La religiosa, oriunda de Bucaramanga pero que llegó a Cali en 1987 para desarrollar su obra social, falleció este domingo en una clínica del sur de la ciudad a causa de un cáncer que apagó su luz a los 78 años.
Era considerada como “un ser humano excepcional” que luchó incansablemente contra la exclusión, la injusticia social y la violencia. Su labor se centró en el oriente de la capital del Valle, específicamente en el Distrito de Aguablanca, sector al que le apostó todo, y lo logró.