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Enrique Peñalosa, exalcalde de Bogotá y precandidato presidencial. | Foto: Bernardo Peña / El País

ENRIQUE PEÑALOSA

La promesa que Enrique Peñalosa le hace a Cali si llega a la Presidencia

El precandidato presidencial, estuvo en la ciudad recogiendo firmas para su campaña. Habló sobre seguridad ciudadana, movilidad, empleo y las encuestas. "Petro me asusta porque es un administrador flojo", aseveró.

19 de septiembre de 2021 Por: Redacción de El Pais

El exalcalde de Bogotá y precandidato a la presidencia de la República, Enrique Peñalosa, pasó por Cali donde se reunió con líderes empresariales y cívicos que respaldan su candidatura y recogen firmas para su campaña. Aseguró que no descarta una alianza con los ‘candidatos de centro’ para ganar las elecciones, “porque lo que importa es Colombia, no los individuos”. Y sobre Gustavo Petro, quien puntea en las encuestas, reconoció que eso le preocupa, aunque advirtió: “En la extrema izquierda, él está solo, mientras que en el centro somos muchos los que estamos dispuestos a unirnos para trabajar por el país, y eso puede ser definitivo en las elecciones”. También analizó la situación de Cali y el MÍO.

Se dice que usted va a establecer alianzas con Federico Gutiérrez y otros candidatos para las elecciones, ¿qué tan cierto es?

Yo espero ser quien lidere esa candidatura. Pero también creo que se necesitan hacer alianzas porque lo que importa es Colombia, no el nombre de quien llegue a la presidencia. Entonces, quienes compartimos unos principios fundamentales de democracia, de la necesidad de generar empleo con más empresas, estamos dispuestos a unirnos. Lo importante es que el país salga adelante, el que por X o Y razón tiene posibilidades de tener éxito, que sea el abanderado de ese proyecto.

Hay que tener en cuenta que en este momento hay dos extremos: por un lado Petro, y por el otro lado el Centro Democrático y el uribismo. Y entre esos dos hay candidatos con los que se podría hacer equipo, como Federico Gutiérrez, efectivamente, pero también Alejandro Gaviria, Juan Manuel Galán, incluso Dilian Francisca Toro. De lo que se trata es de sumar.

Se dice que los de centro son en realidad de izquierda o de derecha, solo que están ocultos en el centro en medio de tanta polarización para cazar votos. ¿Usted dónde se ubica?

Creo que el cuento de las derechas o izquierdas en Colombia es absolutamente tropical, no tiene nada que ver con la realidad. Si izquierda es trabajar más por los pobres y por la igualdad, entonces yo hice mucho más que Petro por los más necesitados en mi paso por la Alcaldía de Bogotá. Hice más en atención en salud, en hospitales, en colegios, en parques, en legalización de barrios marginales, en ciclo rutas; en cualquiera que sea la medida, en nuestra alcaldía hicimos mucho más por los más necesitados que Petro. En ese sentido sería más de izquierda que él, entonces. Y en Colombia, por alguna razón, decidimos que izquierda es apoyar el proceso de paz, y yo apoyé el proceso de paz, estoy de acuerdo con la JEP. Si eso es izquierda, lo soy.

Pero hay otro tema que me parece fundamental para el país, y es apoyar la inversión privada, la generación de empresas grandes, o medianas, o pequeñas. Es la única manera de generar empleo. La única manera que existe – eso ya está inventado – para que un país sea más rico es con más inversión privada. Si eso es derecha, soy de derecha. Y la seguridad también se cree que es de derecha. Pues también soy derecha porque la seguridad es prioridad. Parte fundamental de una sociedad civilizada y democrática es tener Fuerzas Militares que hagan cumplir las normas. Pasa en Suiza, Francia, en China o en Rusia.

La seguridad ciudadana es uno de los reclamos, se vive con miedo. ¿Qué haría si llega a la presidencia?

En Bogotá logramos una reducción de 17 homicidios por 100 mil habitantes, a 12 por 100 mil habitantes. Cali tiene más de 40 homicidios por 100 mil habitantes. No es porque Bogotá sea genial, sino porque Cali tiene unos problemas muy particulares, su cercanía a las zonas productoras de coca, por ejemplo. En Bogotá mejoramos radicalmente la iluminación de los espacios públicos, en especial los parques, y le cambiamos la cara a la ciudad. Hay un estudio de la Universidad de los Andes que muestra una reducción del 88% de los delitos donde hicimos parques y canchas de fútbol iluminadas. El héroe del barrio era el buen futbolista y no el que vendía droga, y la gente se apropió de esos espacios. Eso ayudó mucho. También fortalecimos la policía, e invertimos en cámaras y tecnología. Tuvimos una relación muy estrecha. En Cali sin embargo es muy difícil que eso suceda si el alcalde en cambio condena públicamente a la Policía. Y también es crítico que haya excarcelación para los delincuentes a mano armada. La legislación debe ser radical en ese sentido. Que vivamos sin miedo debe ser un derecho fundamental.

Y a propósito de los últimos desórdenes generados en el paro, me llama la atención que hubo una laxitud con lo público. Si alguien destruye lo privado pues claramente los dueños de lo privado, como la Policía, es radical y garantizan la protección a los bienes. Pero con lo público no. ¿Por qué? Como decía Mockus, “recursos públicos, recursos sagrados”. Lo público es todavía más sagrado que lo privado porque le pertenece a toda la comunidad. Pero no hemos actuado así. En Bogotá y en Cali permitimos que se destruyera la infraestructura pública. Lo he visto en esta visita a Cali: acabaron con las estaciones del MÍO.

