El aumento en la expectativa de vida de los colombianos no es solo un desafío de cara a la sostenibilidad de las finanzas del país, sino que también se constituye en un reto en materia de productividad y servicios.

Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para el 2050 más de 208 millones de personas en América y el Caribe tendrán más de 60 años, representando un 27,5 % de la población.

En Colombia, según el Dane, al cierre del año pasado había 7,8 millones de personas mayores de 60 años, lo que representa 15 % de la población. De acuerdo con la misma entidad, esta cifra seguirá en aumento y para 2030 se prevé que alcanzará 17,4%.

Y pese a esta transformación demográfica, el 90 % de los mayores no encuentra servicios adecuados en el mercado, y cerca del 70 % se siente discriminado como consumidor.

Esto sin tener en cuenta que muchos no encuentran trabajo ni oportunidades para ser productivos.

De ahí el surgimiento de lo que, en el ámbito internacional, se ha denominado como la economía plateada, es decir, aquellos productos y servicios orientados a los mayores de 50 años, los cuales pasan por soluciones de vivienda, viajes, transporte, cuidados personales y actividades culturales, entre otros.

Colombia no es ajena a esta tendencia y algunas organizaciones están diseñando estrategias que les permita llegar a este grupo poblacional, que también busca seguir activo no solo socialmente sino en materia productiva.

Un estudio del BID, que hizo un mapeo de la economía plateada -después de la pandemia del covid- detectó 245 actores en 24 países de América y Caribe, empresas o experiencias enfocadas en este campo.

Población adulta en Colombia. | Foto: El País

Según las conclusiones de la investigación, el 40 % de las organizaciones estaban orientadas a brindar servicios de salud y cuidado, el 90 % de las empresas operaban exclusivamente en sus países de origen, y un tercer hallazgo fue que casi 3 de cada 4 actores que brindan servicios a la población de personas mayores tienen fines de lucro.

Una de las áreas más avanzadas, en otros países, es la vivienda con el desarrollo del “senior living”, que son comunidades o residencias diseñadas para quienes desean envejecer con independencia.

En estos espacios ofrecen vivienda privada con servicios comunes —alimentación, recreación, seguridad, atención básica en salud— adaptados a diferentes niveles de autonomía.

En Colombia ya se conocen varias experiencias en este campo en ciudades como Bogotá y Medellín, y en Cali se desarrolló hace unos años un proyecto ubicado en Pance.

Esta iniciativa la comercializó JM Inmobiliaria. “Se vendieron más de 90 apartamentos en una comunidad que ofrece piscina, cafetería, zona de billar, sala de televisión, cine, capilla y enfermería, donde las personas adultas funcionales pueden vivir tranquilas con todos estos servicios”, dijo Juan Mario Botero, gerente de la inmobiliaria.

Agregó que hay interés en este tipo de iniciativas, por lo que están interesados en desarrollar proyectos similares en Cali, donde los adultos mayores vivan en comunidad, tengan actividades diarias, puedan socializar y vivan en un espacio cómodo.

“El modelo es tener apartamentos pequeños, tipo apartaestudio, pero que sea como una gran suite y donde la atención se centre en un estilo de vida activo y autónomo”, anotó.

Distribución de las personas pensionadas, según el rango de la mesada. | Foto: El País

Apertura en el sector financiero

El profesor Jesús Ancizar Gómez, de la Universidad Javeriana, comentó que hay dos segmentos de la población que han estado por fuera del sector financiero: jóvenes y mayores de 60 años, porque son personas que pueden ver reducidos sus ingresos por dificultades para contratarse, pero reconoce que ahora surge esta tendencia de mayor inclusión.

“También vemos, a nivel de empresas, la preocupación de pensar qué hace la gente que se pensiona y están diseñando propuestas para personas que están a punto de jubilarse o que les faltan 5 o 3 años para que esa transición sea un poco menos traumática”, añadió.

Resaltó que, a diferencia de los países europeos, donde a las personas adultas se les considera aún productivas hasta después de los 70 años, en Colombia desde los 40 años ya se está viendo al ciudadano como una persona mayor.

Sin embargo, cree que es posible que, gracias a tendencias como la economía plateada, que reconoce que este grupo de población mayor aún produce, tiene ingresos y es consumidora, cambien los modelos.

“Esta es una población que es atractiva para el sector financiero, muchos tienen pensión, han ahorrado y tienen recursos para invertir”, indicó.

Precisamente, Mónica Osorno, directora de Banca de Gobiernos de Bbva Colombia, comentó que la economía plateada es un concepto que reconoce el creciente poder económico y la influencia de los mayores.

