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Aglomeraciones y caravanas como las del Día de la Brujas, las celebraciones del título del América de Cali y las fiestas de barrio fueron, según las autoridades, los mayores eventos de propagación de contagios de Covid-19. Estas actividades, en su mayoría, fueron realizadas por jóvenes. | Foto: Raúl Palacios / El País

JÓVENES

¿Por qué algunos jóvenes se creen 'invencibles' al covid-19 desafiando las restricciones?

El año pasado se desarticularon más de mil aglomeraciones y fiestas en Cali. Los jóvenes son los que mayormente incumplen las normas, conozca por qué.

24 de enero de 2021 Por: Geovanny Gutiérrez D. / Reportero El País

La falta de cultura ciudadana de muchos caleños y la desobediencia, en especial de los jóvenes, a la hora de cumplir las normas de toque de queda y ley seca están cobrando factura en la salud de los vallecaucanos.

Precisamente esa indisciplina social parece haberse acentuado en las últimas semanas en la ciudad, recrudeciendo los contagios de Covid-19 en los barrios y en los núcleos familiares, lo que ha derivado en una alta ocupación de las Unidades de Cuidados Intensivos.

Pero, ¿a qué se debe que los jóvenes y adultos no quieran cumplir las normas de ley seca y toque de queda en la ciudad? El docente investigador de la Universidad Libre y Univalle, Holbein Giraldo Paredes, con especialización en sociología, explica que uno de los principales factores que inciden en que los jóvenes no quieran cumplir las normas se relaciona con que esta población “no comprende la importancia de restringir el derecho a la libre movilidad por parte del Estado, donde se busca salvaguardar el bien colectivo, en este caso la salud. Eso genera inmediatamente una reacción de rechazo y desafío a esa autoridad que restringe”.

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Segundo, el sociólogo afirma que hay un problema generalizado de falta de cultura ciudadana en todo el país. “La indisciplina social está en todos los niveles y sectores. Lo último, que ya es el colmo, son trabajadores de una clínica y policías en el departamento del Cauca en fiestas y aglomeraciones, donde los jóvenes no son la excepción. ¿Qué ejemplo les estamos dando?”, dice el especialista.

Tercero, desde la rebeldía que caracteriza la adolescencia, también se puede explicar por qué los jóvenes rechazan y desafían las normas sociales establecidas para evitar la propagación del virus, sobre todo cuando se les restringe en cualquier situación. “Es decir, el adolescente colombiano tiende a sentir que el Estado vulnera sus derechos”, afirma Giraldo.

Por último, el docente afirma que hay mucha desinformación en la ciudad frente a la pandemia. “Las redes sociales están llenas de desinformación, donde se dice que el Covid-19 es una simple gripe y que no es mortal, que no afecta a los jóvenes, que es un invento para crear un nuevo orden mundial, mitos y mentiras que los jóvenes creen y replican sin control”, recalca el docente.

Jóvenes contagiados

Desde que inició la pandemia se identificó que los jóvenes tienen un menor aporte en los registros de decesos de Covid-19.

Según, la secretaria de Salud del Valle, María Cristina Lesmes, desde marzo del 2019 van contagiados 5000 niños de 0 a 9 años; 10.000 jóvenes de 10 a 19 años; y 15.000 personas que tienen entre 20 y 29 años, que es el rango de la juventud.

“Los jóvenes están en el rango de mortalidad más bajo por tener un sistema inmunológico más fresco y por tener experiencias con vacunas, eso les permite producir anticuerpos mejor que los adultos, por esa razón en muchas ocasiones son asintomáticos o tienen síntomas muy leves. Muchas veces es que no quieren ver que el Covid-19 sí existe, simplemente no lo ven en sus síntomas. En el imaginario de la gente quedó que los jóvenes no corren riesgo, a esto se le suma que los jóvenes no miden los efectos y menos los del contagio”, recalca Lesmes.

Además, la titular de Salud Departamental afirma: “en esta etapa de la pandemia hay una pérdida de autoridad de los padres frente a los jóvenes, autoridad que hay que trabajar desde el hogar para mejorar ese lazo. Los padres se dejan convencer de sus hijos para salir a la calle, entonces se reúnen con los amigos, se toman unos tragos, se quitan los tapabocas, se aglomeran y se contagian, llevando el virus a sus casas donde hay personas más vulnerables, pero eso es propio de la juventud”, argumenta Lesmes.

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Una ciudad desobediente

Ante esta ola de desobediencia y de inconformidad en cumplir las normas de la ciudad, Jimmy Dranguet, subsecretario de Inspección Control y Vigilancia de la Secretaría de Seguridad y Justicia de Cali, argumenta estar de acuerdo con la afirmación del sociólogo de Univalle.

