El pais
SUSCRÍBETE
318 bienes fueron ocupados en la ciudad de Cali, El Cerrito, Jamundí, Tuluá, Yumbo, Ginebra, Calima, Palmira, Candelaria y Dagua, en el departamento del Valle. | Foto: Foto: Cortesía para El País

NARCOTRÁFICO

Investigación: ¿al fiscal Alcibiades Libreros lo mató la mafia?

El homicidio de Alcibiades Libreros en Cali podría tener relación con los movimientos del clan de ‘Pacho’ Herrera para recuperar los bienes del extinto narcotraficante.

9 de febrero de 2020 Por: Colprensa / El País

La clave para resolver una serie de crímenes que a la fecha permanecen en la impunidad podría estar en un proceso de extinción de dominio que fue anunciado a mitad de esta semana por la Policía y la Fiscalía. Investigadores descubrieron que un brazo armado del Clan del Golfo apoyaba a William Herrera López, alias W, sobrino del extinto narcotraficante Hélmer ‘Pacho’ Herrera, para recuperar bienes que, presuntamente, se adquirieron con dineros de la venta de cargamentos de droga.

La historia es así. Herrera López nació en Nueva York, Estados Unidos, donde estuvo radicado por varios años. Sin embargo, en 2011 viajó a Colombia conocedor de que su tío había adquirido un sinnúmero de propiedades que estaban ocupadas por testaferros que en la última década del siglo pasado se prestaron para darle visos de legalidad a dineros del narcotráfico.

Ese año coincidió con la llegada al país de otro integrante del clan Herrera, Ramiro, hermano de Pacho, que purgó una condena en Estados Unidos por cargos de narcotráfico. Entre William y su tío Ramiro, a quien le decía ‘Doble erre’, iniciaron la recuperación del emporio económico forjado por el extinto capo, asesinado en la cárcel de Palmira en noviembre de 1998.

‘Doble erre’, sin embargo, fue recapturado en 2016 tras comprobarse que había vuelto a las andanzas criminales. En el bajo mundo se habla de que su detención fue impulsada por su propio sobrino por cuenta de un altercado con una de las propiedades que recuperaron. Esa vendetta llevó a que ‘W’ se quedara sin socios para avanzar en el rescate de edificios, casas, condominios y fincas en varios municipios del Valle del Cauca y otras zonas del país.

Hace poco más de un año aproximadamente, ‘W’, al verse solo, hizo un movimiento que le permitió seguir en el juego. Buscó contacto con el Clan del Golfo y negoció una cuota del 30% por bien recuperado, eso a cambio del envío de una especie de oficina de cobro a la región para conseguir lo que buscaba.

El expediente en poder de las autoridades habla de un grupo de 12 sicarios a sueldo que se pusieron a órdenes de la organización de alias W. Lo que no se ha podido dilucidar es si el pacto se hizo directamente con ‘Otoniel’ o con algún otro cabecilla de esta organización, que no es nada distinto a lo reductos disidentes de los paramilitares que no se acogieron al proceso de desmovilización de 2006.

Lea además: Capturado alias W, uno de los trece más buscados en Cali

Las amenazas

Alias W fue detenido en agosto del año pasado en un operativo en el sur de Cali tras una orden de la Fiscalía ejecutada por la Dijín.

En el allanamiento a la vivienda en la que se encontraba se hallaron celulares, dinero en efectivo y, lo más valioso para las autoridades, escrituras, certificados de Cámara de Comercio y certificados de tradición y libertad. En síntesis, esa era la hoja de ruta para dar con nombres, propiedades, valores y negociaciones que se hicieron con los inmuebles.

Esta documentación estaba en una gaveta en un escritorio sin ningún asomo de protección. El grupo de la Fiscalía que la descubrió era de la Unidad Contra el Crimen Organizado y era dirigido por Alcibiades Libreros, fiscal asesinado el 29 de diciembre pasado en el sur de Cali, y quien se dio a la tarea de organizar el material hallado.

Aunque desde la Fiscalía se lanzó la teoría de que el crimen de Libreros fue producto de un intento de robo a una cadena que tenía el funcionario, familiares, amigos y, principalmente, excompañeros de la víctima, no han dado crédito a esas versiones y, por el contrario, apuntan a que se trató de una retaliación por su labor. El expediente contra alias W podría ser la clave.