Incluso a diario siguen vandalizando buses del MÍO…

Es claro que hay intereses en que las grandes ciudades se queden sin transporte masivo. Porque si se quedan sin transporte masivo, los ciudadanos se quedan sin empleo, y si se quedan sin empleo, se quedan sin comida. Que sigan atacando al MÍO no es casualidad. Es un proyecto premeditado. Quienes están detrás creen que de esa manera radicalizan el conflicto social. Porque una ciudad sin transporte, y por lo tanto sin trabajo, es una ciudad sin comida. Eso es equivalente a dejarla sin agua. Es decir: es terrorismo.

Por cierto: ¿si usted es presidente qué haría por Cali?

Recuperar el orden. No podemos permitir la situación que se ha presentado en la ciudad, en donde un alcalde como el de Cali prácticamente permite que se destruya la infraestructura pública y privada y no actúa como corresponde. Eso es ilegal. Está violando la ley al no garantizar la protección de la infraestructura pública. Aquí no puede pasar eso de que a alguien se le ocurra bloquear la movilidad de los demás, un derecho fundamental, y lo haga y no pase nada. Son actos de matonería ilegales, inconstitucionales y violatorios de los derechos humanos.

¿Y el MÍO? Es un sistema a punto de colapsar

Todos los sistemas de transporte masivo en Colombia reportan pérdidas. Y en pandemia y con paro, peor. Y todos los sistemas de transporte masivo en el mundo tienen de alguna forma un subsidio. Por eso en el mundo, a diferencia de Colombia, la idea es que los carros paguen más por el uso, no tanto por la tenencia, como se cobra hoy en el país, que aunque usted no mueva el carro, le cobran. Se podrían tener unos impuestos, gracias a la tecnología moderna, de rastreo satelital, para cobrar de acuerdo al horario en que se usan los carros, y las vías donde transitan. La vía principal se cobra más que una vía de barrio. Y si el carro se usa a la hora pico, se cobra más que a las 2 de la mañana, por poner un ejemplo. Estos recursos ayudarían a subsidiar el transporte masivo. Pero también hay que garantizar la protección del sistema. ¿Con qué plata se van a recuperar las estaciones que dañaron? Con plata que era para la educación, para la inversión social, para el deporte. No importa el discurso de que es que las estaciones del MÍO están aseguradas, porque si los seguros las pagan, subirán las primas al año siguiente y eso lo terminan pagando los ciudadanos. Las aseguradoras no van a perder plata.

De otro lado, detrás del paro nacional también hay un enorme descontento entre la juventud. Cali es la ciudad con la tasa de desempleo juvenil más alta. ¿Usted qué propone para cerrar esas brechas?

El desempleo juvenil siempre ha sido alto. Aún antes del paro. Y no solo en Colombia, pasa en el mundo. Obviamente eso es muy grave. En ese sentido hay que hacer enormes esfuerzos para garantizar el acceso a la educación de calidad, tanto pública como privada, para que los jóvenes salgan preparados para asumir las posibilidades que ofrecen las empresas. En Bogotá hicimos algo que dio muy buenos resultados: colegios públicos que tuvieron manejo privado. Con eso logramos que estudiantes de colegios estrato uno tuvieran resultados como los de estrato 6. También hay que trabajar en el bilingüismo en el país, eso es clave. Pero una de las tareas mías como gobernante será hacer todo para que los jóvenes entiendan que la única manera para que haya más y mejores empleos es con inversión privada. De manera que los que atacaron a las empresas durante el paro, las vandalizaron, lo que hicieron fue lo contrario: promovieron que las empresas cerraran o se fueran. Generaron un gran porcentaje del crecimiento del desempleo en Colombia tras el paro.

Algo que tenemos que entender es que estamos compitiendo por los empleos con muchos países del mundo. Los empleos se pueden producir en Panamá, o en Ecuador, o donde sea. Nadie le puede prohibir a un empresario que se lleve sus empleos a otra parte. El país, en vez de esta destrucción, debe ser atractivo para que las empresas lleguen. De nada sirve la educación de calidad si no hay empresas que contraten a los jóvenes.

Hay sociedades, insisto, que se han vuelto ricas porque se cumplían las normas. Ya tenemos países como República Dominicana, o Costa Rica, o Panamá, con unos ingresos per cápita que doblan al colombiano. Eso implica que los ciudadanos ganan el doble que los colombianos por el mismo trabajo. No estamos hablando de Estados Unidos. Estamos hablando de países de los cuales a veces nos sentimos superiores y que nos están dejando atrás. Perú ya tiene un ingreso per cápita más alto que el colombiano, Chile tiene tres veces el ingreso per cápita de Colombia. Si seguimos con este desorden vamos a irnos cada vez para atrás y las empresas van a seguir yéndose. Tenemos que volver a construir país juntos. Me encanta cuando juega la Selección Colombia, porque los petristas y los uribistas están juntos. Si al país le va mal, le va mal a petristas y uribistas. Tenemos que superar eso y empezar a trabajar juntos por Colombia. Dejemos de azuzar los odios.

¿Le preocupa las encuestas, donde Petro es quien las lidera?

Sí, pero creo que casi todos los demás candidatos tememos muchas cosas en común, entonces por ese lado de la extrema izquierda Petro está solo, y en lo que llaman centro hay muchos dispuestos a unirnos. Estoy dispuesto a hacerlo, porque lo que interesa es Colombia. A mí no me asusta Petro por lo que dicen, que es Castro Chavista y eso, no. Me asusta porque lo que viví en Bogotá, y es que él es un gobernante muy flojo. Por eso invito a que comparemos los resultados de su gestión con la mía, para determinar quién es mejor administrador. Esto no es el que mejor hable, sino quien mejor administre el país.

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