Cuando sientes que el destino es implacable, no ves los hechos en su exacta dimensión, y te exasperas.

Necesitas sosegarte, encontrar la serenidad perdida, acercarte al faro de la sabiduría y confiar.

 Es la hora de conectar tu mente y tu corazón, comprender, construir y sembrar con paciencia.

 Es el momento de escuchar sabios consejos, sanar viejas heridas y obrar con un espíritu tranquilo.

 No caigas en la tentación de las soluciones fáciles. Las buenas metas piden un compromiso constante.

 Lo que es valioso no llega regalado, y solo con voluntad y disciplina tienes presagios afortunados.

 Si no te rindes, el árbol que en invierno parece muerto, reverdece y llegan nuevas primaveras.

 Cree en ti mismo y en Dios. Con esperanza tendrás ímpetus para seguir tu camino y cumplir tu misión.

@gonzalogallog