejecución” (p.209).

El Secretario General de la ONU presentó una explicación de la implementación ante el Consejo de Seguridad, el 28 de septiembre de 2018, para referirse al período comprendido entre el 21 de julio y el 26 de septiembre de 2018. Reconoce que el presidente Duque ha puesto de relieve su “firme apoyo a una reincorporación más efectiva de los antiguos miembros de las Farc-ep que participan en el proceso de paz”.
Registra la solicitud conjunta del Gobierno y las Farc para prorrogar el mandato de la Misión de la ONU hasta el 25 de septiembre de 2019, y describe en varios párrafos las novedades del gobierno Duque relacionadas con la implementación (párrafos 7-26): riesgos; elección de las Comisiones de Paz en el Congreso; revisiones de la legislación por parte de la Corte Constitucional; el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición; la Consulta Anticorrupción; la sustitución de cultivos de uso ilícito; las negociaciones con el ELN.

Señala que “El proceso de reincorporación económica va claramente a la zaga de otros enfoques de la reincorporación”. Y menciona la lista de otros mil antiguos miembros de las Farc-ep entregada, recientemente, el 10 de agosto; recoge, también, los datos sobre antiguos farianos asesinados, que ya asciende a 71. Lo propio en relación con Defensores de los Derechos Humanos y líderes sociales. Y hace mucho énfasis en el diálogo social y las perspectivas de género y étnicas. Concluye así: “(…) las medidas adoptadas por el Presidente (…) son prometedoras”. Y reconoce que “los desafíos siguen siendo tremendos”.

La evaluación de ‘Iván Márquez’ y ‘El Paisa’ es menos positiva. En su carta a la Comisión de Paz del Senado, afirman: “Al menos tres actos de insensatez empujaron la esperanza tejida en La Habana al taciturno abismo de los procesos de paz fallidos: la inseguridad jurídica, las modificaciones al texto original de lo convenido y el incumplimiento de aspectos esenciales del acuerdo”. Y después “(…) lo esencial del acuerdo de paz de La Habana ha sido traicionado” (22 de septiembre, 2018).

Fragilidad es el concepto que utilizan tanto el presidente Duque como el Secretario General de la ONU. Proceso fallido dice el Jefe Negociador de las Farc. Y recordemos el deprimente diagnóstico del exministro Restrepo. Desfalleciente, dice Enrique Santos. Van dos años.

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