Pese a que todavía no se conoce el monto final del aumento que tendrá el salario mínimo para Colombia en el 2026, uno de los interrogantes que más fuerza ha ganado tiene que ver con los efectos directos que dicho ajuste podría traer sobre los ingresos de aquellos trabajadores que devengan un monto superior a este umbral.

Las discusiones, que se adelantaron este año en la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, en las que empresarios, centrales obreras y representantes del Ejecutivo se reunieron por días sin lograr consensuar una cifra, han derivado en una decisión que tiene antecedentes en los años anteriores: que el monto final será fijado mediante decreto presidencial, entre los días 29 y 30 de diciembre.

Pese a las reuniones bilaterales, con jornadas de seis y más horas, la negociación no dio frutos.

Esta decisión se una al anuncio hecho por el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, quien aseguró que para el próximo año se incorporará el concepto de ‘salario mínimo vital’: “Por primera vez, vamos a incorporar el concepto de salario mínimo vital, el cual nunca se ha aplicado”, dijo.

Sin embargo, así como el monto final del salario mínimo, todavía no se conoce el porcentaje definitivo para dicho concepto, por más que el presidente Gustavo Petro anticipó que dicho ‘salario mínimo vital’ buscará estar alineado con los estándares promovidos por la Organización Internacional del Trabajo, OIT.

Frente a la incertidumbre que esto ha generado en aquellos que ganan más de un mínimo, la abogada laboral Gina Lizzethe García Rivera explicó a la FM que el aumento de dicho salario no obliga a elevar los salarios que estén por encima del mínimo: “La norma tiene como destinatarios directos a los trabajadores que devengan exactamente el salario mínimo”.

El aumento tendrá un impacto en la economía de aquellos que ganan un mínimo en Colombia. | Foto: El País

Pero García aclaró que existen principios laborales que abren la puerta a ajustes en otros niveles salariales. Con base en criterios de equidad y proporcionalidad interna, se pueden justificar aumentos en estos salarios.

También explicó que cualquier aumento para quienes estén por encima del mínimo dependerá de la decisión del empleador, algo que suele considerarse como una buena práctica en materia de gestión del talento humano: “Estas prácticas contribuyen a la estabilidad laboral, la motivación del personal y la reducción de la conflictividad”, dijo.

Además, la actualización de los salarios se realiza con base en la inflación, pese a que no se cuenta con criterios uniformes. Según algunos analistas, el reto tiene que ver con plantear un debate salarial con una visión amplia e incluyente.