“Este grupo demográfico puede tener no solo una mayor capacidad de gasto, sino que también impulsa la demanda de productos y servicios adaptados a sus necesidades, como salud, ocio, turismo, tecnología y servicios financieros”, dijo.

Específicamente comentó que el banco tiene una estrategia digital enfocada en el segmento ‘silver’, que consta de tres aristas: la simplicidad en la narrativa y en la experiencia; segundo, la conveniencia, es decir, integrar lo digital con lo humano, y tercero, la seguridad.

“Bajo estos supuestos, apoyamos el proceso de bancarización del segmento ‘silver’ por medio de atención personalizada en nuestra red de oficinas y acompañamiento en la autogestión de la banca digital. Lo anterior nos permite, por un lado, combatir el edadismo institucional y, por el otro, brindar seguridad a nuestros clientes cuando realizan compras o transferencias, a través de nuestros medios de pago”, anotó.

Pensando en este grupo poblacional, el Banco Popular acaba de presentar la plataforma plateada, que es un espacio digital para acompañar a los mayores de 50 años en su bienestar físico, emocional y financiero.

“Este club nace para romper estereotipos y poner la conversación de la nueva longevidad en el centro de la mesa. Es una herramienta para todos los que somos mayores de 50. Nos estamos reinventando, estamos entendiendo que tenemos muchos años por delante, empezando la segunda mitad de la vida y queremos vivir lo que viene con plenitud”, afirmó María Fernanda Suárez, presidente del Banco Popular.

De otro lado, en el sector turístico también se están dando experiencias orientadas a brindar servicios a los mayores de 50 años.

Juliana Hurtado, gerente de la agencia Paideia, contó que esta compañía está enfocada en planes para mayores de 50, que es un público más exigente en los servicios. “Son personas que están dispuestas a pagar más por la comodidad, con itinerarios de viaje que no sean maratónicos, con pausas, que les gusta tomarse un vino, un buen café y prefieren los viajes en donde ellos aprendan”.

Agregó que la demanda de este tipo de servicios turísticos está en crecimiento, sobre todo de viajes en grupo, cuando las personas no tienen compañía para salir.

Ser más productivos

Además de ser vistos como potenciales consumidores, los mayores de 50 también necesitan ser productivos.

En Colombia hay organizaciones que vienen trabajando en estos cambios de paradigma, por ejemplo, dejar de ver la vejez como una etapa de retiro y comprenderla como un ciclo de contribución y productividad (ver recuadro).

Soraya Montoya González, directora de la Fundación Saldarriaga Concha, considera que los mayores representan un capital humano, social y productivo invaluable, “cuya experiencia, resiliencia y conocimiento acumulado son esenciales para la innovación, la productividad y la cohesión comunitaria”.

De ahí que opina que avanzar hacia una economía de la longevidad implica reconocer que el envejecimiento no es un factor de dependencia, sino un motor de valor que, con los mecanismos adecuados de inclusión, formación y financiamiento, puede dinamizar sectores estratégicos de la economía.

Apoyo a los micronegocios senior

Otro lado de la moneda es la necesidad que tienen muchos adultos mayores e seguir produciendo y generando ingresos.

Soraya Montoya González, directora de la Fundación Saldarriaga Concha, explicó que el cambio demográfico, irreversible y estructural, redefine las bases de la economía y exige nuevos enfoques de desarrollo que reconozcan el valor del talento senior.

Por eso, comentó que la fundación ha diseñado varios proyectos de apoyo a los mayores de 50, entre los que se cuenta el Fondo Mayor, que ejecuta en alianza con la Fundación Ramírez Moreno y Arturo Sesana.

Este fondo promueve el acceso a créditos blandos y de bajo costo, gestionados a través de entidades Fintech y microfinancieras, con tasas preferenciales por debajo del promedio del mercado.

Según información de la entidad, entre los años 2021 y 2024 se han acompañado y fortalecido 23 unidades productivas, que en conjunto reportaron ingresos superiores a $12.100 millones, evidenciando un crecimiento promedio del 33,9 % al cierre de 2024.

La fundación también cuenta con la Ruta de Empleabilidad +50, concebida como un modelo integral y especializado para promover la inclusión laboral de personas mayores de 50 años.

“Su propósito es transformar el ecosistema laboral y posicionar el talento senior como una estrategia real de productividad y competitividad, acompañando a las personas mayores”, comentó Soraya Montoya González.

Recalcó que enfocan sus esfuerzos en fortalecer los micronegocios de los mayores, teniendo en cuenta las barreras que estos enfrentan. “Los bancos y entidades de crédito perciben a los emprendedores mayores como un grupo de alto riesgo, lo que restringe su acceso a crédito y reduce las posibilidades de inversión o crecimiento”, dice.