Se espera que en pocos días el Gobierno Nacional dé a conocer el alza del salario mínimo para el 2026. Mientras los empresarios esperan que no pase del 7%, los trabajadores insisten en un incremento de dos dígitos.
Según un estudio de Acrip (Federación Colombiana de Gestión Humana), El 82,2% de las empresas en Colombia proyectan realizar un incremento promedio del 6,2% en los salarios a sus empleados.
El informe de la Federación -que consultó con más de 150 empresas de varios sectores económicos en distintas regiones del país- también reveló que cerca del 15,8% de las empresas aún no sabe si realizará incrementos, mientras que un 2% aseguró que no realizará ningún tipo de aumento.
Cabe recordar que el alza del salario mínimo cobija a los empleados que devengan este monto. Las empresas están en libertad de implementar el alza que consideren para los trabajadores que ganan más que esta cifra.
Precisamente, frente al incremento del salario mínimo, del 2026, Acrip propone que este debe estar en el rango del 6% al 7%.
Otro estudio del gremio indica que el 88% de las empresas realizó en 2025 incrementos salariales con un promedio de 7,1 %. Para este año, el alza salarial decretado por el Gobierno Nacional para el mínimo fue de 9,54%.
Según la misma investigación, los salarios en el Valle del Cauca aumentaron en 2025, en promedio, 7,6%.
Aumentan los costos
Juan Carlos Ramírez, presidente de Acrip, considera que la realidad que les espera a los empresarios para el 2026 es compleja con la entrada en vigencia de muchas normas relacionadas con la reforma laboral que acarrean un costo adicional para los empresarios.
“Adicionalmente viene un incremento del salario mínimo que ya el Gobierno lo ha anunciado como un incremento alto. Eso es bueno para la foto, pero en la realidad es sumar costos adicionales”.
Explicó el líder gremial, que entre los cambios que vienen está el aumento al 100 % del pago de recargos por trabajo en días domingos y festivos, más el cambio de horario de la jornada nocturna que, desde comienzo de 2026, será desde la 7 de la noche.
“Además se viene una fase final de la reducción de la jornada de trabajo que también termina significando un mayor costo para el empresario porque es menos tiempo con el que puede contar con las personas. “Esta es una ecuación que no es sostenible, eso termina reventándose”, dijo.
Agregó que el empresario como siempre tiene que “apretar dientes, trabajar, hacer cuentas y ver hasta dónde puede responder para ser muy responsable”.
Para Ramírez, quien también lidera la firma Top Management en la región, estos nuevos costos afectan mucho a las pequeñas empresas, pero también pueden llevar a que las grandes organizaciones tomen decisiones estratégicas que impliquen la salida de sus operaciones de algunas ciudades si no logran ser competitivas.