En esa investigación se descubrió que la consigna de la organización era muy sencilla: o entregaban la propiedad o mataban a quien la ocupaba. De allí que la mayoría de los 318 bienes que fueron ocupados en Cali, El Cerrito, Jamundí, Tuluá, Yumbo, Ginebra, Calima, Palmira, Candelaria y Dagua (Valle del Cauca), estuvieran abandonados.

Uno de ellos es una hacienda de 137 hectáreas en inmediaciones del Lago Calima que albergaba 30 cabañas de estrafalaria arquitectura. El avalúo catastral está tasado en 3.3 billones de pesos. Las anotaciones de la matrícula inmobiliaria datan desde 1998 y ha venido cambiando de dueños, conforme se desprende de la documentación.

La mayoría de las propiedades estuvieron administradas por Inversiones Benedetti Ramírez y la Inmobiliaria D&N, presuntamente creadas para darle apariencia de legalidad a las transacciones con estas propiedades.

También son investigados algunos notarios que figuran dando aval en varias transacciones de escrituras, como traspasos y compra y venta de inmuebles. Sin embargo, probar un delito en este caso es una odisea toda vez que los notarios actúan como guardianes de la fe pública y pueden alegar que no tenían conocimiento de que se trataba de un ilícito.

La investigación realizada comprobó que el grupo de los 12 asesinos a sueldo que llegaron al Valle del Cauca provenían de la principal zona de injerencia del Clan del Golfo, es decir del Bajo Cauca antioqueño.

El 30% que conseguía el Clan del Golfo era usado para el abastecimiento de armas y pago de hombres. Los movimientos de dinero que se gestaron con esta alianza criminal entre clanes es una de las tareas pendientes de la investigación.

Alias W empezó las intimidaciones sobre aquellos bienes de menor valor para lograr asegurar una base económica que le permitió, posteriormente, adquirir los más costosos. Así las cosas, a los primeros testaferros los despojaba de las propiedades y los sacaba de las mismas sin nada a cambio.

A las más costosas, por ejemplo, les ofrecía a los ocupantes un menor valor de su avalúo. Uno de los casos que reposa en el expediente que tiene la Fiscalía advierte que, por una propiedad de 3.000 millones de pesos, ofreció únicamente mil millones a cambio de no atentar contra la integridad de quienes la ocupaban.

Uno de esos documentos también sería la clave para esclarecer un crimen ocurrido hace ya un año en El Cerrito, Valle del Cauca. Se trata del homicidio de Silvio Montaño, exalcalde de esa población entre 2004 y 2006, y quien aspiraba nuevamente al cargo. De allí que se pensó que su asesinato tendría móviles políticos.

Sin embargo, lo que hay hasta ahora es un giro en las pesquisas ya que hay indicios de que el Clan del Golfo estaría tras el hecho. La hipótesis recién está en la mesa y se prevé que en los próximos días surjan elementos nuevos que complicarían la situación de ‘W’.

En los pasillos de la Dijín se dice que por cuenta del proceso de extinción de dominio a los 576 bienes se salvaron muchas vidas ya que la estructura criminal, pese a la detención de ‘W’, tenía planes de continuar en la recuperación de los bienes no solo en el Valle, sino en otras regiones hasta donde llegaron los tentáculos de poder y mafia de su tío.

En la carpeta de los investigadores están los nombres de 35 testaferros. Lo que se sabe es que son personas de diferente nivel y, algunos de ellos, ostentan un notorio nivel de poder político como económico.

El ‘Clan Herrera’ fue fundado por el extinto ‘Pacho’ Herrera, integrante del cartel de Cali, quien fue asesinado el 4 de noviembre de 1998 en la cárcel de Palmira, donde cumplía una sentencia de 14 años de prisión por narcotráfico.

Otras propiedades

La Dijín descubrió que los bienes tienen un patrón: están ubicados en zonas claves tanto para lo agrícola como para lo turístico o lo industrial.

Así, por ejemplo, las fincas que pasaron a manos de la Sociedad de Activos Especiales, SAE, tienen ríos que las atraviesan y sirven para regar los cultivos.

En Girardot, Cundinamarca, hay una extensa hacienda que colinda con el Club Militar de Leones y que es un terreno por el que se prevé una ampliación para la doble calzada.

En Cimitarra, Santander, hallaron 247 cabezas de ganado distribuidos entre razas GYR (lechero), cebú y mestizos.

Vea los lujosos y billonarios bienes incautados a testaferros de Pacho Herrera en el Valle

AHORA EN Contenido Exclusivo