“La falta de cultura ciudadana de muchos caleños, sobre todo en los jóvenes, los ha desarraigado de la ciudad y de sus costumbres, donde el caleño siempre se ha caracterizado como una persona que cumple las normas, pero el comportamiento que hemos visto en estas nuevas generaciones es contrario”, afirma el funcionario.

Dranguet enfatiza que los jóvenes “no se identifican con la cultura caleña, por eso desafían la norma y las medidas por parte del Gobierno y eso lo vemos reflejado en la indisciplina social que hay en la ciudad, sumado a que muchos siguen sin creer en el Covid-19, y los que sí creen piensan que no se van a contagiar y eso es un problema complejo. A la ciudadanía le falta mucha información frente al tema, por eso son irreverentes frente a las medidas”.

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El Subsecretario de Inspección, Vigilancia y Control argumenta que su experiencia en la desarticulación de las aglomeraciones lo lleva deducir que los jóvenes son los mayores infractores.

“Este año hemos desarticulado varias fiestas. Una de ellas fue en el barrio Villa de Veracruz, donde dispersamos a 300 jóvenes; hemos trabajado en fincas cerca al Zoológico de Cali, hay un edificio en el sur de la ciudad que permanentemente hace fiestas y es frecuentado por muchachos de 15 y 18 años. No podemos decir que en su totalidad son jóvenes, pero en la mayoría de las veces ellos han sido los protagonistas. La desobediencia también está en los adultos. Si uno va al Distrito de Aguablanca o al norte de la ciudad hemos encontrado aglomeraciones de adultos consumiendo licor en espacio público, incluso hemos encontrado personas de la tercera edad incumpliendo la norma”, dice.

El año pasado la Subsecretaría de Inspección, Vigilancia y Control desactivó más de mil fiestas y aglomeraciones de todo tipo. Una de las más llamativas fue en el barrio Paso del Comercio, donde se detuvo a jóvenes en medio de una orgía en plena pandemia. También se han desarticulado fiestas en las habitaciones múltiples de varios moteles, en barrios como Mariano Ramos, República de Israel, El Vallado, Floralia, Calimío Norte, Siloé, Meléndez y Prados del Sur.

El último fin de semana se desarticularon 120 fiestas en toda Cali. Según las estadísticas de la Policía Metropolitana se impusieron 2240 comparendos a personas que, por diferentes motivos, estaban incumpliendo el toque de queda.

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¿Qué se puede hacer?

La Gobernación del Valle a través de su Secretaría de Salud está trabajando con los jóvenes para identificar propuestas que conlleven a que esta población entienda y cumpla más las medidas preventivas. “Hemos hecho dos reuniones una en noviembre y la otra el 4 de diciembre buscando soluciones”, expresa María Cristina Lesmes, secretaria de salud del Departamento.

Por su parte, Jimmy Dranguet, subsecretario de Inspección, Vigilancia y Control de Cali, hace un llamado a la consciencia del momento que atraviesa actualmente la ciudad y a extremar las medidas de cuidado y auto protección.

“El auto cuidado es la única forma de superar la pandemia. Debemos cuidarnos y entender que esto es real. Seguimos con las mismas recomendaciones que exige la Organización Mundial de la Salud, no aglomeraciones, distanciamiento, tamizaje, lavado de manos y alcohol” señala el funcionario.

Asimismo, Dranguet conmina a “compadecerse de sus familiares. Los jóvenes no tienen las mismas defensas que una persona adulta, si el Covid- 19 llega a tu familia puede terminar con la vida de más de una persona”.

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¿Quiénes nos cuidan?

La Subsecretaría de Inspección, Vigilancia y Control tiene un equipo de 60 personas realizando operativos para revisar el cumplimiento de las medidas, ellos son los encargados de hacer la inteligencia en las redes sociales para identificar posibles fiestas y realizar controles al respecto.

Este grupo élite de vigilancia siempre está acompañado por la Policía Nacional y, en ocasiones, por otras secretarías como las de Gestión de Riesgo, de Salud y de Paz y Cultura Ciudadana.

Cuando hacen una intervención el objetivo es dispersar las aglomeraciones, impartir pedagogía y si es necesario sancionar al propietario del establecimiento que infringe la norma.

Recuerde

Infringir las normas de toque de queda y ley seca  en la ciudad, conlleva a una multa tipo 4, que  equivale a 32 salarios mínimos legales vigentes.

Si se sanciona económicamente a un establecimiento público  por incumplir las normas preventivas, debe pagar una multa de $986.000  se cierra y suspende la licencia de operación hasta por 10 días.

En el Valle del Cauca hay en total 30.000 jóvenes de 0 a 29 años contagiados por covid-19, por no cumplir y acatar las normas. Una cifra preocupante en el departamento.

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